El bruxismo es un trastorno que consiste en apretar y rechinar los dientes de forma involuntaria y regular, tanto a lo largo del día como durante la noche, lo que puede causar daños en los dientes, desgaste del esmalte, dolores musculares en la zona de la mandíbula e incluso dolores frecuentes de cabeza.

El hábito de rechinar los dientes produce un "aparente" desgaste dental y, en casos extremos, fracturas de las piezas. Los síntomas y signos pueden dividirse en dentarios, neuromusculares -con fatiga muscular e hipertrofia maseterina- y articulares, con dolores y ruidos de las articulaciones. El dolor es el síntoma por el que los pacientes suelen acudir a la consulta. Normalmente es agudo y afecta a la articulación o los músculos de la masticación y puede irradiarse hacia la cara y el cuello. Además, es frecuente el trauma oclusal, que se produce por un contacto anómalo sobre la superficie de un diente.

El dolor es el síntoma por el que los pacientes suelen acudir a la consulta. Normalmente es agudo y afecta a la articulación o los músculos de la masticación y puede irradiarse hacia la cara y el cuello. Además, es frecuente el trauma oclusal, que se produce por un contacto anómalo sobre la superficie de un diente.

"El bruxismo está desencadenado en la actualidad, básicamente, por factores psicosociales, ya que vivimos en una sociedad con un alto porcentaje de estrés y ansiedad", señala June Ruiz, vicepresidenta del Colegio Oficial de Fisioterapeutas del País Vasco. "Además del desgaste de los dientes, también puede generar "marcas en los labios por apretar con los dientes y en la zona de la mejilla, dolor en la articulación temporomandibular (ATM), en la zona superior de la mandíbula, cercana al oído, o hipertrofia del músculo masetero, en el área del moflete", añade Ruiz.

Los fisioterapeutas aconsejan una serie de pautas básicas para aliviar este trastorno involuntario que se genera en el cerebro como un estímulo automatizado, al igual que caminar o respirar:

1. Vigila dónde colocas la lengua cuando estás en reposo. Debería estar apoyada en el paladar superior detrás de los dientes.

2. Evita que los incisivos superiores e inferiores estén en contacto.

3. Revisa cuánto abres la boca. Lo normal sería que cupieran unos tres dedos entre los incisivos de arriba y los de abajo.

4. Un ejercicio sencillo para relajar esta región es mantener la presión con los dedos en el musculo masetero a la vez que abrimos un poco la boca. Posteriormente quitamos la presión para cerrar la boca y repetimos sin generar dolor.