l Banco de España ha publicado esta semana su informe Proyecciones macroeconómicas de la economía española (2021-2023), y se agradece un poco de análisis objetivo de la realidad en medio de tanta desvergüenza política, esa religión de la mentira que ubicuamente se quiere imponer. En el análisis se cuenta que "existen todavía grandes incertidumbres sobre la recuperación derivadas de la imprevisibilidad del virus, las dudas de la vacunación y los posibles efectos negativos que deje la crisis sobre la situación financiera de hogares y empresas". Lo que es también muy reseñable es que la entidad ha retrasado su previsión de ejecución de los fondos europeos, hasta el punto de que estima que España no empiece a utilizar esas transferencias de forma intensa hasta el año 2022, en el mejor de los casos. Para este 2021, el flujo del dinero de Bruselas sólo supondrá un punto al PIB, cuando venimos de un 2020 que cerró con una caída de 11, y este primer trimestre del año también está siendo negativo. La idea del programa europeo de recuperación y resiliencia nación hace más de diez meses, y a día de hoy nadie sabe si va a llegar a buen puerto o siquiera servir para algo. Los parlamentos de los 27 países de la Unión tienen que aprobar sendas autorizaciones para la creación del mecanismo financiero que sustente los programas, básicamente la autorización para que la Comisión se endeude por valor de más de 750.000 millones en los próximos años. Una mayoría de las cámaras, especialmente las del norte, no han ratificado el modelo, que se supone debería estar completamente listo para abril. El tribunal constitucional alemán ha suspendido la ratificación en aquel país hasta valorar si es acorde con su legalidad. España, que es el país de la OCDE que más ha caído económicamente debido a una estructura productiva definida por las pequeñas empresas y los autónomos, y con una dependencia crítica del turismo, ha tirado por la calle de en medio, que para eso tenemos a unos propagandistas a cargo de la cosa pública. Sin esperar a que se concretaran cuantías y condiciones de utilización, se integraron en los Presupuestos Generales del Estado 27.000 millones de euros como partidas espejo de los fondos europeos, el dinero fácil que nos llegará del cielo. De manera que si se cumple lo que dice el Banco de España, una parte muy sustancial de las cuentas públicas están en el limbo. Pero como ha de proseguir esta carrera de gallina descabezada, se espera que las primeras convocatorias públicas relacionadas con el instrumento Next Generation EU las veamos en el BOE a finales del primer trimestre de este año, y el resto a partir de junio de 2021. La gestión de los fondos supondrá un aumento significativo en la carga de trabajo que deberán acometer todos los ministerios, de manera que ahora se encuentran en un proceso de reestructuración forzada y con poca capacidad para atender otras cosas.

Es el maná que no llega y la verdad que no se cuenta. Porque el mensaje que sigue difundiendo el Gobierno y sus allegados es que con el dinero europeo todo estará arreglado y poco menos que empezará una nueva época en nuestras vidas. El plan de recuperación constituye ya un nuevo tótem político, y va a condicionar poderosamente el calendario electoral. Mientras Sánchez y Redondo mantengan la expectativa -como en el número de los platillos del Circo Nacional Chino- podrán concebir algún beneplácito electoral. En cuanto se vea que todo es un cortinaje dispuesto para que no se vea la dureza de la situación actual y venidera, pasarán directamente al averno de nuestra historia. Según su reglamento, los planes deberán contribuir a las cuatro dimensiones sen?aladas en la Estrategia Anual de Crecimiento Sostenible para 2021: sostenibilidad medioambiental, productividad, equidad y estabilidad macroecono?mica. La Comisio?n quiere que las inversiones y reformas se hagan en las áreas de tecnologi?as limpias y renovables, eficiencia energe?tica de edificios, transporte sostenible, conectividad y 5G, digitalizacio?n de la administracio?n, aumento de las capacidades industriales, reciclaje de profesionales y adaptacio?n de los sistemas educativos. Las grandes corporaciones empresariales parecen las más dispuestas a captar el dinero, cuandoquiera que llegue, y nadie por aquí muestra coraje bastante para responder a la pregunta de qué puede suponer este proceso para las decenas de miles de pequeñas y medianas empresas que hoy viven en el riesgo de desaparición. Del desastre de la pandemia, al desastre de no ser capaces de actuar con realismo y franqueza ante sus consecuencias económicas.

El plan de recuperación constituye ya un nuevo tótem político, y va a condicionar poderosamente el calendario electoral