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Riezu desmonta la defensa de Goñi y ve la desaparición de Can como una “pérdida histórica” para Navarra

El director hasta 2001 señala a su sucesor y a Miguel Sanz como responsables del final de la entidad financieraRecuerda que el Banco de España no inspeccionó a la Caja desde 2004 y hasta su final

Riezu desmonta la defensa de Goñi y ve la desaparición de Can como una “pérdida histórica” para NavarraJAVIER BERGASA

Pamplona - A Lorenzo Riezu Artieda, director de Caja de Ahorros de Navarra y de Caja Navarra entre 1994 y 2001, le tocó ayer recordar lo obvio. La entidad financiera que un día tuvo su sede en la avenida de Carlos III no solo se ha transformado, como sostuvo Enrique Goñi, su último director, sino que ha desaparecido. Ya no ejerce la actividad financiera, más allá de poseer un paquete del 0,9% de acciones de CaixaBank. Y este fin -dijo Riezu en el Parlamento de Navarra- ha supuesto “una pérdida histórica para todos los navarros”. Y además, la práctica desaparición de un patrimonio que rondaba en 2008 los 1.300 millones.

En sus casi seis horas de comparecencia, sometido al interrogatorio de Luis Zarraluqui (UPN), a Riezu le dio tiempo a desmontar buena parte de la defensa que hizo Enrique Goñi durante sus cuatro jornadas de comparencia. A su juicio, y aportando números de las propias memorias de Caja Navarra, ni la pérdida de solvencia fue un hecho inevitable ni el Banco de España realizó un minucioso seguimiento de la actividad de Caja Navarra desde 2004. “La última inspección es de ese año. No tengo constancia de que hubiese otra posteriormente”, dijo Riezu, quien recordó asimismo que los informes trimestrales de seguimiento del Banco de España se elaboraban “a distancia y con las cifras que eran aportadas desde la propia Caja Navarra . Y se repetían una y otra vez los mismas frases, como si se hubiese tomado ya la rutina de copiarlo”.

El exdirector de Caja Navarra había sido citado por la comisión que investiga en el Parlamento la desaparición de la entidad financiera. Pero ayer tuvo que responder durante mucho tiempo a cuestiones que poco tienen que ver con el desenlace de la entidad. Fue una consecuencia de la decisión de UPN, quien a través de Zarraluqui quiso emplear el tiempo en hablar de asuntos tan poco trascendentes para el desmoronamiento de Can como el pacto de no competencia con las cajas vascas, que supuso una multa de la Comisión Nacional de la Competencia, o el expediente sancionador por la venta de un producto sin folleto. Casi tres horas se emplearon en hablar acerca de lo que parecía un preámbulo.

En cuestiones económicas Riezu se apoyó en el informe que entregó en 2011 a Yolanda Barcina y en que diseccionaba la evolución de Caja Navarra entre 2002 y 2009. “Yo nunca personalicé en nadie la gestión, que entiendo como algo más amplio”, recordó Riezu, que ampliaba de esta manera sus críticas al consejo, copado por el Gobierno de Navarra de UPN hasta 2004, y especialmente al presidente de la entidad, Miguel Sanz, impulsor en 2001 del relevo de Riezu. “La figura del director y presidente, por este orden, encabezan esa responsabilidad”, especificó Riezu.

Aquel informe supuso una enmienda a la totalidad a la gestión de Enrique Goñi, que siempre le restó valor. Ayer Luis Zarraluqui, quien le propuso sin éxito una sesión de careo, calificó como ventajista realizar algunas de estas críticas tras haber callado durante años. “A toro pasado, todos somos Manolete”, dijo el parlamentario regionalista. “Me arrepiento de no haber hablado antes”, admitió Riezu en un momento de su comparecencia, para decir algo más tarde: “He dicho que me arrepiento, pero pensaba que Caja Navarra tenía fortaleza para seguir. En 2011, hablé con consejeros, con José Antonio Asiáin, que era ya presidente, para ver si se podía abrir un foro de reflexión para intentar dar marcha atrás”. El SIP (Sistema Institucional de Protección) con Caja Canaria y Caja Burgos no le gustaba y hoy ya lo ve como “una encerrona. Protección, hay que ver qué palabra. Se protege al débil”.

En apenas una veintena de páginas, Riezu visibiliza otra posible gestión de Caja Navarra, más prudente, más de ir paso a paso, conteniendo los gastos de la obra social, de la expansión o evitando prejubilaciones innecesarias. Con todo ello, ayer concluyó que Can, “habiendo llevado a cabo una política similar a la del resto de Cajas, expandiéndose incluso un 20% y no un 40%, habría llegado a 2009 con un patrimonio de 1.700 millones de euros”, frente a los apenas 1.200 millones con los que contaba. “Eso habría supuesto seguramente rebasar el 10% de solvencia”, que fue el límite marcado para tomar uno u otro camino. “Y con 1.700 millones de fondos propios seguramente se habrían visto las cosas de otra manera. Unicaja o Ibercaja eran menos fuertes que Caja Navarra y han seguido”. “Desde el punto de vista del patrimonio no sé lo que ha perdido, pero si el patrimonio de 2009 era de 1.300 millones de euros, si pudo haber sido 1.700 quizás y si luego hubiéramos seguido derroteros diferentes no se cual sería el patrimonio de ahora”, señaló.

rebatir argumentos No hubo tiempo ni preguntas para detallar los excesos, pero Riezu sí se refirió, por ejemplo, a la sobredotación que a su juicio tuvo la obra social entre 2002 y 2009. “Sé que no es popular decirlo, pero a mi juicio, en determinadas circunstancias entre dotar a reservas y a obra social hay que dotar a reservas. Y teníamos en algunos momentos la solvencia ya por debajo del 8%”, dijo Riezu, quien consideró que fácilmente se podría haber ahorrado en este sentido unos “80 ó 100 millones de euros”. Y, con los datos de las memorias, negó una de las acusaciones de Goñi, que su comparecencia acusó a Riezu de invertir tanto como él en obra social. “Con Uranga -el anterior director- la obra social suponía un 10% del resultado. Nosotros la fuimos subiendo hasta el 18,9% en 1999 y es verdad que en 2000 y 2001 pasó al 28%, como consecuencia de la caída de los resultados por la fusión con la Caja de Ahorros Municipal. Una fusión -dijo- que no buscamos las entidades, nos la encontramos encima de la mesa”. El mismo argumento le sirvió a Riezu para refutar otra de las tesis de Goñi, quien le acusó de rebajar del 20% al 13,5% la solvencia de Caja Navarra en sus ocho años en la entidad: casi todo el descenso se produjo entre 1999 y 2001.

Riezu respondía así a dos de las críticas que le hizo Goñi al acusarlo asimismo de ser un gestor “gris”, tal y como reflejaban los informes del Banco de España, que criticaron algunos aspectos de su gestión. “Los inspectores que escribieron eso no me conocían”, dijo Riezu, quien consideró asimismo “un ataque personal para desviar la atención”, la intervención de Enrique Goñi. “Yo no voy a decir que fui mejor que mi sucesor, a pesar de que él lo ha dicho, ni que fui mejor que mi antecesor, jamás, ni se me ha pasado por la cabeza cosa semejante”, aseguró Riezu, quien apuntó asimismo que La Caixa “pagó un precio quizá bajo desde el punto de vista de lo que se compraba”. “La Caixa sabía lo que hacía. CaixaBank tiene más cuota de mercado en Navarra que en Barcelona”, señaló.