PAMPLONA. La detención este sábado en Azkaine (Lapurdi) del presunto miembro de ETA Mikel Irastorza Artola vuelve a dejar descabezada a la organización armada y dinamita sus supuestas intenciones de entablar una negociación sobre el desarme de la banda con el Gobierno francés. El arresto se produjo de madrugada cuando se encontraba en el interior de una vivienda junto con otras dos personas que también fueron detenidas. Se trata de la pareja propietaria del inmueble que alojaba al detenido: un guipuzcoano de 59 años de edad que, algunas fuentes, identifican como Xabier Arin, y su compañera de nacionalidad francesa. Están acusados de un delito de colaboración con organización terrorista al dar cobijo al que ha sido jefe de ETA durante un año. Los tres fueron trasladados a dependencias policiales de Baiona a la espera de pasar a disposición judicial.
La detención tuvo lugar a las seis de la madrugada en el marco de la operación Nerín y fue realizada por agentes de la policía francesa con información de la Guardia civil española. El golpe contra el aparato logístico de ETA encargado de encauzar el desarme de sus arsenales se produjo apenas doce horas después de que el nuevo ministro del Interior español, Juan Ignacio Zoido, tomara posesión del cargo en sustitución de Jorge Fernández Díaz.
A Irastorza, donostiarra de 41 años, se le sitúa en ETA desde hace más de siete años, que en la práctica no es más que el arsenal que le queda, unos pocos activistas y los presos. Ocupaba esa responsabilidad desde hacía más de un año a raíz de la detención de David Pla e Iratxe Sorzabal, el 22 de septiembre de 2015 en otra operación conjunta en Biarritz de las policías francesa y española de la Guardia Civil.
Antes, según fuentes policiales, Irastorza fue responsable nacional de Ekin, a quien las mismas fuentes atribuyen la dirección política del complejo organizativo encabezado por la banda. Se encontraba en paradero desconocido desde 2008 y a partir de entonces ha ejercido, presuntamente, diferentes responsabilidades en el seno de la banda antes de asumir la máxima dirección de la organización armada.
Tras anunciar el 20 de octubre de 2011 el “cese definitivo de su actividad armada”, ETA inició un proceso de reestructuración de sus “aparatos” que anunció públicamente el 20 de julio de 2014. La reorganización contemplaba el desmantelamiento de su entramado “logístico-militar”, la creación de una nueva rama técnico-logística encargada del sellado de sus depósitos de armas y el reforzamiento de su aparato político, todo ello sin suprimir las estructuras necesarias para su funcionamiento interno. En ese contexto, siempre según el relato policial, Irastorza ejercía la máxima responsabilidad de la organización armada y dictaba las directrices que debían ser seguidas por todas las estructuras que la componían.
La operación policial se produce apenas tres semanas después del hallazgo en un bosque al norte de París de un zulo con 145 armas cortas y abundante material explosivo pertenecientes a ETA que, en un comunicado posterior, afirmó que se trataba de una trampa ya que las fuerzas policiales tenían detectado el escondite desde años atrás. El ministro del Interior dijo entonces que las armas pretendían ser objeto de una supuesta negociación con el Gobierno francés y que su hallazgo desbarató cualquier posibilidad de canje. Con la de Irastorza son siete los presuntos dirigentes de ETA detenidos desde el anuncio del fin de la violencia. Entre ellos David Pla e Iratxe Sorzábal, considerados máximos responsables de ETA en el momento de su arresto.