Ferran Requejo (Barcelona, 1951) pasó el 7 de junio por el Parlamento de Navarra como invitado en la ponencia de reforma del Amejoramiento. Especialista en federalismo y democracias plurinacionales, acepta una entrevista esta vez para conocer su análisis sobre una financiación singular para Catalunya, asunto de nuevo capital en la agenda política. Requejo argumenta a favor de una reforma con “suficiencia presupuestaria”, que aunque reconoce que es compleja, la cree acometible, justa y congruente con una sociedad plurinacional”.

La financiación: tema ahora crucial que late de muy atrás.

–Está mal planteado y peor resuelto desde la Transición y la Constitución. Se hicieron dos modelos, el común, vía gastos, y el foral, vía ingresos. Eso da resultados muy distintos. El problema no es el régimen foral, sino el común, porque no da ninguna garantía de que los recursos recibidos por las colectividades cubran las necesidades de gasto. Es un sistema con mucha aluminosis. 

Se ha abierto la Caja de Pandora en el propio bloque de investidura. La Chunta y Compromís ha elevado el tono. La cuestión es delicada.

–Sí, pero hay que buscar por qué. Es un sistema mal hecho. A nivel general, falta autonomía tributaria, la proporción entre el dinero que mantiene el Gobierno central y el de las comunidades es muy favorable al primero. Falta equidad horizontal. Las comunidades no tienen un trato equitativo, las que dan más acaban con un nivel per cápita por debajo de las que dan menos. Y el sistema no tiene estabilidad. Los de federalismo fiscal –España no es un Estado federal, pero tiene alguna cercanía tibia– son estables. Las federaciones no están hablando de este tema cada dos por tres, como aquí. El actual modelo es de 2009. Está mucho más caducado que el Consejo General del Poder Judicial. Llevamos diez años, desde 2014, cuando terminaba el acuerdo de 2009, con el modelo caducado. 

¿Y en relación a Catalunya?

–Hay que tener en cuenta las balanzas fiscales. Catalunya permanentemente tiene un 8% del PIB de déficit fiscal. Es una auténtica barbaridad en la política comparada de los estatus federales. Hay que cambiarlo.

“El problema no es el régimen foral, sino el común, pues no da ninguna garantía de que los recursos recibidos cubran las necesidades de gasto”

El PSOE se niega a un concierto, Sánchez habla de una financiación “singular” para Catalunya “compatible con la multilateral”. Un sudoku.

–Como se ha hecho mal todo el mundo hace cuentas de cómo quedaría en el siguiente modelo propuesto, y los que quedarían peor, protestan. Es un mal estructural. No va a ser nada sencillo. Ahora bien, no veo que confiar en la multilateralidad lo solucione, porque esta ha sido muchas veces un engaño, no solo para Catalunya, sino también para las Baleares y Valencia, curiosamente las colectividades de lengua catalana, las peor tratadas en el actual modelo. Cambiar esto, efectivamente, va a ser muy complicado. Por eso desde Catalunya no se quiere la multilateralidad, sino un trato bilateral, que no sea quizá el Concierto, pero que tenga resultados de suficiencia presupuestaria para sus necesidades, que el actual modelo no tiene. 

¿Puede ser Illa, cuya presidencia depende de un apoyo de ERC, quien lleve a puerto este cambio?  

–La respuesta rápida es no. Salvador Illa no es más que un delegado en Catalunya del PSOE. El PSC ha perdido lo que en su momento tuvo, una cierta autonomía de decisión política respecto al PSOE. Este PSC es el menos catalanista de los últimos 40 años. Aquí el personaje central es Pedro Sánchez. Esto hay que negociarlo con el Gobierno central. El PSC es un convidado de piedra.

Sánchez nos tiene acostumbrados a virar según conveniencias, incluso asumiendo riesgos.

–Sí, como se ha aprendido de la experiencia, desde Catalunya se ve que hay que cerrar un modelo con resultados, y eso solo se puede hacer con el Gobierno central, cuya estabilidad también depende de los grupos catalanes. Se puede hacer reformando la LOFCA o haciendo un convenio bilateral. El cómo ya es secundario. Pero con resultados, porque si no el Gobierno central está amenazado de caer.

“España es un Estado heterogéneo. Los modelos homogéneos en una sociedad plurinacional no van a funcionar nunca”

¿Cómo ve a ERC, en crisis interna y con una presión fuerte de Junts? 

–Está ahora en un momento muy delicado. Casi de un cierto dramatismo, porque haga lo que haga le va a representar costes. Si vota a favor de la investidura de Illa tiene que ser obviamente a cambio de un modelo de financiación por lo menos estable y suficiente en recursos para Catalunya. Pero si hace eso, será criticado por poner por delante los intereses de partido. Los tripartitos fueron una experiencia bastante negativa con Montilla y Maragall, y representará costos a ERC. Pero si se cierra en banda y no llega a un acuerdo, tendrá que jugar fuerte junto con Junts, respecto al Gobierno de Madrid, e iremos a elecciones, en las cuales Esquerra previsiblemente no quedaría muy bien. 

El límite para evitar la repetición electoral es agosto.

–Hay dos meses para llegar a un acuerdo. El único posible que veo es el de un pacto específico de Pedro Sánchez quizá no solo con Esquerra, sino también con Junts, para una financiación que garantice una considerable disminución del déficit fiscal, pongamos que del 8%, al 3%. Depende de la voluntad del Gobierno central. Que el plazo sea de dos meses según como se mire es poco o mucho. Es un tema, complicado, pero uno solo.

Hay partidos en Sumar, una coalición en crisis, que dicen sentirse agraviados. ¿Remendar un lado puede generar roturas en otro?

–Es una pregunta para Pedro Sánchez.

O para Compromís y la Chunta.

–Pero son actores más secundarios. Aquí la solución la tiene Sánchez. Hay soluciones técnicas. El mundo del federalismo fiscal es muy rico. Los Estados más descentralizados en gastos son Canadá y Suiza, donde el Gobierno central no tiene ni el 50% del gasto público. Alternativas de modelo las hay, no es que no existan.

Se recuerda que Pujol desechó un Concierto. Luego vino el ‘café para todos’. ¿Ha dejado posos centralistas y homogeneizadores?

–Ha habido una involución, sobre todo a partir del año 2000, de carácter recentralizador, no solamente en la financiación, sino también en la gestión de competencias...

Año 2000, inicio de la segunda legislatura de Aznar...

–Exacto. En el último cuarto de siglo, en números redondos, ha habido un proceso claro de recentralización. 

Sobre el que ya alertó Maragall.

–Sí, y no salió triunfante. Los agravios ya existen. Los tienen Catalunya, Valencia y las Baleares. Esos sí que están agraviados, porque están muy mal tratados en las transferencias económicas. No cubren sus necesidades. ¿El café para todos? España no es un Estado homogéneo, es heterogéneo. Los modelos homogéneos en una sociedad plurinacional no van a funcionar nunca. O se regula de una manera valiente haciendo congruente el Estado con la sociedad española, o siempre vamos a estar así. Y eso se hizo mal en la Transición, igual que otras cosas. Por ejemplo, que no se reformó el poder judicial y seguimos en las mismas estructuras del franquismo. Hubo grandes errores políticos de diseño en la Transición. Ahora los estamos pagando. Es muy difícil salir de ese embrollo de una manera consensuada. 

“Hubo grandes errores de diseño en la Transición. Ahora los estamos pagando. Es muy difícil salir de ese embrollo de una manera consensuada”

¿Cómo ve al PP? La hemeroteca le persigue en este asunto, pero la sensación es que va jugar a fondo la baza del ‘Cataluña nos roba’. 

–El PP está jugando a fondo para todo lo que sea desestabilizar al Gobierno central. Es una mera táctica para echar a Sánchez. Pero el PP tiene detrás de la oreja a Vox, y ha optado por hacer de Vox para no perder votos. Seguramente desde el punto de vista del sistema sea un error. Han copiado la perspectiva. 

Aznar ya ha establecido el marco del privilegio ante un eventual acuerdo para Catalunya.  

–El PP va a poner todas las pegas y a hablar de agravios, cuando estos ya existen hoy. Con un sistema igualitario, Catalunya saldría beneficiada, porque está tratada de manera desigual e injusta. Lo que se reclama en Catalunya es un sistema de financiación justo. La paradoja es que los que hablan de privilegios son los privilegiados por el sistema, empezando por la Comunidad de Madrid, que quita impuestos porque tiene dineros de sobra. La solidaridad catalana es excesiva actualmente. Cuando la solidaridad es muy grande se transforma en injusta. Ese 8% de déficit fiscal es demencial. En Alemania hubo una rebelión de los Estados de Baviera y de Baden-Wurtemberg, porque la solidaridad de los ricos respecto a las regiones pobres estaba al 4%. Aquí estamos en el doble, prácticamente sin parangón en la política comparada. Es francamente cínico que hablen los privilegiados por el sistema. Esto es manicomial, jugar con las palabras sobre los dineros que los catalanes han pagado. El tema enerva. Es perfectamente justificable que partidos catalanes se cierren en banda porque la multilateralidad ha sido una fuente de agravios constante. Claro que quieren un sistema bilateral; aunque no se llegue a lo que tienen País Vasco y Navarra, pero con unos efectos parecidos.