El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, no modificará las mayorías para elegir el Consejo General del Poder Judicial, pero pese a la actitud de destrucción que cree que tiene el PP, intentará tender puentes con su líder, Alberto Núñez Feijóo, para normalizar la relación y lograr su desbloqueo.

Sánchez se refirió a la renovación pendiente del CGPJ en una conversación informal con los periodistas que cubren la visita que está realizando a Israel, Palestina y Egipto, su primer viaje internacional tras la investidura.

Lamenta el Ejecutivo la oposición que está protagonizando el PP, pero pese a ello afirma que va a intentar tender puentes con Feijóo y llegar a acuerdos, algo que asegura que le va a ofrecer pero no desvela si piensa llamarle directamente para ello.

Lo que aspira es a tener una relación normal con él porque cree que es bueno para España lograr esos acuerdos.

Y entre ellos el que ve más urgente y necesario es el de la renovación del CGPJ porque estima que su situación actual no se sostiene y va en detrimento de la calidad democrática de España.

Reitera el argumento de que el PP reprocha a su Gobierno no cumplir la Constitución mientras ese partido no atiende el mandato constitucional de renovar el órgano de gobierno de los jueces.

Pero si el PP se sigue negando, garantiza que no tomará la decisión de cambiar las mayorías requeridas en la actualidad para esa renovación en el Parlamento y que seguirá apelando a la responsabilidad y el compromiso constitucional del principal partido de la oposición. 

Involución del PP

Sánchez también cargó contra el PP y le reprochó que haya involucionado al pasar de pactar con Ciudadanos a hacerlo con Vox, mientras que el PSOE ha hecho una evolución ya que en la pasada legislatura protagonizó un Ejecutivo de coalición con Podemos y ahora el acuerdo ha sido con Sumar.

A su juicio, existe una especie de "polarización asimétrica" en la política española con un Partido Popular cada vez más en los postulados de Vox y un PSOE que no responde a las descalificaciones y mantiene la tranquilidad.

Llega a citar para ejemplificar esa posición de su partido el lema británico "Keep calm and carry on" (mantén la calma y sigue adelante) mientras que el PP cree que alimenta la polarización con insultos (recuerda el "me gusta la fruta" de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso) como los de dictador o sugiriendo que tiene alguna enfermedad mental.

Para Sánchez, Vox ha parasitado el discurso político de los populares y le ha ganado la contienda ideológica.

En esa misma línea interpreta que el PP tiene un discurso de destrucción y bloqueo, ha involucionado y ha pasado de gobernar con Ciudadanos a hacerlo con el partido de Santiago Abascal.

Frente a esa involución, contrapone la evolución del PSOE al pactar antes con Podemos y ahora con la formación de Yolanda Díaz.

El mismo argumento usa al preguntarle por las críticas de las ministras de Podemos en su despedida o la actitud que pueden tener los cinco diputados de esta formación durante la legislatura.

Para él, todo lo que va ocurriendo explica el tono de unos y los insultos y ruido de otros, y asegura que su nuevo Gobierno, del que se siente orgulloso por su perfil político y por su gestión contrastada, va a responder con trabajo y haciendo buena política.

Sobre su relación con Felipe VI, Sánchez atribuyó a las redes sociales que se pretendiera ver algún gesto buscado de seriedad de Felipe VI durante la promesa de su cargo en el Palacio de la Zarzuela.

A su juicio, el monarca ha tenido en todo momento un papel totalmente escrupuloso, ha actuado como jefe de Estado que es y él sólo puede reconocer su labor.

Verificador del acuerdo con Junts

Sánchez defendió además la figura del verificador internacional para el cumplimiento del acuerdo con Junts porque cree que puede ayudar debido a que sus firmantes tienen posiciones muy alejadas y hay mucha desconfianza mutua.

Sánchez ha respaldado por primera vez públicamente esa figura que está recogida en el acuerdo de investidura entre el PSOE y el partido del expresidente Carles Puigdemont, en una conversación informal con los periodistas que cubren su gira por Israel, Palestina y Egipto.

Frente a la posibilidad de que le preocupe que el pacto con Puigdemont y decisiones como la verificación puedan distorsionar la legislatura, es cuando considera que esa figura puede ayudar al entendimiento.

En los próximos días está previsto que se reúnan en Suiza el PSOE y Junts con la presencia de ese verificador internacional que pactaron y por ahora sólo se sabe que en nombre de los socialistas acudirá su secretario de Organización, Santos Cerdán.

Es lo que ha ratificado Sánchez aunque sin concretar quienes le acompañarán, ya que ha dicho que es una cuestión que aún tienen que decidir.

Pero ha descartado de forma tajante su presencia y ha asegurado que, frente a algunos rumores, tampoco estará el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.

No cree que la amnistía vaya a desgastar al Gobierno porque recalca que quedan cuatro años hasta las próximas elecciones generales y va a ocurrir lo mismo que con los indultos a los líderes del procés, que afirma que ya nadie se los reprocha aunque alguien pueda no estar de acuerdo con ellos.

E insiste en que una de sus principales obligaciones es intentar consolidar la normalidad política en Catalunya, algo que considera muy relevante para la política española.

Opina el presidente del Gobierno que, al final, todos los partidos se van a ver beneficiados por esa normalidad a la que contribuirá la amnistía, incluso los que están en contra de la decisión.