FICHA DEL PARTIDO

Darío: 17

Peio Etxeberria: 22

Duración: 50:06 minutos.

Saques: 2 de Darío por 3 de Peio Etxeberria.

Pelotazos a buena: Se cruzaron 316 pelotazos

Tantos en juego: 9 de Darío por 12 de Peio Etxeberria.

Errores: 7 de Darío por 6 de Peio Etxeberria.

Marcador: 0-1, 1-1, 3-1, 3-2, 4-2, 4-3, 9-3, 9-8, 13-8, 13-9, 14-9, 14-10, 14-16, 15-16, 15-17, 16-17, 16-18, 17-18 y 17-22.

Incidencias: Buena entrada en el frontón La Juventud de Soria. Partido correspondiente a la liguilla de cuartos del Cuatro y Medio.

Sin pausa, envalentonado el frenesí, con turbina las urgencias, no existe lugar para la meditación y el yoga en el Cuatro y Medio, una competición opresiva, donde los pulmones se hacen arena, las piernas tienen músculos de trapo y el riego sanguíneo corre a borbotones desde la bomba del corazón, que es un redoble de tambor. La jaula es pura electricidad. Descarga tras descarga. Sacudida y electroshock.

La respiración es puro jadeo. En ese hábitat hostil, de pura supervivencia, donde no hay ni un resquicio para la pausa, se trata de soportar la tortura para salir airoso aunque se gatee y se balbucee. Peio Etxeberria sintió esa punzada del desamparo absoluto en un arranque abrasivo que a punto estuvo de noquearle del todo.

AGUANTA ETXEBERRIA

El gran logro del delantero navarro fue sobreponerse al rock&roll al que le sometió Darío Gómez en un amanecer salvaje. El zenoztarra, contra las cuerdas durante buena parte del choque, estuvo por debajo del riojano, pero giró la dinámica del duelo en el momento exacto para recolectar el primer punto de la liguilla de cuartos del Cuatro y Medio tras un buen calentón.

Darío dejó muy tocado a Etxeberria en el despertar del pleito. El navarro deseaba avanzar, encontrarse con el frontis para rematar, pero las piernas, atravesadas por un ejército de termitas de fatiga, le impedían avanzar.

GRAN RENTA DEL RIOJANO

En ese despertar, Darío logró una renta estupenda (9-3) con su propuesta de velocidad y pegada. Juega recto el riojano, sin sorpresas. Peio Etxeberria, de natural atacante, caótico y funambulista, padecía ante el despliegue de Darío, piernas ligeras y pegada contundente.

Le costaba respirar al navarro, sin brújula, perdido porque su cuerpo había abandonado lo que le dictaba su mente. Estaban en planos distintos. A Etxeberria le devolvió a la vida una falta de saque de Darío, un punto precipitado, revolucionado.

Se agarró al duelo el zenoztarra con una par de saques, un error de Darío y una pelota larga en el txoko. Se equilibró el duelo (9-8), cada vez más exigente en lo físico. 

DARÍO DA VIDA A PEIO

El de Ezcaray pegó un estirón y se instaló en el 14-9. Era el instante de romper el partido. Un tanto bisagra. Un punto de inflexión. Entonces, dominado el tanto tras mucho trajín, Darío se entregó a un gancho de tanto o tanto.

Pero se le fue. Se le escapó al ancho y el duelo viró. Peio Etxeberria respiró. Engarzó siete tantos de manera consecutiva. Mandaba. Al fin cómodo, desequilibró al riojano, que no encontró la fórmula de evitar a Etxeberria, confiado y agresivo en cada pelotazo que buscaba la izquierda de Darío, su flanco débil.

El riojano no se entregó y se situó a un tanto (17-18), pero Etxeberria no le dio otra oportunidad y cerró el duelo con una sonrisa amplia que ensombreció a Darío. Peio Etxeberria sale a flote tras la apnea.