Pedro Sánchez tiene asegurado el apoyo de la militancia a sus negociaciones tras el Comité Federal que celebrará este sábado el PSOE, donde el debate de la amnistía se dará por amortizado, y pese a la presión que vuelve a ejercer la vieja guardia del partido, encabezada por Felipe González, en contra de la medida de gracia a los encausados por el 1-O. El pacto con Sumar ha relajado el ambiente en el seno de la formación pese a que aún no hay a la vista fecha para la investidura ya que la semana ha servido para colocar ahora el foco en el acuerdo programático y en los vaivenes de Alberto Núñez Feijóo, que ha llegado a pedir a Carles Puigdemont que haga caso a su Consell y decline abrazarse al presidente del Ejecutivo español en funciones. El propósito de esta reunión del máximo órgano entre congresos, la primera tras el mandato de las urnas, se centra convocar una consulta a las bases para avalar esta alianza y, de paso, dar un empujón a las forjadas con el resto de socios. De los actuales barones socialistas solo el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha mostrado su contrariedad al colocar la amnistía fuera de la Constitución pese a que Sánchez se ha desgañitado en afirmar que no dará ningún paso que se salga de ese marco.

Ferraz ceñirá la consulta a la militancia al acuerdo con el partido de Yolanda Díaz para un nuevo Gobierno de coalición, ajustándose a los estatutos y sin incluir alusiones a los consensos que puedan alcanzarse con otras formaciones, principalmente con Esquerra y Junts. La convocatoria, que podría tener lugar en pocos días, es obligatoria y vinculante, y pese a que no es necesario convocar para ello al Comité Federal, sino que sería suficiente con que la ejecutiva fijase las bases y el calendario, la dirección quiere dotar así de un mayor refuerzo a las conversaciones para la investidura previo debate orgánico, y antes de que se ponga el lazo con las fuerzas soberanistas, algo que está por ver. Sánchez hará hincapié ante los suyos el marcado tono social y progresista de su entente con la vicepresidenta segunda, su manifiesta sintonía y la intención de que en la próxima legislatura no habrá grietas en el Consejo de Ministros, pese a que las medidas aireadas sean aún genéricas, un proceder no casual para así no alejar de su órbita ni a PNV ni a JxCat.

Amnistía amortizada

En la dirección socialista se asemeja el impacto de la amnistía con el de los indultos para minimizar su coste, encuadrarla en el relato de la desjudicialización y sostener que permitirá un “encaje más perfecto” de Catalunya, además de favorecer la convivencia. La pulsión interna está lejos de situarse en la contestación. “Lo de la amnistía está descontado desde hace tiempo”, señalan en las federaciones, de ahí que el vaticinio para mañana sea un respaldo mayoritario. Ocupa y preocupa más el melón del debate territorial y el impulso de un nuevo modelo de financiación autonómica que derive en “asimetrías”. Más allá de lo semántico, la posición del PSOE sigue fijada en el reconocimiento de las singularidades de distintas nacionalidades y sus consecuencias concretas, como la lengua propia, la cultura, la foralidad, los derechos históricos, la insularidad, organización territorial o peculiaridades históricas de derecho civil.

Son las antiguas personalidades del partido las que más de cabeza pueden traer a Sánchez al retroalimentar el ruido de la derecha. El exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra ha soltado que hay “algo oculto” detrás de la posible amnistía ya que desde el Ejecutivo “no se está hablando de ello”; mientras que el expresidente Felipe González se ha dedicado a calificar de “disparatada” la posición de Puigdemont en las negociaciones y, sobre el pacto para gobernar en coalición suscrito entre el PSOE y Sumar, se ha limitado inicialmente a responder con ironía: “Me parece una buena idea de cero a tres años”. Los periodistas han vuelto a preguntarle sobre qué quería decir con esa afirmación, a lo que ha repetido que “la educación de cero a tres años es lo más importante de todo lo que consta en ese pacto, solo espero que hagan un estudio de financiación”.

Malestar republicano

Y aunque Sánchez rezuma optimismo, ERC eleva la presión no solo para hacerse notar. De entre las carpetas que negocia, los republicanos hallan inaceptable la exposición de motivos de la hipotética ley de amnistía, en la que el PSOE pretende que conste el carácter “delictivo” del referéndum del 1-O para no cuestionar la sentencia del Tribunal Supremo, una “línea roja” que el partido de Pere Aragonès y Oriol Junqueras no va a traspasar. Esquerra rechaza incluir conceptos como “reconciliación” y “convivencia”. “No se está avanzando como se debería si quieren cumplir los tiempos”, ha admitido la portavoz del Govern, Patrícia Platja, tras multiplicarse los mensajes entre ambas partes en las últimas horas. Para colmo, tampoco hay avances significativos en la carpeta de la gestión del conflicto político entre Catalunya y el Estado reconocido en la mesa de diálogo; al tiempo que las perspectivas con el traspaso del Cercanías son desalentadoras.

En este contexto, en la reunión del PPE, previa al Consejo Europeo, Feijóo se ha reafirmado en sus palabras acerca de que Puigdemont es “más claro, transparente y sincero” que Sánchez. Su coordinador general, Elías Bendodo, ha urgido al máximo dirigente del PSOE a que diga si es “verdad o es falso” que el líder de Junts “está dictando la Ley de Amnistía” y se “está intercambiando papeles con el Tribunal Constitucional para meterla con calzador”. “Si hay silencio de Sánchez, confirmaría que es cierto lo que estoy diciendo, lo que es un golpe letal a nuestra democracia”, ha advertido.

Mientras, el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ha garantizado que si el Ministerio Público tiene que pronunciarse sobre una eventual amnistía, “lo hará en lo jurídico”.