pamplona. Mientras en el Parlamento de Navarra tenía lugar el Debate sobre el estado de la Comunidad, la capital navarra continuaba con su ritmo diario, ignorando de forma general las disputas políticas que se estaban manteniendo a escasos metros del corazón de la ciudad. "¿Debate? No, no. Nada. No sé qué se va a discutir.... Nada, nada", comentaba Mamen Zabalza, vecina de Pamplona que conversaba ajena a estas preocupaciones con su amiga Ana Ibáñez, que tampoco tenía constancia de que se estuviera evaluando en la Cámara la situación de la Comunidad Foral. Con la misma cara de sorpresa respondía Ioritz Mitxeltorena Sansiñena, joven pamplonés de 23 años, que tampoco estaba al tanto. Y, aquellos que algo sabían, no estaban siguiendo las deliberaciones ni conocían en concreto cuál iba a ser el orden del día. Aunque algunos se acercaban.

A pie de calle José Salbatierra Muro, de 63 años y de Pamplona, decía que se iba a hablar sobre "corrupción, las pagas de Barcina, que quieren quitar a UPN y al alcalde de Pamplona pero que el PSOE lo impide..." Si algo tenía claro es que los políticos tiene que dejar de sisar: "Que no roben tanto, porque no hay derecho y aquí todos los políticos lo están haciendo y ninguno va a la cárcel". "Yo no sé qué tiene que pasar en este país para que vayan entre rejas y devuelvan todo el dinero", agregó, para imaginarse por un momento se ha imaginado en el poder y afirmar con voz firme y serena que "lo primero sería dar trabajo a la gente, porque esto aquí está muerto y lo están matando ellos, los políticos". También abogó por cambiar la política con los jubilados, "ya que no puede ser que las pensiones no se actualicen al mismo ritmo al que sube el coste de la vida, nos suben dos euros y lo que compramos cuesta cien más que antes". "Y para que todo esto suceda, los políticos deberían bajarse el sueldo, todas esas pagas para qué; un ejemplo claro es Barcina, no puede ser que cobrase por tres sesiones en una mañana en dietas".

A Eduardo Chocarro Ibiricu, pamplonés de 77 años, el debate no le mantenía muy esperanzado y creía que se desarrollaría igual que siempre, sin propuestas nuevas ni soluciones. Sabía que estaba ocurriendo, si bien no creía que fuera a pasar nada nuevo: "De Barcina no espero nada, después del rifirrafe con Sanzella defiende lo suyo". Y proponía una reforma social, que se solucione el paro, que los pisos desocupados los ocupe gente que está sin hogar y que se deje de desahuciar. "Lo primero es arreglar lo social", abundaba Chocarro, par quien es necesaria una reestructuración de la izquierda: "Son más en número, pero están fraccionados. Deben dejarse de personalismos y se tienen que juntar. No puede ser que existan cinco partidos de izquierdas. Que se dejen todos de tonterías".

Desconocimiento El término medio, sé que el debate se está celebrando pero no sé muy bien sobre qué va, lo encarnaba Hilargi Sánchez Toral, profesora pamplonesa de 23 años que caminaba hacia la calle Estafeta sabiendo que "hay algo contra Barcina", según le había comentado su madre. Eso sí, ninguna esperanza: "Espero que no pase lo que hasta hora y se tomen decisiones relevantes, aunque creo que nada va a cambiar esta vez". Para ella, la clave es que los políticos "bajen de las nubes". "Es necesario que hablen y se codeen con la gente, que se interesen por los problemas de verdad. Que dejen sus disputas personales para lavarse la cara y conseguir votos y se interesen por la gente de la calle que lo está pasando mal", constató. E, incidiendo en una reivindiación concreta, Hilargi puso el énfasis en la "persecución" del euskera, "un problema muy grande a mi juicio porque están intentando reprimir esta parte de la cultura".

Las amigas Mamen Zabalza y Ana Ibáñez charlaban en la Plaza del Castillo junto a la Feria del Libro. Eran una parte de los muchos navarros que no sabían que en ese preciso momento la presidenta, Yolanda Barcina, estaba pronunciando su discurso a escasos 400 metros. De todas maneras, como muchos ciudadanos, son conscientes de cuáles son los problemas básicos. Para Mamen, "hay que solucionar el paro, la corrupción, la igualdad entre hombres y mujeres, y la exclusión social. Y, sobre todo, no robar, y que lo que se haga sea con ética y estética". Otro de los temas recurrentes lo resaltaba Ana: "Hay que mirar más por el pueblo". Un pueblo que es consciente de los problemas y que quiere soluciones, pero que está desconectado de la actualidad política, explicaba.

Tampoco Ioritz Mitxeltorena Sansiñena ni Ana Jiménez Asín estaban al corriente del debate de política general. El joven navarro de 23 años reclamó a los políticos sinceridad y "que hagan las cosas bien y limpias y, por lo menos, que lo que hagan, lo hagan bien". Si él hubiera tenido la opción de hablar desde el estrado habría transmitido a sus conciudadanos qué medidas y qué acciones acometería, "tal y como se debe hacer en una democracia". Para Jiménez, de 33 años, "se habla demasiado pero se hace poco", de ahí que espere poco de las palabras de la clase política, a cuos integrantes exige "no mentir, se honrado". "Hoy en día esto es lo que falta", sintetizó.

Desinterés La encuesta a pie de calle demostró ayer las reticencias de muchos viandantes a expresarse en público sobre política. "¿Sobre política? No, paso de eso"; "Sí, sí, dime. Ah, ¿política? No, gracias", fueron algunas de las contestaciones aunque se manifestara preocupación por el paro, la corrupción política y el deterioro económico. Para botón de muestra Charo, una anciana que daba su paseo matutino por la Estafeta: "De los políticos estamos hartos, tanto de un lado como de otro, hasta las mismísimas narices; y lo que me preocupa es no tener claro a quién votar en las próximas elecciones". "Yo no tengo capacidad para la política, lo que hace falta es gente capacitada, trabajadora por el pueblo, y la mayoría de los actuales no son precisamente así", concluyó.