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Ainhoa Aznárez IgarzaExpresidenta del Parlamento de Navarra (2015-2019) y exparlamentaria de Podemos

“Se están consolidando los bloques y las derechas lo tienen muy difícil para volver a gobernar en Navarra”

Nada más llegar a la presidencia de la Cámara se redujo el sueldo un 17%. Una década después, Aznárez hace balance del cambio y de los asuntos pendientes

“Se están consolidando los bloques y las derechas lo tienen muy difícil para volver a gobernar en Navarra”Unai Beroiz

La elección de Ainhoa Aznárez como presidenta del Parlamento de Navarra en 2015 simbolizó el inicio de una nueva era política. La irrupción de Podemos con 7 escaños fue clave para que pudiera darse el nuevo juego de mayorías en el que, por primera vez, UPN y PSN quedaron relegados a la oposición. Alejada de la primera línea política, pero sin despegarse del todo -continúa como concejala en el Valle de Egüés- Aznárez reflexiona sobre los desafíos de la legislatura en la que lideró la segunda institución de Navarra y cómo ha evolucionado la Comunidad Foral desde entonces. LEA AQUÍ LA SERIE SOBRE LOS 10 AÑOS DEL CAMBIO EN NAVARRA

¿Qué balance hace de estos diez años desde el cambio político?

-Bastante bueno. Siempre hay cosas que se pueden mejorar, pero hemos logrado algo fundamental: que las derechas no tengan capacidad de gestionar las políticas públicas en Navarra. Llevan diez años en el banquillo, con discursos anclados en el pasado, bastante rancios, como los que suele agitar la ultraderecha. Pero Navarra ha ganado derechos: civiles, culturales, políticos, en vivienda… Poco a poco hemos ido construyendo otra Navarra. Como dijo el consejero Miguel Laparra en 2015, transformar Navarra llevará décadas, pero estamos en ese camino. Gracias también al empuje de la sociedad civil y del movimiento popular, que ha sido clave para sostener ese pulso.

¿Quedaron asuntos en el tintero?

-Todavía nos queda mucho en el tema del euskera. La zonificación resta en derechos lingüísticos y entorpece la conviviencia, pero hacen falta mayorías más fuertes y cada uno mira por su nicho de votos. No sé si se entiende por algunos partidos que también existen los derechos lingüísticos, que son derechos, no obligaciones. Esa es una tarea pendiente. Otra gran asignatura es la vivienda. Los fondos buitre y los grandes tenedores impiden a mucha gente tener un proyecto vital: un techo digno debería ser un derecho constitucional, pero aún no lo es en la práctica. También debemos seguir impulsando la educación pública, que es el gran igualador social. Y, por supuesto, mejorar la sanidad: no es de recibo tener listas de espera tan largas, especialmente en atención especializada. También debemos actuar con contundencia ante la despoblación y no insistir en seguir ensanchando el Área Metropolitana de Iruña.

“Todavía queda mucho por hacer en el tema del euskera. La zonificación resta en derechos y entorpece la convivencia”

¿Qué hitos destacaría?

–Destacaría la Ley de Igualdad entre Mujeres y Hombres, la legislación en favor de los derechos del colectivo LGTB+, el reconocimiento y la reparación a las víctimas de abusos por parte de la Iglesia católica, la publicación del listado de inmatriculaciones y el reparto más justo y equitativo del Fondo de Haciendas Locales.

¿Considera que el cambio cumplió con las expectativas generadas?

-Gestionar las frustraciones de la gente es complicado. Hubo ambición, porque llevábamos décadas de bipartidismo o gobiernos de UPN que habían dejado una Navarra de color gris-Barcina. Intentamos darle color, diversidad, otra identidad. Pero eso requiere tiempo, mayorías amplias y mucha generosidad. Conseguimos que el Partido Socialista entendiese que se puede trabajar con EH Bildu, algo que hace diez años, nadie lo hubiera imaginado. Y en eso, Podemos en aquel momento, y Contigo-Zurekin después, han jugado un papel clave, acercando posturas y trabajando para tener un gobierno en el que quepamos todas las personas y todos los partidos progresistas, porque enfrente de eso sabemos que están UPN, PP y Vox. Es fundamental acercar posturas y escuchar a la otra parte, algo que hasta hace unos años era muy difícil.

Mencionaba antes el papel clave de la sociedad civil. 

-Absolutamente. El cambio político no fue fruto de la improvisación. La sociedad civil llevaba años trabajando entre diferentes, generando espacios de encuentro. De ahí surgió también el entendimiento entre partidos que hasta entonces ni se miraban. Aunque las heridas del pasado hacían difícil todo eso -muchos llevábamos escolta, vivimos asesinatos de ETA, otras personas visitaban a sus hijos y familiares en prisión...- poco a poco se naturalizó esa convivencia política. Incluso quienes se oponían radicalmente a hablar con la izquierda abertzale ahora lo ven con normalidad. Y eso es un logro político y social.

Ainhoa Aznárez, orgullosa de Badostáin, posa para la entrevista con este periódico.

Ha caído una barrera en su día inquebrantable. ¿Considera que es el principal hito? 

-Sí, claro. Se están consolidando los bloques y las derechas lo tienen muy difícil para poder volver a gobernar en Navarra. Un PSN más central con otras fuerzas más a su izquierda están haciendo que Navarra vaya muy bien. Hay que estar ahí, en lo discreto, trabajando desacuerdos, pero eso democratiza mucho la vida política.

Usted fue presidenta del Parlamento en aquella legislatura. ¿Cómo lo vivió?

-Fue una pasada. La irrupción de Podemos, con siete escaños, hizo posible el cambio. Sin esos siete, no habría habido nueva mayoría, porque el Partido Socialista no quería sentarse con Bildu. Fue una etapa de muchísimo aprendizaje, también de errores, porque llegar a la presidencia de un Parlamento no es cosa fácil, y más sabiendo que los partidos que han estado siempre te van a tener enfilada. Y también hubo errores internos que nos hicieron mucho daño. Pero hicimos cosas muy valiosas, como abrir el Parlamento a la ciudadanía, organizar debates con colectivos sociales, de los que luego surgieron grupos de trabajo que el Gobierno acogió con interés.

Mencionaba los errores internos. ¿Qué opinión le merece la evolución de Podemos?

-Podemos ha pasado por momentos complicados, pero ahora tenemos a tres personas en el Consejo Ciudadano Estatal junto a Ione Belarra, otra navarra. Tienen un gran reto que es enraizar el proyecto en los territorios. Aquí hubo una consulta para decidir si íbamos de la mano con las fuerzas hermanas, la gran mayoría de la gente dijimos que sí y apareció Contigo-Zurekin. En las coaliciones hay discusiones, pero las decisiones se adoptan en un proceso democrático, y en ello seguimos. Lo saben bien en Geroa Bai, EH Bildu y lo supo Navarra Suma, que acabó desapareciendo porque era imposible navegar en aquella coalición. Es fundamental evaluar si se están cumpliendo los compromisos programáticos. Al final de legislatura, la militancia decidirá si seguir o no dentro de la coalición Contigo-Zurekin. En Podemos todo se decide así: con transparencia y con la base. 

“El PSN ha entendido que se puede trabajar con EH Bildu, algo que nadie hubiese imaginado. Es fundamental acercar posturas y escuchar"

Begoña Alfaro, que fue su rival en primarias, ha anunciado que no seguirá al frente de Podemos Navarra. ¿Qué opinión le merece?

-Llevar una organización y, al mismo tiempo, una vicepresidencia, requiere mucha dedicación, son muchas horas que tienes que restarle a tu tiempo, que para mí es un derecho fundamental. Begoña, además, se implica mucho en todo. No sé por qué ha tomado esa decisión, no se lo he preguntado porque creo que son cuestiones personales. Ahora se abre una nueva etapa, una nueva dirección que tendrá que seguir ampliando el espacio de Podemos y volver a esos datos tan magníficos con los que irrumpimos y resultaron beneficiosos para el cambio.

Diez años después del cambio, ¿cómo valora el papel actual de Podemos en el Gobierno?

-Podemos ha sido y sigue siendo clave para que haya gobiernos progresistas en Navarra. Nuestra presencia impidió que la derecha regresara al poder. Ahora, dentro de Contigo-Zurekin, contribuimos desde el gobierno con políticas concretas. Estamos en áreas clave: Vivienda, Juventud, Igualdad… y se está haciendo un gran trabajo. El reto es seguir siendo útiles, mantener la conexión con la calle y con los problemas reales de la gente. 

¿No se ha planteado volver a la primera línea de la política?

-No, no quiero volver a la primera línea. Siempre he defendido que la política debe tener un principio y un fin. Me comprometí a ocho años y cumplí. La renovación es necesaria para no estancarse, es momento de que otra gente pase por los órganos de poder para hacerlo diferente o para poner su impronta. 

Sigue siendo concejala.

-En Podemos me preguntaron si quería hacer algo por mi valle. Siempre he trabajado por el Valle de Egüés de manera social. No me iba a suponer más carga de la que tenía en el Parlamento, y además ya estaba bastante trazado que iba a haber un acuerdo entre UPN y PSN. Estoy encantada de poder hacer algo por en valle en el que vivo desde 1998.