Más que un documento con aportaciones, la Asociación Navarra de Víctimas del Terrorismo de ETA (Anvite) ha hecho un análisis con un fuerte componente político, en el que cargan contra la política de pactos del Gobierno o contra la existencia de leyes de reconocimiento de víctimas. La asociación, cercana a UPN, nació durante la legislatura del Gobierno de Barkos como una escisión de víctimas navarras disconformes con los acercamientos de la AVT al departamento dirigido por la vicepresidenta Ana Ollo, entonces consejera. Anvite centra sus reflexiones “en el ámbito del terrorismo etarra”, cuyo proyecto político dicen que está “vigente y mucho más intenso que entonces”. De hecho, señalan a EH Bildu como “formación que mantiene a los gobiernos de España y Navarra”, y rechazan que tienen capacidad de firmar “acuerdos”, que tienen la llave, que pactan y que gobiernan “de facto o en la sombra”.
Hacen varias reflexiones. Consideran que en el plan se “mezcla y diluye” el terrorismo de ETA en “todas las violencias”, lo que es una “trampa”, porque a su juicio “condenar toda la violencia política transmite un mensaje ambiguo”. Y tildan de “obsesión” los esfuerzos por “convertir la violencia de ciertos funcionarios públicos en un problema estructural y sistémico”, algo “alejado de la realidad”.
Críticas a la ley de víctimas
Tampoco entienden, dicen, que exista una ley “que reconozca a víctimas de actos de motivación política provocados por grupos de extrema derecha o funcionarios públicos”. Un documento distinto ha hecho el Colectivo de Víctimas del Terrorismo, Covite, la asociación dirigida por Consuelo Ordóñez, la hermana de Gregorio Ordóñez, que llegó a ser teniente de alcalde del Ayuntamiento de San Sebastián por el PP y fue asesinado por ETA en 1995.
Covite plantea dos aportaciones al eje estratégico 1, el capítulo de Memoria, Víctimas y Convivencia Política. La primera aportación que hacen proclama “la deslegitimación del terrorismo”, pero en el desarrollo va por otro lado. Covite afirma que es “imprescindible deslegitimar” el “proyecto político” de la izquierda abertzale y promover la pedagogía en valores democráticos de paz, convivencia y libertad”, porque mientras esto no se haga “persiste el riesgo de que la violencia resurja”. Aseguran que el “discurso de odio” sigue vigente y que la izquierda abertzale todavía “no ha sido capaz de hacer algo tan básico y necesario como decir que matar estuvo mal”.
La segunda aportación que hacen tiene que ver con los “actos de apoyo públicos a miembros de ETA”. Los ongi etorris, las bienvenidas a presos de ETA organizadas en los pueblos, están prácticamente extinguidos. Covite denuncia que en muchas fiestas de pueblos sigue habiendo carteles de apoyo a presos. Lo consideran una “anormalidad.