Javier Enériz (Pamplona, 1959) presenta ‘De la República a Franco. Navarra 1931-1945’, cinco libros en un solo volumen de 603 páginas, que se puede adquirir este domingo por 24,95 euros más DIARIO DE NOTICIAS. El autor, que fue defensor del Pueblo hasta 2022, y que hace un año publicó un libro sobre los vascones con Pamiela, repite con esta editorial en un nuevo ensayo. Doctor en Derecho, trabajador incansable, como ensayista busca rigor, contexto explicativo y ritmo.   

¿Por qué este libro y esta época?

–Quería saber, desde la curiosidad, qué había pasado para que terminada una dictadura llegara una República, y al cabo de cinco años, estuviera una generación metida en una guerra con tantos muertos. La República, socialmente, no cuajó en Navarra. Fracasó desde el minuto uno. Se debatió el destino de Navarra, con dos estatutos vascos , de los cuales fracasaron los dos. Navarra demandaba la reforma agraria, finalmente no la tuvo, y fue uno de los territorios más católicos, una especie de reserva espiritual dentro de la denominada reserva espiritual de Occidente. 

¿Por el carlismo?

–Y por la tradición católica. Dos tercios de los navarros eran de derechas, católico fueristas, luego había un 10% del PNV, católicos de centroderecha, y los republicanos, socialistas y demás grupos de izquierda alcanzaron el 25% como máximo. Además, se dio un enfrentamiento entre lo laico y lo católico brutal, porque ese probablemente, fue uno de los errores de la Segunda República, que le costó prácticamente la existencia, y no le llevó a nada. La sociedad navarra mayoritaria cada vez se exacerbó más, odió a la República, y llegó un momento que no le reconocía ninguna legitimidad, y empezó a través de ciertos grupos minoritarios, fundamentalmente carlistas, a pensar ya en el derrocamiento. Al cabo de dos años Mola y ese movimiento convergerán y terminarán derrocándola. 

¿Que Mola viviese en Pamplona potenció la represión?

–Fue el gran organizador del golpe, el cerebro, el director. Tomó todas las precauciones habidas y por haber. Los republicanos supieron que se estaba organizando algo, pero no de la magnitud que tuvo el golpe. Mola estaba apoyado por ese clima social y pudo desenvolverse libremente, y organizó el golpe con el pamplonés Sanjurjo, que estaba en Portugal. Mola dijo que iba a matar a todos los del Frente Popular que le hiciesen la más mínima resistencia. Sus órdenes, escritas, sus arengas y pensamiento, tuvieron impunidad desde los centros de poder. Navarra fue de los pocos territorios en los que había una estructura institucional, a través de la Diputación, donde se organizó la Junta Central Carlista. A través de esa estructura organizada, se planificó y ejecutó una represión que consistió en barrer a todos los que eran del Frente Popular y ocupaban cargos partidarios de la República, y a los que habían intentado promover una reforma agraria. 

“Los cinco primeros meses tras el golpe del 18 de julio fueron brutales, y murieron fusiladas unas 2.300 personas en Navarra”

Todo ello era abono para sádicos y ajustes de cuenta miserables.

–Sobre todo fue una limpieza ideológica, a su sombra se dieron cuestiones personales, incluso para apropiarse de los bienes de otros. El Golpe de Estado permitía todo eso y llevaba a eso. Realmente hubo dos golpes, el militar de Mola y el alzamiento de los requetés, la rama militar del carlismo, que no tragaba a la República ni en pintura, e hizo la cuarta guerra carlista, Esa confluencia con ese movimiento social que quería Mola, lograron tumbar la República en todo el norte. En la llamada retaguardia, las primeras dos semanas tras el 18 de julio en Navarra se fusilaron en números redondos a casi 300 personas. En agosto, a 800, en septiembre a 400, en octubre a 300, en noviembre a algo menos de 300, y en diciembre a 100. A partir de ahí el número fue bajando, pero los primeros cinco meses tras el golpe fueron brutales, y en total murieron fusiladas unas 2.300 personas, el 80% del total de asesinados en Navarra.

El régimen, erigió hasta su final el 18 de julio como base fundacional.

–Sí, la idea del Movimiento, que celebraba con una paga extra el 18 de julio, que era festivo. El ‘Movimiento salvador’ fue expresión de Mola en sus primeros comunicados, también en los de la Diputación. Mola quería conseguir un movimiento, no solo un golpe militar. El apoyo social que encontró le tenía atónito y maravillado, hasta el punto que dijo que cuando muriese quería morar entre los navarros. 

La podredumbre estaba extendida.

–Como hubo navarros en varios frentes de guerra mucha gente cayó muerta, y eso aquí produjo sentimientos de venganza que acabaron pagando presos en las cárceles. Se dieron asaltos a prisiones con matanzas como en Tafalla o Estella. En Pamplona pasaron miles de personas por los centros de detención: la plaza de toros, Escolapios, que fue la cárcel de los carlistas, Salesianos, que fue la de los falangistas, el convento de la Merced, el frontón del Euskal Jai….

Da miedo imaginar esa Pamplona.

–Sí, y luego estaban los dos grandes centros, la prisión provincial, que estaba hacinada, y Ezkaba.

Parte del libro lo dedica a Franco.

–Fue el más listo con diferencia. Se aprovechó de Cabanellas, de Mola, de la muerte de Sanjurjo, de la República, y también de los carlistas, a los que luego, de alguna manera, los dejó tirados. También de los alemanes e italianos, y al cabo de los años de los británicos y sobre todo de Estados Unidos, que le mantuvieron por geoestrategia de miedo al comunismo, a la Unión Soviética y su bloque. 

“En venganza por los muertos navarros en el frente, se dieron asaltos a prisiones con matanzas a presos en Tafalla o Estella"

Franco inicialmente se mantuvo agazapado.

–Sí, avisó a la República de que se está conspirando poco antes del golpe. Mandó una carta al ministro de la Guerra, A Santiago Casares Quiroga, que era el primer ministro.

Cuesta entenderlo…

–Y luego le mandó a Mola la famosa expresión ‘geografía poco extensa’ que significaba que él no se adhería al golpe. Si no llega a ser por el asesinato de Calvo Sotelo no se habría sumado. Franco, al que denigraban sus compañeros, que le llamaban ‘Paquito’, ‘Paca la culona’ o ‘Miss Islas Canarias’, al cabo de pocas semanas, estaba al frente por indicación del propio Hitler, que exigió un mando único. Prácticamente asumieron el mismo lema, en este caso ‘Una Patria, un Estado, un Caudillo’. Sin embargo, años después Hitler dijo que Mola había sido el verdadero jefe, y que Franco había llegado a la cima como Poncio Pilato al credo. 

Volviendo a Franco y Navarra…

–Franco mantuvo los fueros, se los quitó a Gipuzkoa y a Bizkaia, ‘provincias traidoras’ y se los mantuvo también a Álava. Cuando Franco creó el primer Consejo de FE JONS, había un número de navarros importante. Sin embargo, tenía el miedo de que los carlistas organizasen una especie de Estado dentro del Estado. Franco se encontró con que el carlismo tradicional terminada la guerra le salió respondón, y erigió de líder a Javier de Borbón, que fue recibido en Pamplona, y se produjeron incidentes con disparos y muertos en la plaza del Castillo. Fue el primer gran enfrentamiento en Navarra entre los carlistas y el franquismo. Con los falangistas las disputas fueron continuas. A su vez, el ministro del Ejército, Pepe Varela, organizador militar de los carlistas, estaba pagado por fondos británicos para impedir que España entrase al lado de los nazis en la Guerra Mundial. Fue la Operación San Jorge, financiada por el Ministerio de Asuntos Exteriores británico. Varela cobró dos millones de pesetas, una cantidad inmensa, para que con otros cargos influyera sobre Franco y no entrase en la Guerra. Al final se cumplió la famosa frase de Cabanellas, de que si le daba España a Franco, se creería que era suya hasta su muerte.