Sanfermines suspendidos y tensión en la calle
El ayuntamiento decidió interrumpir las fiestas durante 24 horas en señal de duelo por un asesinato que provocó enfrentamientos y 18 heridos en la ciudad
es difícil para aquellos de edad mediana no recordar las 48 fatídicas horas. Cómo se enteró del secuestro y dónde recibió la noticia del anunciado asesinato de Miguel Ángel Blanco. Sobre todo si estaba en Pamplona en aquellos Sanfermines. Unas fiestas marcadas siempre por la tradición y la rutina festiva, rota en señal de duelo. A las 20.08 horas del 12 de julio de 1997 el alcalde Javier Chorraut anunciaba la suspensión de todos los actos oficiales durante 24 horas, acordada de forma unánime por el pleno municipal en una sesión a la que no acudieron los tres concejales de HB. 24 horas de tristeza y también de gran tensión política y social en el centro de la capital navarra, que vivía su fin de semana de fiestas con gran presencia de ciudadanos venidos de fuera.
Para entonces miles de ciudadanos se habían echado ya a la calle en señal de protesta en una movilización prácticamente permanente desde el anuncio del secuestro de Miguel Ángel Blanco. Concentraciones y gestos espontáneos de solidaridad que fueron aumentando en intensidad conforme avanzaban las horas, y que dejaron una de las imágenes más llamativas de aquellos días: cientos de pañuelos rojos atados a la puerta principal del Ayuntamiento de Pamplona. Una instantánea que sirvió para ilustrar el suplemento especial de fiestas de DIARIO DE NOTICIAS, que tituló su edición dominical del 13 de julio con “ETA acaba con la fiesta”.
Al igual que en el resto del Estado, instituciones y colectivos sociales convocaron diversas concentraciones de protesta, primero para pedir la libertad de Miguel Ángel Blanco, y después para condenar el asesinato. La más simbólica tuvo lugar en la Plaza del Castillo. Convocados por Gesto por la Paz, más de 2.000 personas acudieron en silencio a las 13 horas para pedir que no se consumara la amenaza. Durante tres horas permanecieron allí hasta que los convocantes confirmaban, pasadas las cuatro de la tarde, que el edil del PP había sido encontrado con dos tiros en la cabeza.
No hubo corrida de toros aquella tarde. Antes incluso de que el Ayuntamiento confirmara la suspensión de los actos oficiales del programa, el Gobierno de Navarra decidía cancelar el festejo taurino de la ganadería Astolfi tras varios minutos de confusión en una plaza abarrotada que hasta escasos momentos del paseíllo no tenía conocimiento claro de si se iba a celebrar o no. “No es fácil tomar una decisión así, pero espero que los espectadores y la población lo entienda”, se justificó Ignacio Martínez Alfaro, consejero del Gobierno. Fue la única corrida que se suspendió aquel día en todo el Estado.
La decisión no fue respaldada por las peñas, que salieron con música en el orden que ya tenían establecido y se fueron a la Taconera a merendar. “Hacemos un llamamiento a la tranquilidad, no hay que crispar más el ambiente”, explicaba uno de sus portavoces tras los primeros momentos de tensión y cruces de reproches entre varias zonas de la plaza. Poco después vendría la decisión del Ayuntamiento, que se sumaba así “al duelo y a la indignación de la sociedad entera” suspendiendo los actos festivos, incluido el encierro, por primera vez desde 1978, suspendidos también aquel año por el asesinato de Germán Rodríguez.
La decisión fue cuestionada por las peñas, que mantuvieron todos sus actos programados. “Una vez más somos el escaparate político del Estado”, subrayaron en una rueda de prensa en la que abogaron por evitar la tensión y mantener la fiesta, y en la que criticaron al presidente Miguel Sanz y al delegado del Gobierno, Francisco Javier Ansuátegui, a quienes responsabilizaron de los incidentes y las peleas vividas aquella noche. Entre las cuatro de la madrugada y las diez de la mañana se vivieron varios enfrentamientos entre simpatizantes y detractores de la izquierda abertzale, incluido el intento de asalto a la sede de HB, y que se saldaron con 18 heridos.
Las fiestas se reanudarían 24 horas después, a las 9 de la noche del día 13, en una decisión aprobada por unanimidad por el Consistorio, nuevamente sin la presencia de los ediles de HB. “Apostamos por continuar las fiestas como símbolo de nuestra voluntad de restituir la normalidad ciudadana frente a quienes tratan de alterarla”, defendió el Ayuntamiento.
Suspensión y doble festejo
Única suspendida. Fue una decisión única en los festejos taurinos de aquel día. Apenas dos horas después de conocer el asesinato de Miguel Ángel Blanco el Gobierno de Navarra optaba por suspender la corrida de Astolfi en medio de un ambiente de pesadumbre y tensión, con cánticos cruzados en la propia plaza. Como consecuencia, la corrida del día 12 fue pospuesta a la mañana del día 14, por lo que ese día como novedad hubo dos corridas en Pamplona, que fueron como el día y la noche. La matutina, sin La Pamplonesa y sin la presencia de las peñas, dejó el tendido semivacío. Nada que ver con la sesión vespertina, festiva y bulliciosa como acostumbra cada 14 de julio, y que puso el broche final a unos Sanfermines que pasarían a la historia por el trágico asesinato de Miguel Ángel Blanco.
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