En Francia, donde Lucía Idoate ha vivido muchos años, es una práctica muy común hacer mercadillos pop-up. En estos, los propietarios abren sus casas o garajes para vender los objetos de los que se quieren deshacer. Los textiles son los más comunes, pero también hay una gran variedad en los que ofrecen muebles o antigüedades. Algunos de ellos incluso se celebran al aire libre.

Durante una visita a Burdeos, Idoate junto con sus dos amigas Ane Fernández y Saray Pérez, tuvieron la oportunidad de asistir a uno de estos mercadillos textiles que se celebraba en un domicilio particular y “nos gustó mucho la idea”, cuenta Idoate. En Francia, consideran que hacen un uso más sostenible de las prendas, por lo que “volvimos muy enamoradas de Burdeos y de esa mentalidad de reciclar y reusar ropa”. Por eso, al llegar a Pamplona han decidido imitar esta práctica y organizar un mercadillo con sus propias prendas.

Aqui, la cultura de celebrar este tipo de actos en viviendas aún no está muy extendida, pero hace un tiempo leyeron en la prensa como dos domicilios que estaban a la venta abrieron sus puertas al público para vaciarlas. Ver como estas acciones más innovadoras se están expandiendo cada vez más les motivó a seguir adelante con su iniciativa. Sin embargo, en lugar de optar por una vivienda particular, prefirieron buscar un local que pudieran alquilar por un día.

Finalmente, el mercadillo tendrá lugar este domingo, en Escape The Rutina, un espacio creativo multidisciplinar ubicado en la calle Aralar. En este espacio imparten talleres de diferentes temáticas y también ofrecen la posibilidad alquilar una de las salas para proyectos personales. El mercadillo estará abierto desde las 12 del mediodía hasta las 7 de la tarde.

Para eso, como consideran que tienen demasiada ropa, Lucía Idoate, Ane Fernández y Saray Pérez han aprovechado el momento de transición entre el invierno y el verano para hacer un repaso exhaustivo de sus armarios y deprenderse de aquellas prendas que ya no utilizan. “Nos hemos dedicado a elegir ropa que ya no utilizamos, ya sea por gusto o porque nuestro cuerpo ha cambiado”, explica Lucía Idoate.

Lucía Idoate, Ane Fernández y Saray Pérez, junto al local Escape The Rutina, sede este domingo de su original iniciativa. Iban Aguinaga

“Lo que queremos reivindicar es no caer tanto en el fast-fashion”, dice. A día de hoy, la moda rápida es sin duda el modelo de consumo más extendido en todo el mundo, aunque cada vez hay más tiendas de segunda mano que las desafían y apuestan por un enfoque más sostenible y económico.

Ante esto, Idoate opina que la gran mayoría de estos comercios hacen una gran labor, pero también hay otras que se alejan de la propia definición de ropa de segunda mano. Cada vez son más las tiendas vintage que ofertan prendas que ni siquiera han sido usadas o donde los precios son muy desorbitados. “Es todo consumo masivo de ropa”, opina una de las organizadoras. 

Las prendas

Al tratarse de prendas de sus propios armarios, toda la ropa que se podrá comprar en el mercadillo pop-up es de mujer. También han querido adecuarse al clima actual y ofrecer ropa de invierno y entretiempo. Además, contarán con una pequeña sección de complementos. A la hora de decidir el precio de los artículos, han intentado que sean muy asequibles.

Por eso, no han estipulado precios fijos a cada tipo de prenda, sino que las han catalogado una a una. Para eso, han tenido en cuenta la marca de cada textil, el uso que se le ha dado previamente, la calidad de los materiales y el precio que una prenda nueva del estilo puede tener en el mercado.

Próximas ediciones

A la espera de ver si las ventas de este domingo cumplen las expectativas que tienen, ya planean posibles próximas ediciones. Las chicas que regentan el local en el que tendrá lugar el acto, llevaban mucho tiempo pensando en llevar a cabo un proyecto de este estilo, por eso no descartan hacer una segunda edición en primavera o verano. De esta manera, pueden aprovechar para desprenderse de ropa que no han podido vender en este primer pop-up.

Aun así, Idoate va más allá, y ya tiene ideas para hacer un mercadillo todavía más justo, aunque es una propuesta todavía sin madurar. Le gustaría hacer uno en el que los textiles sean gratuitos, en el que las personas puedan intercambiar una prenda por otra a modo trueque.