Vista al infinito. Jokin Altuna, enrabietado, es un animal salvaje herido, tocado. Cuidado, mucho cuidado. Camino a los vestuarios del frontón Astelena de Eibar, con 15-18 en el luminoso, al amezketarra se le adivinan las ideas: la rabia fluyendo. En el retrovisor: del 14-8 al 15-18. Aitor Elordi desatado, un volcán en erupción. Revuelta. Revolución. El habilidoso vizcaino grita libertad. Partido de los que hacen afición. Apostolado mano a mano. Pero Altuna tiene mirada larga. Hasta el infinito. Más allá.

Como infinitos son sus números. No se trata solo de las seis txapelas que decoran su palmarés, sino que desde 2020 ha sido de la partida en las semifinales de todos los campeonatos oficiales de la Liga de Empresas: Cuatro y Medio, Parejas y Manomanista. Este domingo se ganó su sexta participación en la antesala de la final más importante de la temporada de forma matemática. En una tacada. Siete tantos, uno detrás de otro. Se enfrentará con el ganador del encuentro del sábado en Iruñea entre Ezkurdia y Peio Etxeberria. Su triunfo, además, provoca daños colaterales: elimina a Danel Elezkano del camino y convoca a Unai Laso y Elordi a una eliminatoria pura y dura. Se disputará en dos semanas o en el Labrit o en el Bizkaia de Bilbao. Aún está por definir.

Y Jokin tiene mirada larga, como manos de estibador y aura de preboste. Tatuado en el tuétano: pelota de autor. Después de vivir instantes de zozobra aliñados por un adversario de tamaño gigantesco, pasa por el vestuario y no se hunde. Cavila. Altuna III analiza a velocidad de vértigo. Gorka, su primo y botillero, es otro que tal baila. Lee. Actúa. Pelota binaria. Analizan. Ordenador sobre los hombros. Lo mismo decía Atanillo de Aimar Olaizola. Otro que tal bailaba: rápido, efectivo. Ceros y unos en 36 metros. Un montón de decisiones: casi todas acertadas. Por algo será.

Cruza un buen pelotazo Jokin (16-18). Coge el saque. Sabe que tiene que sufrir. Forma parte del ADN del Manomanista. No hay camino de rosas que valga. En el mano a mano crecen las espinas. No hay rosas que no pinchen. Más todavía contra un Elordi reseñable, digno de sobresaliente: poderoso con la derecha y la volea, artista, en vena. 

Remontada que vale su peso en oro

El mallabitarra es descarado. Vive en el alambre. Este domingo demostró que, pese a entrar en el Manomanista de rebote –no iba a ser de la partida tras una campaña dura, en la que ha sido semifinalista del Cuatro y Medio y campeón del Parejas, pero las bajas de Rezusta y Zabaleta le abrieron la puerta–, su sitio está entre los mejores. Los escalones físicos le han aportado gasolina. Las ideas y las posturas las traía desde la cuna. Se ha trabajado siete años para arrancar loas y decir aquí estoy yo. El camino de la paciencia. Cultura del trabajo. Héroe obrero. Busca una volea lejana que se le va. El 17-18 afila los colmillos al guipuzcoano. Una bestia parda. Serio, concentrado. La furia. Esos ojos. Esa postura. Esa determinación.

Un saque como un tiro, el tercero de su cuenta personal, atornilla a Elordi en el empate. El 18 iguales fue el sexto. 3-3, 4-4, 5-5, 8-8, 15-15 y 18-18. A tacadas. A dentelladas. Así es la especialidad. Comenzó Elordi 0-3, respondió Altuna 4-3. El mallabitarra estuvo 5-8. Y Jokin dio un clínic hasta el 14-8. Un parcial de 1-10 para ponerle a cuatro centímetros de la meta y el enredo. Fue entonces, con el 15-18, cuando el dinero se puso por primera vez azul. 

En nueve pelotazos rompe el encuentro Altuna III. Como si se tratara de un simple folio en el que está escrito el destino. Mirada larga. Tres saque-remates apuntalan su camino. De las dudas al firmamento. Encara dos dejadas en la punta muy parecidas. Encuentra el boquete de Elordi, maduro. El 21-18: un gancho con la fortuna de que Aitor se trastabilla al restar el saque. El 22-18: un yerro del vizcaino con la zurda. 221 pelotazos. El Astelena lleno despide en pie a los dos gladiadores. Altuna enfila las semifinales con remontada. Elordi tiene otra bala. Apóstoles. Espectáculo de 10.