En medio del ruido mediático que está generando la moción de censura, el Gobierno de Navarra sigue avanzando en la elaboración de las cuentas públicas del próximo año. A la aprobación el pasado jueves de la reforma fiscal, que incluye una deflactación de la tarifa del IRPF y un aumento en las deducciones personales y familiares, se le suma ahora el diseño del presupuesto, que prevé aprobar en la primera semana de marzo.

Lo hará previsiblemente con el apoyo de EH Bildu, que ayer mostró su disposición a facilitar las cuentas del Gobierno foral por quinto año consecutivo. Sus portavoces, Adolfo Araiz y Laura Aznal, ha mantenido este viernes un encuentro con el Ejecutivo foral, encabezado por el consejero de Hacienda, José Luis Arasti, y las tres vicepresidencias, en representación de los tres partidos que forman el Ejecutivo foral (PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin). Una primera toma de contacto sin mayor concreción, pero que sirve para mandar un mensaje de estabilidad. “Hemos ido con actitud propositiva, constructiva, a escuchar y, a que se nos escuche. Hemos visto buena sintonía”, ha señalado tras el encuentro la portavoz de EH Bildu, Laura Aznal.

No hay más citas por ahora. El Gobierno debe concretar primero cómo se reparte el techo de gasto entre los departamentos. Serán 5.742,7 millones, un 9,6% más.

A partir de ahí el Gobierno asume el compromiso de compartir con EH Bildu el anteproyecto de presupuestos para recabar aportaciones antes de su aprobación, prevista para después de Navidades, en principio el 10 de enero. Tras los preceptivos trámites administrativos, la aprobación del proyecto podría venir a finales de enero, para su desarrollo parlamentario en febrero. Si los plazos se cumplen, los presupuestos verían la luz a principios de marzo.

No debería haber mayores problemas. Menos ahora que el Ayuntamiento de Pamplona se suma a una mayoría política progresista que tiene ya cuatro años de experiencia, y que mira ya al largo plazo de la legislatura. Un proceso del que ya se ha desmarcado UPN, que ni siquiera ha devuelto la llamada al consejero de Hacienda, que había previsto citar a los regionalistas para exponerles las líneas generales del presupuesto. 

Ayer el Gobierno ha lamentado por ello “que la principal fuerza de la oposición en Navarra haya decidido no aceptar la invitación al diálogo ofrecida por el Ejecutivo”, pese a lo que, afirma, mantendrá “los cauces abiertos” y su mano “tendida”. Pero no parece que UPN la vaya a coger. Porque los cuatro presupuestos anteriores, y la reforma fiscal, han salido con EH Bildu, y la moción de censura ha acabado por romper los últimos puentes. No hay, al menos por ahora, espacio ni para la cortesía.