17-19 en el marcador. Un gancho de Javier Zabala. Jokin Altuna se lanza a por el remate de su rival. En el desplazamiento, el pie izquierdo resbala. La rodilla hace un extraño. “He notado un crack”, explicó este domingo el campeón de Amezketa. Susto del tamaño de una catedral. Altuna volvió a la cancha del frontón Trobika de Mungia y pudo terminar el partido de cuartos de final del Cuatro y Medio de San Fermín, al que le restaban apenas los últimos estertores. A partir de ese instante, y como él mismo reconoció, anduvo con dudas a la hora de realizar los desplazamientos, colocándose mal a la pelota y, a la postre, “incómodo”.
Consultados los servicios médicos después del partido, consideraron en primera instancia que las molestias en la zona se debían al “resbalón” y, salvo empeoramiento, jugará este martes el estelar de Irun. La rodilla del cuatro veces campeón de la jaula navarra heló la sangre de los casi 500 espectadores, mas todo parece haber quedado en un susto. Según fuentes consultadas, inicialmente no reviste gravedad. Habrá que esperar la evolución, pero en Aspe son optimistas.
El resbalón y la agresividad de Zabala
De todos modos, el patinazo de Altuna mediatizó los últimos tantos del partido, pero la realidad es que Javier Zabala había puesto los cimientos del triunfo mucho antes. El pelotari riojano, que se encontró con el marcador en contra en los primeros compases, ganó vida con la agresividad y la potencia, que desarmaron al pelotari más dotado técnicamente del campo profesional.
Además, el de Logroño se centró en buscar la derecha de su rival. En su último saque, de hecho, le estuvo a punto de dar un buen disgusto: golpeó al ancho, falló el servicio, regaló el saque y se alargó la sombra de un Altuna experto en remontar –¡que se lo digan a Artola en la final del Manomanista!–. Por suerte para el riojano, el amezketarra no estaba para muchos trotes y erró una dejada con la zurda.
A Zabala le costó arrancar, pero, pese al calor reinante en el frontón, expuso sus volcánicas virtudes para convertirse en semifinalista de una modalidad en la que necesitaba “reencontrarse”, como él mismo reconoció al cerrar la victoria. También metió candela con el saque, un puñal. Regaló tres faltas, pero Javier demostró carácter: “Prefiero hacer tres errores e ir con todo en cada saque”.
Altuna III da dirección a la pelota
Porque las opciones del riojano pasaban por la velocidad de su pelotazo. De hecho, las rentas iniciales favorables a Altuna III, que mandó 5-1 y 9-3, se negociaron en base a la capacidad del guipuzcoano para dar dirección al cuero. Jokin le puso a bailar. La música y la letra. Trabajó el amezketarra para secuestrar el látigo de su contrincante. Y acertó.
Fue una falta del guipuzcoano, la única en su cuenta, lo que cambió el perfil del partido. Giro de timón. Se activó Javier a medida que castigó con el primer disparo. Dos saque-remates pusieron el 9-6.
Igualdad en el marcador
A raíz de ese instante, igualdad hasta el cartón 15, al que llegó Jokin rezagado. Se puso 17-15 con un saque y tres remates. Sin embargo, las sensaciones del campeón no eran las mejores. Alejado de su versión grandilocuente, tiró de oficio, un ariete en muchas ocasiones. Un bonito gancho de Zabala transformó el decorado por completo. Cortadón. Gancho. Saque. Revuelta.
En el 17-19, Altuna se torció la rodilla y se retiró a vestuarios. Al regreso, estaba atenazado, temeroso. Lo normal. Era preso del chasquido que podía preceder un desastre en forma de lesión grave. Parece que los ligamentos no están afectados. El 18-21 fue una falta de saque del riojano en el ancho. Jokin acabó un saque-remate con una dejada matemática. Pero no pudo más.
Zabala da la sorpresa y se medirá en la semifinal, este viernes en Donostia a Peio Etxeberria, que derrotó el sábado a Ezkurdia (20-22).