La belleza del bosque de Arbaila, entre hayedos y simas de profundidades misteriosas, es la puerta a la gruta donde nace el río Biduze. Hasta que entregue su caudal mansamente al Adur, unos ochenta kilómetros después, da sus primeros pasos creando un magnífico desfiladero. Recorre entre cascadas, de sur a norte, el mayor bosque de Iparralde. 

La ruta más hermosa que conduce a la oquedad en la roca caliza por la que mana el río Biduze, con las aguas filtradas de la meseta que se despliega en su cabecera calcárea, es la que se desarrolla remontando su cauce.

Para llegar al inicio nos desviamos a la entrada de Donaixti-Ibarre [Saint-Just-Ibarre] si llegamos desde de Maule-Lextarre- por carretera local hacia el barrio de Arla. Una indicación en la carretera D918 que indica: “Sources de la Bidouze”, confirma que estamos en la buena dirección. 

Al llegar al tranquilo conjunto rural de Arla un aparcamos (señalizado) y vamos por una pista a la derecha, solo apta para vehículos todo terreno (en cualquier caso, no es aconsejable por el gran número de personas que, sobre todo en verano, caminan por ella). El río, orlado de hayas y robles, da la bienvenida al caminante mientras introduce a los habitantes legendarios de estos paisajes ligados a las raíces tradicionales de la cultura vasca y su apego a la tierra.

A lo largo de los tres kilómetros de pista hasta el aparcamiento, situado al final de la misma, se han instalado paneles informativos sobre seres mitológicos. Es así como sabremos de los Gentiles, hombres gigantes que habitan en este bosque y en los cercanos pastos de montaña. El saber y las técnicas que los habitantes de los Pirineos poseen son debidos a ellos. En la cultura vasca son Basajaun y su mujer Basandere los más simbólicos. No sólo por habitar en cabaña de pastor sino porque avisan a los rebaños de la llegada de la tormenta. La existencia de estos personajes en la cultura popular está ligada a la domesticación de la naturaleza por parte del hombre.

Una vez llegados al segundo aparcamiento, en la tranquilidad del entorno por el que discurre el río, se percibe la presencia de Mari o la Dama, personaje que representa la naturaleza y que habita en cuevas como es el destino final de este itinerario.

Vamos por un pequeño puente que atraviesa el río y remontamos una senda a través de un bosque cuyo verdor cambia la luminosidad de todo el trayecto. En ascenso y resbaladiza, por la habitual humedad reinante, requiere prestar atención a los pasos y dejar por un momento de admirar el bosque y el río.

Una alternativa más cómoda para los más pequeños es, desde el fondo del aparcamiento, vadear el río y remontar por la una pista que se dirige a un bello prado asomado al río y su barranco. En ese punto se une a la anterior senda que a esta altura ya se ha hecho empedrada y con menos pendiente, lo que hace su tránsito más agradable.

El sendero puede ser resbaladizo debido a la alta humedfad. JUAN CARLOS MUÑOZ ROBREDO

El barranco gana en altura mientras el río se pierde en las profundidades del verdor del hayedo tapizado de helechos. Tras remontar un repecho llegamos a una bella cascada que se despeña más de treinta metros en escalones de roca. Cuando las precipitaciones han sido generosas los días previos cae con fragor y dicen que hay tonalidades de su sonido que recuerdan voces humanas. Sobre ella, una calmada poza invita al descanso y a la contemplación del bosque que envuelve el cauce bravío y rocoso del joven Biduze.

A partir de este punto el ascenso por el barranco no se aleja del cauce y nos permite ver rincones de una belleza tropical. Dejamos un camino que sigue en ascenso a la izquierda para continuar avanzando de frente y paralelos al río. La cueva se halla apenas a un centenar de metros.

Llegamos a una gran torrentera, un caos de rocas que atravesamos con atención por lo irregular de la superficie; además por ella corre el agua en caso de fuertes lluvias. Más adelante nos esperan otras dos grandes torrenteras de canchales de piedra que suelen llevar agua, salvo en lo más seco del verano, por lo que atravesarlas requiere destreza y calma para evitar un mal paso.

Un último ascenso conduce a la gran oquedad, una visera de roca bajo la que fluye el río. Es el nacimiento del Biduze por el que surge después de haber reunido sus aguas subterráneamente de la meseta calcárea del puerto de Ahusquy. El agua, al caer ladera abajo, crea una pequeña cascada cuyo rumor en época de lluvias evoca sonidos similares a llantos y quejidos, los de las lamiak o hadas del bosque que habitan en lo más profundo de la cueva. Dicen que al caer la noche salen a desenredar su pelo con un peine de oro, después de haber permanecido durante el día en lo más profundo de la cavidad cuidando su tesoro del mismo preciado metal. Lo obtienen prestando sus servicios a los hombres, ya sea construyendo sus casas o realizando otros trabajos requeridos. 

Sus pies palmeados indican su carácter legendario y su medio ser animal. Por eso antes de comprobarlo conviene abandonar la entrada de la cavidad, frecuentada por espeleólogos por ser una cueva muy completa y acuática con el pequeño lago Etzarreko Ordokia al final de su recorrido. Retornamos siguiendo el mismo itinerario.

Ficha práctica

  • Tipo de recorrido. Ida y vuelta, dificultad media. 
  • Punto de partida. Aparcamiento en el barrio de Arla, Donaixti-Ibarre [Saint-Just-Ibarre] a donde llegamos por la carretera D918. 
  • Distancia. 14 km en total.
  • Tiempo. 4 h.


No te puedes perder. Visitar la bastida medieval de Maule en la zona alta de la localidad. Disfrutar de su mercado semanal que se celebra en la plaza cada martes y que evoca las ferias y el gran auge comercial que tuvo la bastida en época medieval. Acceder a su castillo, una fortaleza estratégica sobre la colina con vistas espléndidas al valle de Saison y a los Pirineos para así vigilar el camino hacia el Estado español. Tiene más de mil años de antigüedad, aunque la edificación actual es del siglo XII, y en su interior aloja una exposición sobre la agitada historia de la fortaleza. Solo abierto en verano desde julio hasta septiembre.

RUTAS POR EUSKAL HERRIA

IPARRALDE Nacedero del Biduze

Del libro  ‘Rutas a foces, gargantas y desfiladeros’ de Juan Carlos Muñoz y Mar Ramírez

Editorial: Sua Edizioak