Desde que hace un año la pandemia irrumpiera en nuestra vida cotidiana, nos hemos vuelto mucho más hogareños. Las medidas adoptadas para frenar el ritmo de los contagios han provocado que pasemos muchas más horas sentados, bien trabajando en casa o bien disfrutando de una serie en el sofá o leyendo un libro. Evidentemente, esta actitud tiene un reflejo en nuestra salud, ya que el sedentarismo es uno de los principales indicativos de un problema de obesidad, que a su vez conduce a otras enfermedades como hipertensión o diabetes. La pandemia de la covid-19 ha cambiado nuestras rutinas en un año difícil en el que la movilidad se ha visto restringida

En la actualidad, uno de cada cuatro adultos y cuatro de cada cinco adolescentes no hacen suficiente actividad física, que puede incluir caminar, andar en bicicleta, hacer jardinería y limpiar, según indica la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para llevar un estilo de vida saludable, en estos momentos, se deben evitar los hábitos que conllevan al sedentarismo y hacer pausas activas con ejercicios físicos suaves. La OMS recomienda hacer un mínimo de 150 minutos de actividad física vigorosa por semana a todos los adultos. Además, señala que los niños y adolescentes deberán realizar un promedio de una hora diaria de ejercicio y limitar el tiempo frente a las pantallas electrónicas. Otras acciones que aportan a una mejor calidad de vida son la alimentación equilibrada y saludable, la disminución del tiempo de exposición a pantallas, el consumo necesario de agua y, en caso de ser posible, disfrutar de momentos en espacios verdes o al aire libre.

El ejercicio físico regular es beneficioso para el cuerpo y la mente. Puede reducir la hipertensión, ayudar a controlar el peso y disminuir el riesgo de enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares, diabetes de tipo 2 y distintas formas de cáncer; enfermedades todas ellas que pueden aumentar la vulnerabilidad a la covid-19.

El ejercicio también fortalece los huesos y músculos y aumenta el equilibrio, la flexibilidad y la forma física. En las personas mayores, las actividades que mejoran el equilibrio ayudan a prevenir caídas y traumatismos. La actividad física también es buena para nuestra salud mental, ya que reduce el riesgo de depresión y deterioro cognitivo, retrasa la aparición de la demencia y mejora nuestro estado de ánimo general.

en nuestro entorno

Envejecer de manera más activa ayuda a nuestro sistema de defensas y a prevenir infecciones, además de ayudarnos a concentrarnos y a mejorar nuestra memoria y nuestra capacidad de autocontrol. Aunque el coronavirus no permita ir al gimnasio o acudir a un centro deportivo, eso no implica que no podamos practicar deporte en casa o en el espacio exterior. La clave está en aprovechar todos los recursos que hay a nuestra disposición en el hogar y, sobre todo, en sacar también el lado más creativo y constante para mantener una rutina diaria que nos ayude a mantener una vida saludable.

En el caso de las personas mayores de 65 años, la OMS aconseja centrar la actividad física en acciones recreativas o de ocio, desplazamientos (por ejemplo, paseos caminando o en bicicleta), actividades ocupacionales (cuando la persona todavía desempeña actividad laboral), tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y comunitarias. Aunque también reseña la validez de estas recomendaciones para todos los grupos de edad.

Beneficios de la actividad física en tiempos de pandemia

1. Mejora los estados de ansiedad y/o depresión. El ejercicio físico es un antidepresivo natural, ya que genera altos niveles de dopamina durante su práctica. El ejercicio ayudará a mantenernos positivos psicológicamente.

2. Beneficios cardiovasculares. El deporte ayuda a prevenir patologías en circunstancias convencionales, y más aún con el coronavirus, que tiene como una de sus complicaciones graves las trombosis venosas.

3. Más capacidad pulmonar. La covid-19 puede derivar en neumonías, que en estadios avanzados pueden producir fibrosis pulmonares que dejarán secuelas pulmonares en el paciente. La práctica de ejercicio aeróbico mejora la capacidad pulmonar y, por tanto, puede evitar complicaciones en ciertas enfermedades como el SARS-COV2.

4. Reduce y controla el sobrepeso. En relación a la covid 19, se ha detectado una predilección de este virus por las personas con obesidad, así como por los diabéticos. El ejercicio cardiorespiratorio genera una cierta inmunoprotección según los expertos.

5. Aumento de las defensas. En conjunto, mejora nuestro sistema inmunológico y nos protege frente a la hipertensión, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares o la obesidad, entre otras. No obstante, los expertos insisten en que la práctica deportiva debe ser moderada y bajo supervisión.