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Una cabina telefónica inglesa funciona como tienda de alimentos

Una cabina de Draguthon, en Yorkshire, tiene doble función, comunicar a las personas y proporcionarles alimentos. Este mini súper mercado funciona bajo el principio de la honestidad, los vecinos dejan en ella el dinero correspondiente a los productos que adquieren sin que nadie los supervise. A la comunidad de Draughton se le quitó el acceso a servicios básicos cuando la oficina de correos cerró en 2008. Pero Lewis Cooke, dueño de un quiosco en Skipton, a pocos kilómetros de la localidad, continuó enviándoles periódicos y alimentos enlatados. Sin embargo, cuando se puso a la venta la cabina telefónica, el consejo de la parroquia la compró para hacer uso exclusivo de ésta. En ese momento, Cooke ideó un modo de darle un uso alternativo: "Pensé que era una buena idea dejar los productos que me encargasen en la cabina ", explicó. El vendedor puso una lista de todo lo que ofrecían para que la gente pudiera llamar y decirle lo que querían. Los clientes pagan con tarjeta de crédito o bien dejando un cheque a nombre de Cooke. "Es asombroso como todo el mundo respeta este sistema y los bienes que dejamos allí, nadie ha robado nada", comentó el vendedor.