Primero iba a ocurrir en marzo, después el Gobierno vasco lo aplazó hasta el 27 de junio a petición de varios agentes que reclamaban más tiempo y, ahora que quedan unas horas para que llegue el viernes, EH Bildu insiste en que no hay prisa para cerrar el pacto sanitario. El lehendakari Pradales se lo ha tomado como un intento de aplazar la toma de una decisión y seguir sin mojarse ahora que ha llegado el momento de que cada cual se retrate. Y ha querido dejar claro que el viernes es “el día para tomar una decisión”. Pradales venía de celebrar el Consejo de Gobierno y no pudo conocer las palabras exactas de Pello Otxandiano en su comparecencia pero, preguntado por el aplazamiento que parece sugerir EH Bildu, dejó ver que es el momento de resolver. Hasta el viernes hay margen para el consenso.
Otxandiano compareció este martes en una rueda de prensa para dar a entender que la colaboración público-privada afecta de manera transversal a las otras 22 mesas, lo que parece sugerir que es una línea roja y que, sin acordar ese punto, no puede seguir adelante. Otxandiano presentó su enmienda para revertir la colaboración público-privada en servicios “estructurales y críticos”, y no le basta el compromiso del Gobierno vasco de mantenerla como máximo en el 6%. La clave es que EH Bildu desconfía abiertamente del Gobierno vasco. Su intervención estuvo plagada de sospechas y conjeturas sobre el cumplimiento de ese compromiso con argumentos que se desvían del fondo de este debate, como que “el contexto” mundial de aumento del gasto militar hasta el 5% del PIB va a provocar un recorte del gasto público, o que el envejecimiento de la población va a exigir más gasto y habrá “tentaciones” de externalizar.
Si el consejero Alberto Martínez se había ofrecido a presentar en abril del año que viene un inventario de los servicios que se pueden externalizar, Otxandiano pide la colaboración del “Tribunal Vasco de Cuentas” y que se analicen en seis meses los contratos, conciertos, convenios, subvenciones... Además, pide crear un “marco” integrado por la administración, la representación de los trabajadores y los usuarios, entre otros, para que “apruebe situaciones puntuales debidamente justificadas de externalizaciones”.
Respetar el trabajo de la mesa
Pradales se limitó a decir que “estamos en la última fase; el día 27 será un día importante” porque se trabaja desde septiembre y ya se ha alargado el plazo. Ya se conocen las posiciones de cada uno, y el viernes “es importante para tomar una decisión y mojarse”. “Se le debe un respeto a la mesa porque no están solo los partidos; hay agentes como los colegios profesionales y asociaciones de pacientes”, dijo, en un alusión implícita al interés que tienen esos agentes por comenzar a desplegar ya los contenidos pactados. Además, el Gobierno, que no participa con voto y solo coordina, sostiene que una mayoría de agentes apoya este acuerdo, y que será EH Bildu quien compruebe el viernes en la votación de enmiendas los respaldos que tiene. “Respetaremos lo que se acuerde en la mesa de salud, pero no que cada uno imponga sus temas. Hay un calendario fijado, hemos llegado al momento de la verdad y hay que respetar el trabajo de la mesa”, avisó Pradales. En ese momento, “solo” Bildu había pedido un aplazamiento.
Si el Gobierno puso a Bildu, Sumar o LAB ante el reto de explicar en qué perjudica a la ciudadanía la colaboración con Cruz Roja o la fundación Matia, Otxandiano trató de matizar que no tiene un problema con esos agentes sino con quien busca “ánimo de lucro”, como “Confebask”, que está en la mesa de salud. Otxandiano prometió dar “oxígeno” al diálogo hace un año, pero desde entonces han surgido tensiones entre PNV y Bildu que dan una medida de lo seductor que es este debate para hacer oposición.