Manuel Viso, médico: “Si no tenemos salud, la vida se pone en modo pausa"MARCOS PEREIRO
“Si algo he aprendido a lo largo de los años es que el conocimiento salva vidas. Y si puedo aportar mi granito de arena para que más personas cuiden de su salud con información rigurosa y accesible, mi trabajo como médico y divulgador cobra aún más sentido”, explica el especialista Manuel Viso, quien afirma que cambiar los hábitos de un día a otro no funciona. “Hay que buscar un objetivo, algo que te emocione, una motivación, para empezar a cambiar”, recalca.
QUIÉN ES
Manuel Viso es médico por vocación y divulgador por pasión. Licenciado en Medicina por la Universidad de Santiago, está especializado en distintas áreas con másteres en Gestión Sanitaria y Dirección Médica, Nutrición y Gerontología, además de tener un posgrado en Medicina y Nutrición Deportiva. También tiene formación en Biología Molecular en el Hospital de Sant Pau de Barcelona. Por otro lado, en el entorno digital ha construido una comunidad fiel en redes sociales, un espacio donde comparte contenido basado en la evidencia científica de manera clara y cercana.
Nos preocupa y ocupa nuestro patrimonio inmobiliario y mobiliario, inversiones, herencia, ¿al mismo nivel nuestra salud como gran patrimonio personal?
Si no tenemos salud, la vida se pone en modo pausa, ya nada es igual. A veces pensamos en la salud como lo opuesto a la muerte y, obviamente, ese es el final que siempre tendremos. Pero si no tenemos salud, nuestra calidad de vida merma mucho y eso condiciona todo lo demás. La salud es nuestro gran patrimonio. A partir de ahí se construye todo.
Lo oía en un medio: “… el responsable de mi salud es mi médico”. ¿Es mi médico o soy yo el principal responsable de mi salud?
Los responsables somos nosotros. El médico es la persona en la que uno como paciente deposita la confianza para que le guíe, le ayude o le filtre la paja que surge con toda la desinformación que hay en las redes. La gente tiene un lío mortal. El médico es la ayuda para saber el camino, pero la responsabilidad es de cada uno, porque la decisión última de los hábitos que voy a adoptar es mía, porque el médico no estará 24 horas detrás de cada persona.
"Con toda la desinformación que hay en las redes, la gente tiene un lío mortal”
“Somos lo que comemos”. La salud general en las clases pudientes es mejor que en las de clase baja. ¿También los pobres podrán seguir sus consejos y mejorar su salud?
Eso es cierto, pero también nos liamos con que todos los platos tienen que ser excepcionales y no es así. La dieta ha de ser equilibrada y, a veces, pensamos que debemos hacer un plato muy elaborado y no es necesario; para una buena cena, cocer dos patatas y abrir una lata de sardinas con aceite de oliva o hacernos una tortilla francesa con tomates de la huerta es suficiente. No tenemos que ir siempre a platos sofisticados. Que alguna vez tendremos que comprar pescado fresco, pues sí, pero no tiene que ser todos los días. Podemos equilibrar nuestra dieta saludable sin hacer grandes inversiones. Pero es cierto que si no invertimos un poquito en salud, lo podemos pagar luego y tener que invertirlo de verdad en tratamientos, porque el no tener salud obliga a bajas laborales, a cobrar menos, a necesitar fármacos… Todo condicionantes que hacen que la salud nos determine todo lo que viene después.
Su libro anima al autocuidado, ¿podría entenderse como un negacionismo del papel de la medicina oficial en el logro de una buena salud, personal y comunitaria?
Son complementarios, lo importante es la prevención. Es cierto que hay ciertas patologías que son crónicas y que una vez que se instauran, la prevención puede ayudar a que no vayan a más, pero la enfermedad ya la tengo. Muchas cardiopatías, la obesidad, etc. son las que más alteran la calidad de vida y las que más mortalidad producen. Y ahí la prevención es muy importante para no llegar a esas enfermedades.
"¿Por qué no podemos disfrutar de las fiestas sin alcohol? La diversión no necesita consumos tóxicos”
Salud y medicina no es lo mismo. ¿Cree que su Supersanos nos animará a cuidarnos mejor sin perder la confianza en la medicina cuando la salud falle? ¿Para vivir más o para vivir mejor?
Supersanos lo que busca, sobre todo, es que entendamos que desde lo cotidiano, desde lo sencillo, se puede construir una salud sana sin perder relaciones sociales. Pensamos que es incompatible el comer saludable con quedar con los amigos, porque lo que se tercia es comer siempre churrasco, brindar con alcohol, fumar. Y no es incompatible. Tampoco lo es quedar con los amigos y hacer deporte. Se pueden hacer las dos cosas y disfrutar igual de la vida, porque nuestro cerebro funciona por automatismos. Si lo acostumbramos a los malos hábitos nos llevará por ellos, porque no quiere cambios. Pero si vamos introduciendo poco a poco pequeños cambios en nuestros hábitos, nuestro cerebro construye nuevos circuitos en los que vamos a disfrutar. No solo eso, sino que se los vamos a contagiar a todo nuestro entorno.
Aquí la fiesta suele ser nocturna, nunca falta el alcohol, fumar no está mal visto, las series tv en prime time son nocturnas… ¿Es posible seguir sus recomendaciones?
Todo esto se plantea porque nosotros hemos adquirido esos hábitos. Al final es la pescadilla que se muerde la cola. Si nos ponen las series de televisión a altas horas, las fiestas son como son, las celebraciones tienen alcohol y drogas... es porque nosotros somos partícipes de eso. Supersanos lo que busca es que entendamos que ese no es el mejor camino. Si vamos por ese camino, las enfermedades se van a adelantar, el envejecimiento llegará antes, nuestra vida va a tener peor calidad y llegará un momento en que de eso no disfrutaremos. Al principio del libro hago una pregunta, ¿cómo quieres morirte, sano o enfermo? ¿Cómo quieres llegar al final de tu vida, no pudiendo subir tres escalones porque te fatigas o quieres seguir viajando hasta tus últimos días porque tu vida y tu salud está sana? En nosotros está el cambiar todo ese entorno de TV, de fiestas… ¿Por qué no podemos disfrutar de las fiestas bailando sin tener que consumir tanto alcohol? Simplemente tomando agua, zumos, leche… la diversión está en otro lado, no tiene porque estar en los consumos tóxicos.
En un mundo de rapidez, ajetreo e inmediatez, las acciones pausadas y sostenidas que usted propone, ¿son revolucionarias o puro sentido (y ciencia) común?
La vida nos depara un estrés intenso, pero también a veces, debido a que falta orden en nuestra vida, vamos un poco acelerados, porque vamos resolviendo los problemas del momento sin pensar en las consecuencias de esa decisión en el futuro. Planteo un capítulo que es la salud mental de la vida diaria, donde me refiero sobre todo a esos problemas que tenemos y que acabamos psiquiatrizando. En nuestra vida suele haber cuatro o cinco acontecimientos que no nos van a gustar, la vida nos dice “es lo que hay. Eso es resiliencia; aprender de esas situaciones para llevar nuestra vida por otro camino. Buscando nuevos amigos, aprender que ese tipo de pareja no me corresponde…, pues lo mismo en la alimentación y en todos los hábitos.
"Podemos equilibrar nuestra dieta para que sea saludable, sin recetas complicadas ni grandes inversiones”
Sus recetas son más asequibles que apuntarse al gimnasio o ir al nutricionista, ¿por qué se acude a ellos en lugar de a sus saludables recomendaciones?
Porque hay recomendaciones que nos da la sensación de tener efectos inmediatos y lo que nos falta, a veces, es cierta disciplina y paciencia; los hábitos se construyen a base de paciencia. No puedo pretender ir al gimnasio y que mañana el deporte esté integrado en mi vida y me apetezca. No. Necesito un proceso en el que el cuerpo vaya acomodándose al ejercicio y eso puede tardar varios meses hasta que mi cerebro libere endorfinas y me produzca placer; es cuando el deporte nos gusta. Pero es más fácil tomar una píldora resolutiva que lleva cúrcuma, jengibre y magnesio, y que la recomienda alguien en las redes, alguien que dice que es maravillosa y que a él le funcionó; resulta más fácil comprarla que hacer deporte. Pero con el tiempo veremos que estamos igual o peor, porque esa pastilla que tanto prometía no acabó de funcionar.
Los médicos ya intentan divulgar la medicina para mejorar la salud. ¿Tendría que hacerse mucha más didáctica de la prevención y buenos hábitos: AP, escuela, redes…?
La ciudadanía está confusa porque los mensajes no son claros y porque las explicaciones no llegan como tienen que llegar. Si a mí me hablan de economía en lenguaje técnico me quedo como estaba, pero si me lo explican en lenguaje sencillo lo entenderé y tomaré mejores decisiones; en salud es igual. Supersanos pretende, con un lenguaje claro, sencillo y sin tecnicismos, que la gente entienda sus circunstancias de cada día, porque al final lo que me interesa es que se resuelvan los problemas. Lo que hace falta son mensajes sencillos, que la población entienda el por qué y el para qué.
En ese ajetreo e inmediatez como de pollos sin cabeza, todos necesitamos más y mejor salud. Pero, ¿a quién dirigiría con especial dedicación su Supersanos?
Reviso un poco las estadísticas y veo los problemas de salud que tenemos, recordando que cada día mueren 330 personas en el conjunto del Estado español por enfermedades cardiovasculares, como si un avión se cayera cada día; y si simplemente mejorando un pelín la alimentación, haciendo un poco de ejercicio y abandonando los hábitos tóxicos como el tabaco y el alcohol, de esas 330 no murieran 270, habría que hacerse alguna pregunta. El libro va dirigido a toda la población, a todos los sectores, porque los malos hábitos y la salud no bien encaminada nos afecta a todos, desde los adolescentes hasta las personas mayores, pasando por la gente de mediana edad