PAMPLONA - Vox no lo tenía fácil. Ayer, festivo en Navarra y en plena operación retorno de las vacaciones, hizo una tarde de sol espléndida en Pamplona, mejor para pasear que para acudir a un mitin. Además, por si fuera poco, Osasuna jugaba a las nueve de la noche. Pero, aun así, Vox consiguió reunir en su acto central de campaña en la Comunidad Foral a alrededor de 500 personas en el salón Roma del hotel Iruña Park. Lejos de las 1.300 de febrero, pero una cifra nada desdeñable -ya la hubiera querido para sí Javier Esparza el domingo- para una formación que tiene prácticamente imposible conseguir el escaño de Adolfo Alústiza, empresario inmobiliario y ex de Comunión Tradicionalista Carlista que ayer vivió su puesta de largo. La sensación, no obstante, es de que el resultado les parece lo de menos, porque el discurso no varía y el ánimo, dijeron ayer, es “de victoria”: ayer, Rocío Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros, los enviados por Abascal a una provincia donde no hay casi margen para la ganancia, desplegaron en dos discursos -más largos de lo que la asistencia hubiese querido, toda ella exvotante de UPN y PP, por cierto- todo el repertorio de Vox. ¿Las ideas generales? Muchísimas, y algo desordenadas. Quizá ayer hubo un redoble del discurso más tradicionalista; antiaborto y antieutanasia; contra Skolae, el lenguaje inclusivo -es dictadura progre de género, dicen- y a favor del cheque escolar frente a la educación pública, coincidiendo con la presencia de Monasterio y el perfil de Alústiza. Pero también hubo una buena dosis contra el estado de las autonomías, que Monasterio pidió directamente “desmontar” y homogeneizar en el caso de la sanidad, y algún que otro ataque -muy tímido, eso sí- contra Navarra Suma, PP, Ciudadanos y PSOE. De hecho, el único que hizo una apelación directa al entorno de UPN fue Julio Ariza, empresario navarro que ha sido presidente del Grupo Intereconomía y que ayer presentó el acto. “En Navarra los conocéis, y son los mismos perros con diferentes collares”, dijo Ariza, casi al final.

discurso tradicionalista Mucho antes había hablado Adolfo Alústiza. Tuvo una intervención corta que bien le podría haber valido para la Comunión Tradicionalista: dijo que Navarra y España tienen una tasa de natalidad “de pena”, que “la dictadura progre” quiere cargarse “nuestra esencia cristiana” y “la familia tradicional”, y que Vox ha llegado para decirles que “hasta aquí han llegado, agur Ben-Hur”. Abogó por la aplicación del cheque escolar y consideró un “incentivo perverso” que los que sepan euskera puedan tener más puntos para optar a algunos puestos de la administración de Navarra.

Monasterio fue la siguiente en tomar la palabra. Arrancó contando que unas “sabandijas” les habían rajado la rueda del coche al venir a Pamplona, y vendió a Vox como la garantía de que “los golpistas vayan a pasar no 10, no 20, 30 años en prisión”. Fechó el origen de todos los males -para ella las “leyes de género”, las de memoria histórica, el Estatut- con “la llegada de Zapatero”, lamentó que el PP de Rajoy les estafara y que claudicase de “la ley del aborto”. Se opuso a la gestación subrogada y dijo que derogarán las leyes de igualdad “que acaban con la presunción de inocencia de la mitad de la población”.

El último en intervenir fue Espinosa, cuando ya se rozaba la hora de mitin y algunas personas se habían marchado. Habló de autónomos y empresa. Hizo un comentario curioso a raíz del diésel que extendió a la planta de Landaben: “Hablan del diésel y afectan a la producción quienes nunca han negociado con una multinacional que se puede ir mañana, y que están como para ponerles pegas”.

Pues con todo lo anterior, Espinosa consideró que Vox defiende “lo normal”, razón por la que bromeó con que obtendrán mayoría absoluta para hacer que “a los progres se les acabe el chollo”. - A.I.R.