- En puertas del décimo aniversario del cese definitivo de ETA, el 20 de octubre, el lehendakari Urkullu y su gobierno van a poner la lupa sobre una herida que aún no ha cicatrizado. Quieren que se resuelva un asunto pendiente: piden autocrítica al “universo” político de la organización ya disuelta para que reconozca la injusticia del daño causado, frente a los discursos más acríticos que podrían escucharse estos días desde la izquierda abertzale. Aunque el lehendakari participó ayer en el tercer Congreso de Liderazgo Ético del País Vasco, centrado en el clima, no quiso dejar pasar su discurso sin aludir a otro tipo de ética ahora que se acerca este aniversario. Recordó que el Plan Udaberri 2024 condena todas las vulneraciones de derechos humanos y, en puertas de esta efeméride, hizo hincapié en que es “imprescindible la autocrítica de ETA y su universo político”, una “autocrítica clara” en lo ético, político y democrático: “lo que se hizo fue injusto”.

En paralelo, según adelantan fuentes de la consejería de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales que dirige Beatriz Artolazabal, el Instituto Gogora desplegará una programación especial de actos por el décimo aniversario del cese de la violencia. El matiz es importante. La intención del Gobierno vasco es poner el foco en el cese de la violencia en sí mismo, anunciado el 20 de octubre, y no tanto en la Conferencia de Aiete que tuvo lugar tres días antes. En concreto, frente a la visión de la izquierda abertzale que pone todo el peso en que esa conferencia y el respaldo de personalidades internacionales fueron la pista de aterrizaje para el cese de ETA, el Gobierno Vasco va a recalcar que la verdadera palanca que enterró la violencia fue la reacción social, sobre todo en Euskadi, incluso desde algunos sectores de la izquierda aber-tzale. La presión social y policial dejaron sin espacios a ETA. De ahí que el Ejecutivo vasco haga énfasis en la necesidad de autocrítica y enfoque así el décimo aniversario, frente a las tesis que pueda defender la izquierda abertzale. Los discursos de Sortu que han justificado este verano los ongietorris a los presos cargan también de razones al Ejecutivo vasco.

La propia Artolazabal presentará en Madrid el 6 de octubre el plan Udaberri 2024, que apuesta por deslegitimar todo tipo de violencia y destaca la transmisión de valores a los jóvenes. La presentación tendrá lugar en un hotel muy próximo al Congreso de los Diputados. La consejera destacará, como el lehendakari, la necesidad de autocrítica por parte de ETA y su universo político. El Gobierno vasco no solo censura esta violencia, sino todo tipo de vulneraciones de derechos humanos y tiene previstas otras iniciativas relacionadas con los abusos policiales y el franquismo, pero pondrá el foco en ETA ahora que se aproxima esta fecha simbólica. Este esquema va en sintonía con el planteamiento del Ejecutivo, que critica todas las violencias, pero apuesta por una autocrítica específica de cada una de ellas. Urkullu aseguró ayer que, en el transcurso de cinco décadas, ETA provocó la más grave vulneración de derechos humanos y el ataque “más directo” a las libertades en Euakadi. Por ello, defendió que los nuevos tiempos exigen asumir responsabilidades y reconocer la injusticia del daño causado.

El lehendakari recordó que Udaberri 2024 “condena todas las vulneraciones de derechos; sin justificaciones, sin equiparaciones, sin exclusiones”. “El reconocimiento ético, legal, institucional y social de las víctimas del terrorismo y de otras expresiones de violencia constituye nuestro principal compromiso. Reconocimiento significa reparación, especial protección y justicia. También el compromiso de la sociedad vasca de no repetición, no revictimización, junto a la más radical deslegitimación ética, política y social del terrorismo y la violencia”, defendió. Se refirió a la convivencia como un “reto apasionante” y que se debe “orientar al encuentro”. “Encuentro significa pluralismo político y diversidad social. Significa respeto, reconocimiento, diálogo y empatía hacia quien piensa y siente diferente. Significa poner en valor los valores éticos y los principios democráticos. En definitiva, no solo saber vivir, sino saber convivir juntos”, zanjó.

Urkullu realizó estas declaraciones en el Congreso de Liderazgo Ético, donde consideró que la pandemia del coronavirus ha puesto sobre la mesa “los límites del crecimiento continuo, del denominado desarrollismo, el crecer por crecer, en el que estaba inmersa nuestra civilización”. “La pandemia nos ha forzado a parar y reflexionar”, dijo, en alusión a preservar un crecimiento sostenible desde el punto de vista social y medioambiental. Puso como prioridades la industria, la investigación; apoyar a las pymes, el comercio y los autónomos; impulsar el empleo entre los jóvenes; impulsar una administración más transparente, favorecer un clima de diálogo y una gobernanza colaborativa, y profundizar en el autogobierno “al servicio del bienestar social y la convivencia”.

El mensaje del lehendakari dirigido a la izquierda abertzale no oculta su apuesta por un encuentro social y por reconocer la injusticia de todas las violencias, sin justificar unas con otras. Una vez constatado el nulo recorrido de la Ponencia de Memoria, atascada durante años en disputas políticas en el Parlamento Vasco y que en esta legislatura ni siquiera ha llegado a constituirse, el Instituto Gogora tomará el testigo para tratar de alcanzar una base común en un ámbito más discreto de diálogo. Este punto está contemplado dentro de su plan de actuación, aprobado por todos en el consejo de dirección salvo EH Bildu, que tal y como adelantó este periódico votó en contra con el argumento de que se trata de sustituir en cierta manera a la Cámara; y la abstención del PP.

La agenda más cercana estará marcada por el cese de ETA. Se arremolinan en torno a esas fechas otros hitos como la apertura del año judicial o un Consejo de Gobierno donde el lehendakari o su gabinete podrían realizar más menciones a la autocrítica.

20 de octubre

El 20 de octubre de 2011, ETA anunció su cese definitivo. Esta decisión la tomó tres días después de la Conferencia de Aiete. El Instituto Gogora pondrá en marcha un programa de actos que pondrá el peso en el cese de ETA y en la presión social desde Euskadi como palanca. Esa presión social y la presión policial condujeron a la organización a detener su actividad, según destacan desde la consejería de Beatriz Artolazabal, que se inclina por estos elementos en contraposición a la lectura más acrítica de la izquierda abertzale o a la intención de situar como única explicación la Conferencia de Aiete y el respaldo de varias figuras internacionales que sirvieron de pista de aterrizaje para el comunicado final de ETA. El Gobierno vasco exige reconocer la injusticia del daño causado.