- “Yo no estoy acusando”, dijo ayer el presidente del PP, Pablo Casado, pero la rajada que soltó contra su compañera de partido y antigua amiga, Isabel Díaz Ayuso, fue sideral. El líder de los populares mordió la presa de la supuesta comisión de 286.000 euros que recibió el hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid por mediar en un contrato de mascarillas en plena pandemia, y apretó hasta llegar al tuétano.

Cuando por fin salió a la palestra, 24 horas después de que su partido saltara en pedazos tras la filtración de un presunto espionaje a Ayuso desde la dirección del PP en Génova, Casado habló de “tráfico de influencias”, de la utilización de un testaferro para ocultar mordidas de cientos de miles de euros y, a falta de que este caso entre de lleno en la vertiente judicial, de “falta de ejemplaridad”.

En un medio a priori afín, el programa de Carlos Herrera en la Cope, el presidente del PP fue contundente y no dejó ningún resquicio para el armisticio. “Cuando presida el Gobierno de España no permitiría que un hermano mío cobrara 300.000 euros por un contrato adjudicado directamente por mi Consejo de Ministros”, aseveró ante el apesadumbrado locutor. Recordó que la ley de 1995 de Contratos Públicos y Altos Cargos de la Comunidad de Madrid “no permite contratar con familiares”, y agregó que una comisión de ese importe “puede inducir a que ha habido una influencia real en la adjudicación del contrato”.

Emplazó por ello a la presidenta a dar explicaciones -Ayuso fue entrevistada en el mismo espacio justo a continuación- y lamentó el “espectáculo lamentable” que, a su juicio, “se tenía que haber aclarado en privado”. “Más allá de que sea ilegal, la cuestión es si es entendible que el 1 de abril, cuando morían en España 700 personas, se puede contratar con tu hermana y recibir 300.000 euros de beneficio por vender mascarillas”, sentenció respecto al negocio que se cerró en 2020, en plena pandemia.

La sucesión de andanadas prosiguió y Casado afirmó que, a su entender, lo “más fácil” sería que Ayuso dijera si su hermano ha recibido o no esas comisiones y, de confirmarse, que diera explicaciones. Se quejó de que le acusara públicamente de ir contra ella por “no sé qué espurios intereses” y confesó que se siente “decepcionado”. “Es algo que no merezco”.

La breve entrevista dio mucho de sí y, frente a las declaraciones de Ayuso acerca del dossier sobre la operación comercial que involucra a su hermano, Casado afirmó que el mismo no procedió de Moncloa. Admitió, eso sí, que contenía datos “fiscales y bancarios” por lo que se podía inferir que procedía de una institución pública. Además, reveló que Ayuso le comunicó que le habían dicho en Moncloa que ese dossier se lo habían pasado desde Génova. “Y llamamos directamente a Moncloa que nos dijo que eso es absolutamente falso”, zanjó.

El líder del PP rechazó que pusiera encima de la mesa esas comisiones como supuesto chantaje para que la dirigente autonómica se retirara de la carrera para liderar el PP de Madrid. “Lo importante es que no haya ningún problema de ejemplaridad” en ninguna administración gobernada por el PP, argumentó. “A mí el congreso del PP de Madrid me da igual. Soy un convencido de las primarias, se presentará quién quiera”, insistió en referencia al origen de la disputa entre Sol y Génova.

La otra pata de esta crisis es el supuesto espionaje de la dirección del PP a Ayuso, y Pablo Casado calificó de “absolutamente falso” que se contratara a un detective. “Si alguien lo hubiera hecho, sería cesado”, añadió. Concluyó que el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, “aceptó la dimisión” de su colaborador Ángel Carromero, al que se apunta como instigador del espionaje, porque “está en la picota” y no quiere perjudicar al Ayuntamiento de la capital.

“No permitiría que un hermano mío cobrara 300.000 euros por un contrato adjudicado por mi Consejo de Ministros”

“La Ley del Alto

Cargo de la Comunidad de Madrid prohíbe contratar con familiares”

Presidente del PP