Chivite lanza la campaña de las elecciones europeas con un alegato en defensa de la calidad democrática
La presidenta plantea una “agencia de verificación” para hacer frente a la desinformación / El Parlamento foral prepara un código de conducta que sancione actitudes impropias del cargo
La presidenta del Gobierno y el presidente del Parlamento de Navarra quieren mejorar la calidad democrática, reducir con la crispación y combatir la desinformación. Ambos se reunieron ayer en el Palacio de Navarra en una cumbre inusual en la que enfatizaron el compromiso de las instituciones por mejorar el debate político. Allí compartieron la necesidad de fomentar valores como la “integridad”, la “cortesía”, la “transparencia”, el “buen Gobierno”, “la rendición de cuentas” o la “información veraz y contrastada”. Que vaya a servir para algo es otra cosa.
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Porque el encuentro por ahora se queda ahí, en una exposición de buenas intenciones y compromisos genéricos, pero con escasa autocrítica y sin apenas propuestas concretas. Un código ético de conducta en el que el Parlamento ya venía trabajando y la posibilidad de disponer de los servicios de una “agencia de verificación” informativa a través de la colaboración con las ya existentes son las únicas novedades que aportó el encuentro.
La cita había sido convocada por la propia presidenta del Gobierno, que ha tomado la bandera de la regeneración democrática que ha enarbolado Pedro Sánchez tras su periodo de reflexión personal de cinco días. Y llega en puerta de la campaña de las elecciones europeas, que comienza la semana que viene, y en la que la defensa de los valores democráticos van a tener un protagonismo especial ante el auge de la extrema derecha en el conjunto de la Unión.
Así que lo de ayer parecía más un acto preelectoral que una apuesta efectiva por formas de hacer política que todos los partidos dicen defender señalando la paja en el ojo ajeno. Es cierto, como subrayó Chivite, que ni las formas del Gobierno son las de la oposición, por lo que la responsabilidad de la crispación, que en Navarra está lejos de ser como la de Madrid, tampoco puede ser proporcional. Sin embargo, la ausencia de una reflexión más profunda sobre errores y excesos propios y de su partido augura poco éxito al debate que trata de plantear la presidenta. “Habré podido elevar el tono, ser más vehemente, pero nunca he insultado”, defendió Chivite.
Las propuestas
La presidenta hizo un alegato contra “los insultos, la polarización y los discursos de odio”, y abogó por “impulsar herramientas desde las instituciones y con la sociedad para mejorar la calidad democrática, afianzarla, preservarla de los intentos de deslegitimación y de retrocesos y recortes en derechos y libertades”. Para ello, puso en valor algunas medidas del Gobierno, como la modificación de la Ley de Transparencia, el informe anual de rendición de cuentas y la presencia en la Alianza de Gobierno Abierto.
La novedad viene sin embargo con la “agencia de verificación”. Una entidad que, según señaló Chivite, busca emular organismos similares para “combatir la desinformación”. “Estamos analizando los modelos y su funcionamiento y eficacia, pero nos parece un camino interesante que vamos a seguir explorando”, argumentó la presidenta, que no detalló si el objetivo es fiscalizar la labor de los medios de comunicación o también la de los partidos políticos, muchas veces origen de la desinformación.
Con todo, la única medida concreta que salió de la reunión de ayer fue la aprobación de un código ético y de conducta en el Parlamento de Navarra. Una propuesta en la que el Legislativo viene trabajando prácticamente desde el inicio de la legislatura para tratar de frenar algunas declaraciones de carácter xenófobo por parte de los parlamentarios de Vox, que ya han tenido varios enfrentamientos por este motivo con el presidente del Parlamento.
Según avanzo Hualde, el código ético está siendo elaborado por los servicios jurídicos de la Cámara, que en breve enviarán una propuesta a la comisión de reglamento o una ponencia parlamentaria específica para su discusión y posible aprobación. Incluirá, dijo, “una serie de normas de comportamiento” y contemplará “cuestiones como el deber de cumplir las obligaciones del cargo y el deber de respetar también las normas de orden, cortesía y disciplina parlamentaria”. Habrá sanciones para quien incumpla las buenas prácticas, aunque no se han detallado.
La agencia queda pendientes ahora de concreción y el código de conducta, de acuerdo político. Un debate que volverá a estar engalanado con grandes palabras y nobles principios con los que los partidos seguirán confrontando en puertas de una nueva campaña electoral. l
lll Falta de respeto. María Chivite criticó ayer la “falta de respeto escondida en el anonimato” en las redes sociales y lamentó que no haya “moderación alguna” en estas plataformas. La presidenta del Gobierno, que ha restringido los comentarios en su perfil Twitter de forma que solo puedan interactuar en sus mensajes las personas que sigue o a las que menciona, explicó su decisión en que daba igual lo que pusiera porque “los insultos caían igual sin ningún tipo de contexto; el insulto por el insulto y el odio por el odio”. “No quiero que esos insultos o discursos de odio tengan una mayor difusión porque estén contestándome a mi”, afirmó Chivite, que consideró que las redes sociales son un “buen canal de comunicación con algunas cosas que hay que corregir”.
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