tudela - Un partido que ponía en duda la legitimidad dinástica de Juan Carlos I, proclamado por Franco, en plena Transición no podía llegar a las instituciones. Ése parecía el objetivo de las reuniones que en el despacho del general Campano mantuvieron altos cargos del Estado. La complicidad de la Guardia Civil y de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado parecían claras y lo que sucedió tras los asesinatos de Montejurra sólo corroboró esa tesis. El 11 de febrero de 1977 (el mismo día que el PCE) el Partido Carlista entregó sus estatutos en el registro de partidos. Se le denegó la autorización y se le remitió al Tribunal Supremo. El 15 de junio de 1977 se celebraron elecciones generales cuyos diputados elaboraron la Constitución. Los carlistas se tuvieron que presentar como Agrupación Montejurra sin obtener representación y afectándoles en el terreno económico.

El 12 de julio el Estado reconoció la legalidad de sus estatutos y en 1979 se presentaron como Partido Carlista. Carlos Hugo se presentó por Navarra sin obtener escaño y los resultados fueron muy malos. Las dimisiones de toda la cúpula fueron cayendo y el 20 de abril de 1980 el pretendiente, enviando una nota, abandonó el partido dejando en la estacada a muchos militantes que habían empeñado sus bienes para pagar su carrera electoral. - F. P-N