pamplona. La propuesta política elaborada por los dirigentes de Batasuna encarcelados por Baltasar Garzón reconoce que la Izquierda Abertzale necesita de "votos y ámbitos de gestión" para conducir su estrategia política "hasta el final". El documento propone la creación de una organización llamada Herritar Batasuna, que aspira a ser "la casa de todos los independentistas de izquierdas". En la medida en que la situación política evolucione, el objetivo tiene que ser la "legalización" de Herritar Batasuna.

En el capítulo dedicado al denominado "proceso democrático", fijan los redactores de la propuesta el apartado en el que diseñan la reestructuración de la Izquierda Abertzale. Los desafíos de la "nueva fase política" y el papel de "liderazgo" que se concede a la Izquierda Abertzale en el proceso de liberación de Euskal Herria hacen necesaria una "reflexión general" y "sin prejuicios" del modelo de organización, señalan en el texto.

Según la propuesta a la que ha tenido acceso este periódico, "la Izquierda Abertzale es la única garantía para la adecuada dirección y evolución del proceso democrático", una responsabilidad que se articulará a través de una nueva organización política llamada Herritar Batasuna, "principal representante" de la Izquierda Abertzale e instrumento para la "gestión del poder nacido de la voluntad popular en la lucha electoral", bien sea en solitario o en coalición. Herritar Batasuna se configura, de esta forma, como la "herramienta principal" para el desarrollo del proyecto político del movimiento independentista de izquierdas.

elecciones El "proceso democrático" que guía la senda de la Izquierda Abertzale se estructura en diversos campos de actuación, desde la lucha de masas a la institucional, en este caso, mediante la participación electoral y la consiguiente presencia en los foros de representación públicos.

El documento no tiene dudas de la importancia de las citas electorales y recuerda que, tanto en la trayectoria histórica del movimiento como en su actividad y cultura políticas las elecciones, han constituido uno de los principales "ámbitos de lucha". En favor de la participación institucional argumentan que su presencia "agita las aguas políticas" y recuerdan que su ausencia en otras épocas de lugares como el Parlamento Vasco le ha concedido al PNV la oportunidad de hacer gestión a su conveniencia.

El cambio a esta situación no vendrá de posturas "antisistema", declaran, y reconocen la necesidad de "votos y ámbitos de gestión" para llevar los objetivos "hasta el final". Con vistas a los próximos años y si logran "encauzar" el proceso democrático, las instituciones surgidas del actual marco "tenemos que entenderlas también como ámbitos de influencia" para los objetivos de la construcción nacional y del acuerdo político.

El nuevo modelo de organización concede gran importancia a la movilización social, por eso, cree que es un aspecto a mimar. Reconoce el documento signos de "cansancio" en la base social y propone reflexionar sobre los modelos de movilización atendiendo a criterios de oportunidad, tipología, etcétera. Al final, lo que se pretende es extender la sombra de la activación social a todos los ámbitos del país, pero siempre al servicio de los objetivos generales y los intereses propios de la Izquierda Abertzale. Aquí encaja la reflexión sobre la oposición al TAV, una lucha sectorial que está afectando a la convergencia de las fuerzas soberanistas.

El documento también aborda la situación de acoso policial y judicial que vive el conjunto del MLNV y propone el levantamiento de lo que denomina un "muro popular" (Herri harresia) para denunciarlo y, de paso, deslegitimar la legislación que lo ampara y la reivindicación de una situación democrática. "El vendaval represivo no nos puede cegar ni alejarnos de la apuesta política", recomiendan los redactores, ya que se estaría actuando en favor del "enemigo".

Aunque no concreta la naturaleza de ese "muro popular", sugiere que de configurarse el polo soberanista podría contribuir a los objetivos atribuidos al citado muro. En este caso, también la dinámica de denuncia de la represión del Estado tiene que remar en favor del proceso democrático. "A la situación de excepción hay que hacerle frente desde la acumulación de fuerzas plurales, tanto políticas como sociales, y no desde el esquema Izquierda Abertzale/Estado". Para los ponentes, lo importante es la acumulación de fuerzas y no "cualquier acuerdo o supuestas voluntades".

presos y exiliados Finalmente, el documento dedica un capítulo específico al colectivo de presos y exiliados. El proceso democrático tiene que posibilitar el regreso a sus hogares ("etxeratzea"), por lo que se propone la "reorganización" de este frente para lograr, al igual que en el franquismo, "una marea social" que lo reivindique.

Se considera un error exigir al Estado la participación de presos y exiliados en el marco de un proceso negociador. "No es nadie para autorizarlo", subrayan. Las exigencias al Estado se tienen que plasmar en asuntos como su reagrupamiento, ser visitados por representantes políticos...

Los presos y los exiliados constituyen un asunto unido a la superación del conflicto y, en este sentido, se dice que la amnistía ("como se decía en KAS, de manera táctica, entendida como liberación de los presos") constituiría la "señal más clara" de que el conflicto ha sido superado.