Ala espera de las políticas, el cambio ya se observa en los detalles. En quién estaba y quién no en una toma de posesión más bilingüe que nunca, emocionante no solo para los familiares y amigos de la nueva presidenta, sino también para los que, después de muchas décadas, veían confirmarse lo que otras veces solo acariciaron con los dedos. Un sector significativo de la sociedad navarra se sentía, por fin, representado por su Gobierno y eso era visible ayer en el patio del Parlamento, donde corrieron las lágrimas y donde se sentaban, en algunos casos por primera vez, representantes de una Navarra ya tan real como oficial.
En la lista de invitados, cerca de 300 personas, había espacio para el simbolismo. Y también para el recuerdo de quienes fueron fusilados en 1936. Allí se sentaba Mirentxu Aguirre, hija de Fortunato Aguirre, alcalde de Estella y del PNV asesinado al comienzo de la Guerra Civil. Aguirre, expresidenta de la Asociación de Familiares de Fusilados, pudo escuchar las primeras palabras de Barkos, dirigidas a “los hijos e hijas de quienes fueron fusilados, soportaron la represión y supieron defender sus ideas en una democracia que aún a muchos les niega los restos de sus familiares”. Algo que agradeció, por ejemplo, Enrique Villarreal, El Drogas, cuyo pañuelo de cuadros en la cabeza se dejaba ver entre las sillas de los invitados, y que no era el único representante del mundo de la cultura. Entre los asistentes figuraba también Sagrario Alemán, miembro de Euskaltzaindia y directora de Arturo Kanpion; Alicia Iribarren, de AEK; Carlos Gorricho, presidente de la Federación de Coros; Javier Torrens, presidente del Ateneo de Navarra y Joaquín Romero, gerente de la Orquesta Sinfónica de Navarra. Joaquín Jabat, presidente del Orfeón Pamplonés, formaba parte del coro que interpretó dos piezas, una en euskera y otra en castellano, durante la toma de posesión. Había asimismo representantes del periodismo, como Xabier Lapitz (Onda Vasca), Joseba Santamaria (DIARIO DE NOTICIAS) y Pablo Muñoz, también del Grupo Noticias.
La sociedad civil, organizada en diferentes asociaciones, tuvo ayer su hueco en el Parlamento de Navarra. Y varias de ellas representaban a algunos de colectivos más castigados por la crisis. Era el caso de Eduardo Alonso, presidente del Consejo de la Juventud de Navarra (CJN); de Javier Etxeberria, de la Asamblea por el Cambio Social; Lidia Almirantiarena, de la Red Navarra de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social; Edurne Arcelus, de la Red de Economía Alternativa y Solidaria y Angel María Lag, de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.
No faltaban tampoco José Luis Ibáñez, de Cruz Roja; Francisco Arazanz, de la Asociación Española contra el Cáncer; José Luis Herrera, de Adacen; Jesús María Más, de la Asociación de Donantes de Navarra (Adona): Patxi Xabier Lasa, de París 365; Ángel Leránoz, de la Comisión Antisida; Guillermo Mujika, del Foro Gogoa; José Miguel Núñez, de la Asociación de Protectores de Animales de Navarra; Patricia Ruiz, presidenta de la Coordinadora de ONG; Jaime Valdeomillos, presidente de la Federación de Casas Regionales en Navarra y Lourdes Lasarte, de Kattalingorri, el colectivo de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Sentados también en las más de 200 sillas habilitadas para ello se encontraban Pilar Bobes, de la Coordinadora de Organizaciones de Mujer; José María Carrillo, de Herrikoa; Martín Zelaia, de Sustrai; Ramón Contreras, del Autobús de la Memoria; Libertad Francés, del colectivo de presos Salhaketa y Paul Bilbao, de Kointseilua.
Muchos de ellos, poco habituales en la mayor parte de los actos de carácter oficial, simbolizaban el cambio de aires en el Parlamento, presidido por Ainhoa de Podemos. Esta vez no había representantes ni de la Policía Nacional, ni de la Guardia Civil, ni del Ejército. Y tampoco del Arzobispado. Símbolos ausentes en una mañana que también dejó detalles, como la cerrada ovación general al discurso de Uxue Barkos, a la que unos se sumaron con mucho menos entusiasmo que otros. Juan Luis Sánchez de Muniáin y Lourdes Goicoechea, anteriores vicepresidentes del Gobierno, evitaron levantarse para aplaudir. También dudó en hacerlo Yolanda Barcina, quien se incorporó casi a regañadientes, cuando vio que lo hacía a su lado Isabel García Tejerina, ministra de Agricultura enviada por Rajoy para representar al Gobierno central. Carmen Alba, delegada del Gobierno, también se sentaba en primera fila, junto al resto de exconsejeros del último Gobierno de UPN.
Junto Barcina, solo otro expresidente del Gobierno acudió al acto: un risueño Juan Cruz Alli, que dejó su sello en las reflexiones ante la prensa y que saludó a la madre de Uxue Barkos al terminar el acto. El nuevo jefe de Yolanda Barcina, el rector de la UPNA, Alfonso Carlosena, estaba acompañado por Pello Irujo, gerente de la institución. Igor Errasti, administrador de la Universidad de Navarra, y Carmen Jusué, de la UNED, completaban la representación universitaria en el Parlamento.
Otros dos que se sentaron juntos, si bien en penúltima fila, y que apenas aplaudieron el discurso de Barkos fueron José Antonio Sarría, presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra, y Javier Taberna, de la Cámara de Comercio. Distintos colectivos empresariales también enviaron a su representación: Ignacio Ugalde, presidente de Anel; María Victoria Vidaurre, de Amedna; Alberto Munárriz, de AIN; Ana Martínez, de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Navarra; Araceli Rodríguez, de la Federación de Asociaciones de Comercio de Navarra y José Ignacio Calleja, de la Asociación de Industrias Agroalimentaria, se ubicaban entre el público, al igual que los secretarios generales de UGT, Javier Lecumberri, y de CCOO, Raúl Villar.
Las organizaciones agrarias estaban representadas por Fermín Irigarai, presidente de EHNE, y Miren Belate San Julián, de la Ejecutiva de UAGN. También acudió Antonio Munilla, de Gurelur, Acudió también Helio Robleda, presidente de la Cámara de Comptos, Francisco Javier Enériz, defensor del Pueblo de Navarra, José Antonio Sánchez Villares, fiscal superior del TSJN, Esther Erice, presidenta de la Audiencia Provincial de Navarra y Víctor Cubero, presidente de la sala de lo social del Tribunal Superior de Justicia de Navarra.
Nutrida fue también la representación de alcaldes de distintas localidades: Eneko Larrarte, alcalde de Tudela, Koldo Leoz, Alcalde de Estella-Lizarra; Angel María Navallas, alcalde de Sangüesa-Zangoza; Andoni Lacarra, alcalde de Olite, Oihaneder Indakoetxea, alcaldesa de Barañáin, Alfonso Etxeberria, alcalde del Valle de Egüés, Txema Noval, alcalde de Burlada, Jon Gondán, alcalde de Zizur Mayor, Arturo Goldaracena, alcalde de Tafalla; Raúl Maiza, alcalde de Berriozar y Mikel Oteiza, alcalde de Villava-Atarrabia. Patricia Perales representaba al Ayuntamiento de Pamplona, al encontrarse fuera de Pamplona su alcalde.
De la Comunidad Autónoma Vasca llegaron Bakartxo Tejería, presidenta del Parlamento Vasco; Andoni Ortúzar, presidente del PNV, Aintzane Ezenarro, y la europarlamentaria del PNV Izaskun Bilbao. Eran algunos de los rostros más felices de la mañana. También los de varias decenas de ciudadanos que aguardaban frente al Parlamento para aplaudir la salida de Uxue Barkos. Algunos de ellos abuchearon a miembros de UPN cuando pusieron un pie en la calle.
Desde Baigorri. Otro de los símbolos de la mañana fue la presencia de un representante municipal de la Baja Navarra. Acudió Jean Michael Coscarat, alcalde de Baigorri y el vecino de la misma localidad, Beti Bidart.
Canta el Orfeón. Dirigido por Igor Ijurra, el Orfeón Pamplonés interpretó fantásticamente dos piezas durante la toma de posesión: el Axuri Beltza, canción popular de Jaurrieta armonizada por Lorenzo Ondarra y Mi Navarra, de Raimundo Lanas y armonizada por Tomás Asiáin.
Aurresku. Por primera vez un aurresku homenajeó a la presidenta del Gobierno de Navarra. Se encargó de ello Aritz Ibáñez Lusarreta, presidente de Duguna.