Los e-mails del duque

l El juez abre la veda. El martes el duque de Palma intentaba que el juez impidiera la publicación de los correos que su exsocio en el Instituto Nóos había revelado a la prensa porque "afectaban su derecho a la intimidad", según Urdangarin. Un hecho que finalmente no aprobó el magistrado y que ha hecho que la revista Mongolia publique varios de los e-mails que se reproducen a continuación.

l Una complicada relación. Urdangarin escribió a su supuesta amante justo antes de su cumpleaños para hablar de su complicada relación. "Alegra el ánimo. Estoy aquí", señalaba. "Cuántos problemas. Sitio, hora, trabajo, niños... seguro que es imposible. Así lo pienso, pienso que tenemos pocos puntos para coincidir pero no pierdo la esperanza". El marido de la infanta Cristina acaba su correo con una frase donde reconoce que es amigo del esposo de su amante. "Sé que estás bien, tu marido me lo dice. Me tranquiliza, me mata".

l La respuesta a "ojos azules". La supuesta amante del duque, a quien ella le llama "ojos azules", le responde con palabras melancólicas que hacen pensar que los dos vivieron una relación previa. "Escuchando a Miguel Bosé no puedo dejar de recordar momentos muy bonitos que hemos pasado", dice en el e-mail. La destinataria se despide de él asegurando que "siento que he perdido una pieza importante de mi vida".

l Un teléfono seguro. En un tercer e-mail que le escribe el duque, Urdangarin se alegra porque no solo él sea "quien anula las citas". Después de pedirle que su encuentro no se retrase mucho le pide que le llame "a la oficina, es lo más seguro".

l La supuesta amante coincide con Cristina. En el último de los e-mails la supuesta amante le cuenta una situación donde coincidió con la infanta. "El sábado estuve en el mismo lugar que tu mujer y tus hijos, es decir, en el Sant Jordi con Mickey y su pandilla. Por supuesto, no nos vimos y solo lo sé por los periódicos", le cuenta. Tras explicarle que tiene que cancelar otra cita porque su marido llegará antes de una concentración, la destinataria de los correos termina su mensaje diciéndole que "al final será verdad que no nos quedará ni París".