El Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, llamó ayer a que los Veintisiete movilicen sus reservas de munición para entregar lo antes posible a Ucrania las grandes cantidades que necesita para hacer frente a la ofensiva rusa del Donbás. “Si el problema es de urgencia y el tiempo se mide en semanas o como mucho en un par de meses, la solución para resolver la petición de urgencia de Ucrania tiene que venir de intentar utilizar lo que ya existe”, afirmó el jefe de la diplomacia tras la reunión de ministros de Exteriores de la UE.

En este sentido, subrayó que la situación que atraviesa Ucrania con un escenario de guerra de posiciones en la que se encuentra con menos capacidad de artillería que el Ejército ruso, exige que los Estados miembros den “prioridad” a sus capacidades de munición actuales y a los pedidos militares contratados con la industria.

De esta forma, el Alto Representante recordó que pedir a la industria armamentística nuevos pedidos para suministrar a Ucrania llevaría un tiempo superior “a las semanas”, por lo que aunque ve con buenos ojos el escenario de un plan de compras conjuntas de munición a nivel europeo, ha urgido a donar material de los arsenales europeos y de los pedidos en marcha. “El ritmo al que se consumen las municiones es superior al ritmo a que se produce”, señaló Borrell, insistiendo en que el aumento de la capacidad industrial “tampoco se hace en semanas”. En todo caso, la reunión de ayer en Bruselas sirvió para abrir el debate entre los socios europeos sobre las compras conjuntas de munición de calibre 155 milímetros. Borrell avanzó que la Comisión Europea y la Agencia Europea de la Defensa presentarán en la reunión de ministros de Defensa europeos del 7 y 8 de marzo en Suecia una propuesta para que los Veintisiete puedan avanzar en este plan.

De esta manera, dijo que existe una voluntad de apoyar a Ucrania y suministrar lo que necesitan en términos de armamento, pero toca definir el plan y “pasar de las musas al teatro”. Según Borrell, el problema no es la capacidad financiera de la UE para afrontar esta compra conjunta sino “el método”, es decir, “quién contrata con quién, con qué procedimientos y cómo llega el armamento a Kiev.