Pamplona se convierte en un escaparate local de bienestar
Paula Rubio y Lucia Morena, las pamplonesas que abren Escape The Rutina, un proyecto único que ofrece autocuidado y ocio sano en la calle Aralar nº 42
Pamplona también tiene planes que no pasan por la prisa ni por la agenda saturada; planes que invitan a bajar el ritmo, a cuidarse y a descubrir el talento local que muchas veces queda fuera del foco. Esa es la idea que vertebra Escape The Rutina, el proyecto impulsado por Paula Rubio y Lucia Morena, dos jóvenes emprendedoras pamplonesas que, tras siete años desarrollando escapes urbanos por toda España, han decidido dar un paso más y crear en su ciudad un espacio dedicado al bienestar, la creatividad y la comunidad.
El camino hasta llegar a este punto empezó mucho antes de abrir su propio local en la calle Aralar número 42. Paula y Lucia, pamplonesas “de toda la vida”, se conocieron de manera indirecta y, aunque tenían amigas en común, su pasión por el emprendimiento que heredaron de sus estudios en Liderazgo Emprendedor e Innovación (LEINN) las unió. De esa base común surgió en 2018 Escape The City, un proyecto de escapes urbanos al aire libre que comenzó en Pamplona y que poco a poco fue creciendo hasta implantarse en otros 20 destinos. “Siempre hemos sido muy viajeras y muy de conocer las ciudades desde lo auténtico”, señalan.
Una filosofía que trasladaron a un formato que sacaba el juego a la calle y convertía el espacio urbano en escenario. Durante siete años, Escape The City se consolidó y se diversificó. Además de los escapes abiertos al público, el proyecto empezó a diseñar dinámicas personalizadas para empresas, reuniones anuales o experiencias turísticas. Sin embargo, ese crecimiento también evidenció que necesitaban un espacio físico propio en Pamplona, una necesidad práctica. “No queríamos una oficina al uso, pero sí empezábamos a necesitar un almacén y un sitio más de cara al público”, recuerdan.
A esa necesidad lógica se sumó una reflexión más profunda sobre el ocio en la ciudad. “Con todas las cosas que se pueden hacer en Pamplona, queríamos dar visibilidad a los pequeños negocios y oportunidades que se ofrecen aquí”, aseguran. Así, hace alrededor de un año y medio, las empresarias comenzaron a organizar planes puntuales sin tener todavía un lugar propio, apoyándose en cafeterías, asociaciones y pequeños establecimientos. Talleres de cerámica, pintura, velas, maquillaje, catas, pilates o yoga fueron dando forma a una programación que empezó como una prueba y terminó confirmando que existía una demanda real. “Empezamos sin expectativas, pero vimos que tenía repercusión y que la gente respondía”, señalan. Ese recorrido desembocó en la apertura de Escape The Rutina el pasado 12 de septiembre. El espacio nació con una triple función: oficina, almacén y lugar para actividades y reuniones. Desde el principio la idea no fue convertirse en una academia especializada, sino en un punto de conexión.
“Queremos que sea un escaparate para dar a conocer diferentes dinámicas y que la comunidad venga a probar. Te damos un poco y, si te gusta, ya vas al sitio donde realmente se desarrolla esa actividad concreta”, subrayan. Por eso, los precios son moderados, generalmente entre 15 y 35 euros, y las actividades no requieren continuidad. “A veces no se tiene tiempo para ir a un curso completo, pero sí a pequeñas sesiones que te hacen disfrutar y desconectar”, defienden. La programación se articula entorno a una gran gama que reivindica actividades de autocuidado, bienestar y disfrute.
Pilates, yoga, hipopresivos, sesiones de psicología con profesionales, talleres artísticos y experiencias gastronómicas, son algunas de las favoritas. “No nos cerramos a nada”, confiesan, y añaden que muchas dinámicas surgen de propuestas directas de la comunidad. A su vez, el espacio puede alquilarse por horas para reuniones, cumpleaños o encuentros de empresa. Una faceta que, reconocen, “todavía tenemos que visibilizar más. Contamos con una sala muy versátil y creemos que es perfecta para reuniones entre amigos, familias o proyectos laborales”, aclaran.
La acogida del barrio y del público ha sido una de las mayores sorpresas. “La gente repite, y eso no nos pasaba con los escapes”, reconocen. El perfil mayoritario se sitúa en mujeres entre los 25 y los 35 años, aunque muchas veces son esas mismas personas quienes arrastran a madres, parejas o amigas. “Es una comunidad muy sana, un sitio donde desconectas y no tienes miedo a hacer algo diferente”, destacan. Sin grandes promesas ni fórmulas cerradas, su objetivo es demostrar que en Pamplona hay planes, talento y comunidad suficientes como para escapar de la rutina sin salir de la ciudad.
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