Con el fin del verano y el comienzo del otoño, muchos viticultores se encuentran en plena faena, en plena vendimia. En tierras de viñas y vino en las bodegas trabajan a pleno rendimiento para almacenar la uva y empezar la elaboración del vino. Además, los aficionados al enoturismo aprovechan para visitar la bodegas en el momento más importante del año.

Esto no es diferente en la localidad Moradillo de Roa, un pueblo burgalés de la Ribera del Duero íntimamente ligado al vino. Tan unido que cuenta en su casco urbano casi con tantas bodegas como habitantes , 157 frente a 161 vecinos según el último censo. Pero su peculiaridad no acaba en el dato estadístico. Estas bodegas se encuentra en el barrio, en la zona del pueblo llamada el Cotarro. Se tratar de un complejo excavado en el cerro sobre el que se alza la iglesia de San Pedro Apóstol y que forman toda un red pequeñas bodegas-cueva, cada una con su propia entrada. Visto desde fuera, la colina asemeja a un panal que en lugar de celdillas tiene bodega. Son muchos los que lo han bautizado como la aldea hobbit.

El Cotarro oculta numerosoas bodejas a bajo el cerro que sobrevuela Moradillo de Roa. NTM

Una iniciativa de 2015 que comenzó con intención de recuperar un patrimonio arquitectonico y cultural único se ha convertido en un proyecto de enoturismo premiado internacionalmente. Empezó con una invesión de 300 euros para unos folletos y ha acabado recuperando buena parte del patrimonio vitivinícola de Moradillo de Roa. De momento llos vecinos ahn recuperado y rehabilitado medio centenar de bodegas, cosechando con ello varios reconocimientos. El último el Premio Patrimonio Europeo a la Conservación de Europa Nostra 2020.

Conocer la historia del renacimiento de Moradillo de Roa gracias a sus bodegas es un plan de enoturismo de alto nivel, que combina la degustación de vinos de calidad, la visita a bodegas y lagares escondidos en un conjunto etnográfico inigualable y el descubrimiento de una aldea como no hay otra en España. La aldea hobbit de Moradillo de Roa en la que el vino se hace en las entrañas de la tierra.

El Cotarro: pasado, presente y futuro

La tradición vitivinícola de Moradillo de Roa se remonta al siglo XV, cuando aprovechando las óptimas condiciones de la tierra para la viña, decidieron utilizar su particular orografía para excavar bodegas, lagares y cientos de galerías en las que almacenar el vino y trabajar la uva. Entonces era costumbre, hoy se reconoce el arte extraordinario de elaborar vino en el mismo corazón que late bajo este rincón meridional de la provincia de Burgos.

Desde el año 2015 se han recuperado 50 bodegas. NTM

Eso es lo que hace inolvidable a Moradillo de Roa: su vino se hace en cuevas excavadas bajo El Cotarro, un cerro que dibuja el perfil del pueblo desde el que se otean los campos de cereal y las extensiones de viñedo.

Este complejo bodeguero estaba condenado a desaparecer, pero en 2015 el Ayuntamiento puso en marcha un proyecto de recuperación, concienciación y mantenimiento de El Cotarro. El valor era incalculable: un conjunto etnográfico único de 18.000 metros cuadrados en el que se protegen 157 bodegas subterráneas y 7 lagares cueva. De esta manera consiguieron que en un nicho tan específico como el del enoturismo, Moradillo se hiciera un importante hueco lleno de futuro.

Bajo el lema Reconstruir para vivir, los vecinos se comprometieron con la iniciativa y el esfuerzo mereció la pena. En 2019 el patrimonio se abrió al público y el éxito desde entonces solo ha ido en aumento.

Vino El Cotarro y Cerveza de Vendimia para financiar la recuperación

Pero además de voluntad hacía falta dinero y para conseguirlo no miraron muy lejos. Si el vino había sido el origen de las bodegas, el vino iba a ser la fuente donde encontrarlo. Así, con la idea de completar la oferta enoturística y financiar la recuperación del patrimonio, Moradillo de Roa puso en marcha dos proyectos: el vino El Cotarro, que se elabora en un lagar tradicional de 1736, y la Cerveza de vendimia, que nació con el objetivo de aunar los productos de la tierra.

Uo de los lagares recuperados. NTM

Todo tiene sabor burgalés y el sello de calidad que da su origen. La cebada procede de Fuentenebro y las uvas para elaborar el vino responden a un firme compromiso con esta tierra: la uva tempranillo que se cosecha en el Páramo de Corcos, en el mismo Moradillo de Roa y, la variedad autóctona albillo, variedad autóctona, salvada de la desaparición gracias a iniciativas como ésta.

A estos productos locales específicos se suman los embutidos típicos de la zona, el lechado asado o las chuletillas, completando todos ellos una propuesta enoturística que aúna patrimonio y gastronomía en un entorno único.

Durante las visitas guiadas se muestran los métodos tradicionales de elaboración del vino, empezando por el recorrido de la uva desde el pisado y prensado en el lagar tradicional del Tío Santos, datado en el año 1744, hasta su subida al cotarro de bodegas y su guarda en la bodega subterránea El Bodegón, construida en 1861.