Dos horas de conversación entre Pere Aragonès y Pedro Sánchez, como si tuvieran necesidad de hablar mucho y de escucharse. Así ha arrancado hoy en el Palau de la Generalitat una mesa de diálogo que ha constatado la abismal distancia que separa a Moncloa y Govern en la búsqueda de soluciones al conflicto catalán, en tanto que el presidente español ha dado el esperado portazo al referéndum de autodeterminación y a la amnistía que le ha conminado a poner en marcha el líder de Esquerra, que ha encabezado la delegación formada solo por consellers republicanos y sin miembros de Junts. "Las posiciones están radicalmente alejadas", ha reconocido Sánchez, aunque ha instado a avanzar en la búsqueda de resultados "sin prisas pero sin pausa, y sin plazos". "Sin poner fechas a la resolución de un problema larvado durante una década y que no se va a resolver mañana", ha señalado el socialista, convencido de que este foro bilateral "es el mejor camino para el acuerdo".

"Tiempo, unidad y perseverancia, valentía, humildad y coraje". De esta manera ha compartido Aragonès el desarrollo de este proceso que necesitará de "construir confianzas", pero ha advertido a su homólogo de que no basta con los indultos a los presos soberanistas, que "fueron un primer paso", apelando de nuevo la apuesta independentista por la autodeterminación y la amnistía. "Porque el referéndum es la opción más inclusiva de todas, tal y como ha hecho y hará Escocia, por mi parte un compromiso irrenunciable", que no contempla que sea para que pueda votar todo el Estado español, ha zanjado el Jefe del Govern. Por eso, ha matizado que, calendario al margen, "lo que exigiremos son resultados".

"Hoy es un día importante para Catalunya. Se inicia una nueva fase. Empezamos este proceso de negociación y esta vez debe de permitir avanzar hacia una resolución democrática", ha arrancado su discurso Aragonès, quien ha evocado "el clamor de la sociedad catalana" cuando se manifestó tras la sentencia del procés, en 2019, el conocido Sit and talk, es decir, la exigencia al Estado a que sentara a negociar con el independentismo. "Esto ya se ha producido. Y lo de hoy no es un segundo encuentro, sino el reinicio" del diálogo, ha valorado. Una glosa más formal que concreta donde "hemos reiterado el reconocimiento institucional mutuo y que nos hallamos en un conflicto de naturaleza política que requiere de una solución democrática refrendada por la ciudadanía". El hecho de no poner plazos a la negociación es, según el president, compatible con la moción de confianza a la que se someterá en 2023, merced al pacto con la CUP, por cuanto espera que "las concreciones" vayan apareciendo en las reuniones, públicas, pero también "discretas" que se van a celebrar en los próximos meses.

Respecto a la ausencia de sus socios de Junts en la mesa, Aragonès ha preferido no hacer mella en ello asegurando que haría partícipe de los resultados de esta cita a su vicepresident, Jordi Puigneró, y recordando que la delegación catalana, por ser del Govern, representa a todos los catalanes, ni siquiera solo a todos los independentistas, por lo que se ha remitido a la comparecencia en que anunció que rechazaba la inclusión de sus nombres.

SÁNCHEZ, NI REFERÉNDUM NI AMNISTÍA

La Arcadia de Sánchez, si no más optimista, sí ha sido más metafórica. "El clima político es mucho mejor hoy que hace un año y la firme voluntad del Gobierno es que en un año sea mejor que el que existe hoy", ha vaticinado, "empeñado en recobrar afectos" y subrayando que la pandemia "ha recolocado las prioridades" de los ciudadanos y de los gobiernos. A su entender, se necesitará "tiempo" para suturar las heridas pero "si hoy estoy aquí, de nuevo, en el Palau, y me reúno con el president de la Generalitat es porque el Gobierno se toma en serio esta crisis". Ahora bien, "para nosotros, ni el referéndum ni la amnistía son posibles, no solo por el hecho de que no lo contemple la Consitución, sino porque la sociedad catalana no puede sufrir mayores desgarros ni fracturas", ha manifestado el líder del PSOE, quien urge a Aragonès a contar con la opinión de todos los catalanes, y no solo de una parte de ellos, porque ese diálogo interno es "impostergable". Es decir, solicita la creación de la mesa de diálogo entre partidos catalanes que viene reivindicando el líder del PSC, Salvador Illa.

En paralelo, Sánchez ha ofrecido al president la denominada "agenda del reencuentro" actualizada y que incluye propuestas que han ido planteando los diferentes gobiernos de la Generalitat y en los que está convencido que es posible llegar a pactos porque suponen un compromiso con todos los catalanes. "El reencuentro es la clave y el diálogo es el camino", ha recalcado el socialista, que no ha tratado en esta reunión el apoyo a sus Presupuestos. En definitiva, ha ilustrado su posición con el siguiente ejemplo: "De las 45 demandas de la Generalitat hay una sin posibilidad de encuentro, pero se puede avanzar en las otras 44". La misma apreciación que le trasladó Mariano Rajoy a Carles Puigdemont cuando el 20 de abril de 2016 le entregó su lista de 46 peticiones.

Para más inri, Sánchez ha aparcado definitivamente el proyecto para la ampliación del aeropuerto de El Prat porque "no hay una posición madura" en el Govern. En este terreno Aragonès ha echado balones fuera puesto que "no nos hemos extendido mucho, la cuestión hoy era otra".

Tras el cara a cara entre los presidentes, la mesa propiamente dicha se ha desenvuelto con la presencia de Roger Torrent y Laura Vilagrà por parte de la delegación catalana, y sin representantes de Junts tras haber querido designar como miembros a dos de sus presos indultados; mientras que por parte española, rebajada en número, han asistido Félix Bolaños, Yolanda Díaz, Isabel Rodríguez y Miquel Iceta.