¿Quién no ha sufrido alguna vez la incómoda sensación de tener las manos frías? Unas personas son más propensas que otras y, en muchos casos, dependerá de la tolerancia al frío que tenga cada uno.

En principio, se trata de un simple mecanismo de adaptación de nuestro organismo al medio que le rodea con el fin de preservar un nivel óptimo de temperatura corporal. Sin embargo, hay algunos casos en los que las manos frías pueden estar alertándonos de algún trastorno. Algunos de ellos son:

1- Ansiedad y estrés. Cuando estamos muy nerviosos, se produce en nosotros una alteración del riego sanguíneo, la cual nos suele provocar sudoración y un enfriamiento excesivo en las manos.

2- Mala circulación. La sangre no llega correctamente a los dedos, pero no quiere decir que siempre sea por una causa grave; a veces basta con cambiar algunos hábitos.

3- Síndrome de Raynaud. Es un trastorno circulatorio que hace que los vasos sanguíneos se estrechen mucho y llegue menos sangre a las extremidades, dejando las manos y los pies muy fríos.

4- Anemia. La anemia se produce por falta de hierro y, por lo tanto, de glóbulos rojos en la sangre. Estos son los encargados de llevar el oxígeno a todos los órganos del cuerpo y, por lo tanto, una mala oxigenación puede causar una incorrecta regulación de la temperatura, sobre todo en las extremidades.

5- Enfermedades reumáticas. A veces, las manos frías pueden llegar asociadas a enfermedades reumáticas y, en este caso, los dedos se ven de un color azulado o muy pálido.

Una mujer pone sus manos con guantes en un radiador. Freepik

6- Arterias bloqueadas. La grasa puede acumularse en las arterias e impedir que la sangre llegue bien a las extremidades, con el riesgo que esto supone de sufrir enfermedades cardiovasculares.

7- Hipertensión e hipotensión. Tener la presión arterial alta o baja puede hacer que llegue un menor flujo de sangre hacia las extremidades.

8- Esclerodermia. Es una enfermedad autoinmune por la que el organismo produce demasiado colágeno, lo que afecta a la piel y a los vasos sanguíneos.

9- Hormonas. Las mujeres tienen más posibilidades de tener las manos frías debido a los cambios hormonales que sufren a lo largo de su vida, como es el caso del embarazo o de la menopausia. Un estudio realizado en EEUU en 1998 reveló que la temperatura media de las manos de las mujeres es dos grados menor que la de los hombres.

10- Sedentarismo. Mientras que la falta de actividad ralentiza el flujo sanguíneo, hacer ejercicio físico activa la circulación y te hará entrar en calor.

11- Tabaquismo. El tabaco provoca una contracción de los vasos sanguíneos y un estrechamiento y bloqueo de las arterias, lo que provoca una mala circulación y que la sangre no llegue bien a las extremidades.

12- Alcoholismo. El alcohol dilata los vasos sanguíneos y nos hace perder calor, aunque no sentimos frío, ya que ejerce un efecto sedante sobre el sistema nervioso.

13- Diabetes. Si no está bien tratada, puede afectar a la circulación y hacer que la sangre no llegue correctamente a pies y manos.

14- Bajo peso. Las personas muy delgadas tienen menos grasa, lo que puede hacer que se enfríen con mayor facilidad.

Una mujer trabaja cubierta con una manta. Freepik

Signos de alarma

Hay síntomas que nos pueden estar indicando que algo no va bien. Si notas ciertas sensaciones extrañas en las manos, lo mejor es que lo consultes con tu médico. Algunas de estas señales de alerta son:

- Tener las manos frías, incluso cuando tienes calor.

- Sentir hormigueo o entumecimiento.

- Sentir pinchazos.

- Insensibilidad.

- Dolor en las manos.

- Cambio de color (tono azulado).

- Aparición de llagas o sarpullidos.

- Piel tirante y endurecida.

Consejos


- Abriga bien tus manos y pies con prendas de lana o de algodón.

- Lávalas con agua tibia.

- Aplícate crema hidratante.

- Usa calentadores de manos.

- No te expongas a cambios bruscos de temperatura.

- Hazte masajes suaves y frecuentes en las manos para reactivar la circulación.