A Marius Els le habían advertido varias veces: su mascota era un animal salvaje y no podía ser domesticado. Sin embargo, Marius prefirió no hacer caso. Veía en Humphrey, su hipopótamo de 1,2 toneladas, un compañero, un amigo. Pero al final la realidad le quitó la razón y, esta semana, ese compañero y amigo mamífero era el causante de su muerte con un mordisco feroz que dejó a Els, un comandante militar de 40 años, sumergido en el paso del río por su granja de la provincia de Free State, Sudáfrica. Fue precisamente en ese río donde hace cinco años Els conoció al hipopótamo, se lo quedó y se empeñó en enseñarle a nadar con humanos. Decidió no hacer caso a las advertencias porque decía que era como un hijo para él, un hijo que no ha resultado ser como esperaba.