Izadi Gutiérrez Lizarraga no ha cumplido los 3 años y ya se ha pasado más de la mitad de su vida en la cárcel.

Su delito es ser hija de dos presos de ETA, Íñigo Gutierrez Carrillo y la burladesa María Lizarraga Merino, con quienes vive en el módulo familiar de la cárcel de Aranjuez, donde permanecerá, con la actual ley en la mano, un máximo de 121 días más.

Es el tiempo que le queda hasta cumplir tres años, cuando teóricamente tendrá que ser separada de sus padres y pasar a la tutela de otros familiares sin penas privativas.

La plataforma Izadi gurasoekin etxera, que apoya a la familia en su reclamación de que la niña no sea separada de sus padres pero que tampoco se vea abocada a tener que recorrer miles de kilómetros para verlos una vez al mes, ha organizado una protesta para denunciar que su situación permanece inmóvil y amenaza con no resolverse.

La protesta será el jueves a las seis y media de la tarde en la plaza de las Merindades de Pamplona, frente a la Delegación del Gobierno.

La plataforma Izadi gurasoekin etxera critica que la crisis del coronavirus ha sido el pretexto de Instituciones Penitenciarias para impedir que Izadi salga a la calle acompañada de familiares, a los que casi no ha podido conocer por las restricciones de la pandemia.

LA PANDEMIA, EL PRETEXTO

Nació el 23 de enero de 2019 en Valencia, y ha pasado la mayor parte de su corta vida entre las paredes del centro penitenciario de Picassent. Ahí estuvo horas y horas con su madre, mientras a su progenitor solo le veía en las visitas que permite el régimen penitenciario.

Sus condiciones se han visto muy afectadas, al igual que las de toda la población reclusa, por la pandemia. Desde febrero del año pasado, además de no haber tenido contacto físico con el exterior, no ha vuelto a pisar la calle, por lo que huelga decir que tampoco ha podido visitar la tierra de sus padres y recibir el abrazo de bisabuela y primos, a los que todavía ni siquiera conoce.

Si la situación en la actualidad es complicada, tiene serio riesgo de empeorar, ya que el día que cumpla 3 años será separada de sus padres, al alcanzar la edad que le impide continuar en prisión. Y esto le obligaría a tener que hacer largos viajes para visitar a sus progenitores, a los que sólo podría ver cada 30 días, después de estar ahora las 24 horas con ellos, con todo lo que puede suponer un cambio tran brusco.

CUATRO MESES DE CUENTA ATRÁS

A falta de cuatro meses para que llegue la fecha en la que Izadi tendría que empezar una nueva vida sin sus aitas, la plataforma Izadi gurasoekin etxera trabaja para evitar esta separación. Elaboraron un documental titulado Izadi: espetxean jaiotako atzera kontaketa (Izadi, la cuenta atrás de una niña nacida en la cárcel) y la plataforma vuelve a criticar que la inacción aboca a la Izadi a una infancia lejos de sus padres y abocada a realizar miles de kilómetros si quiere verlos.

Desde Izadi gurasoekin etxera hablan de falta de "voluntad política" y apelan a un cambio en las políticas del Estado para que cuando la niña cumpla tres años pueda salir y crecer en libertad junto con sus padres, que ya habrán cumplido entonces gran parte de sus condenas.