Más de una vez hemos sufrido el tan molesto hipo, este conocido movimiento involuntario o espasmo del diafragma del que sabemos poco más que las múltiples y creativas formas que se sugieren efectivas para acabar con él.
Resulta que este movimiento del diafragma puede verse causado por diversos factores. El espasmo se produce seguido de un cierre rápido de las cuerdas vocales, movimiento que causa el sonido característico del hipo.
El médico de pediatría general especializado en gastroenterología infantil Carlos Trillo advierte de que los remedios caseros populares como “dar un susto” o “hacer el pino” no están respaldados por ninguna evidencia médica que indique su efectividad. En cambio propone dos soluciones:
Aguantar la respiración
Trillo explica que contener el aire actúa sobre el nervio frénico que resulta clave para el control del diafragma.
El hipo se produce por un complejo arco reflejo que involucra una red de nervios y áreas cerebrales. Muchos de los remedios conocidos pretenden precisamente estimular el nervio vago o frénico.
Un estudio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos revela que aguantar la respiración durante unos segundo aumenta los niveles de dióxido de carbono (CO₂) en sangre, lo que puede ayudar a detener el impulso del diafragma.
Beber agua
El pediatra afirma que beber agua nos puede ayudar a mitigar el hipo. Pero también indica que no es necesario hacerlo boca abajo o del lado contrario del vaso como se suele decir.
Método de respiración en cinco pasos
Andrew Huberman, neurocientífico, divulgador e investigador de la Universidad de Stanford, comparte una técnica fácil y respaldada por la ciencia para detener el hipo:
El método consiste en realizar tres inhalaciones consecutivas por la nariz y posteriormente, aguantar la respiración unos segundos.
- Primera inhalación: toma aire por la nariz.
- Segunda inhalación: sin exhalar, vuelve a inspirar aunque sea menos aire que en la anterior.
- Tercera inhalación: realiza una pequeña y corta inhalación por la nariz.
- Retención: aguanta el aire dentro unos 15 segundos.
- Exhalación: expulsa el aire lentamente por la nariz o boca.
El neurocientífico explica que la segunda y tercera inhalación requieren de un pequeño esfuerzo físico para seguir inspirando aire. “Se siente como una inhalación brusca’ porque debe activar la musculatura de los músculos intercostales y el diafragma”, confiesa.
Este truco provoca una hiperpolarización del nervio frénico, lo que reduce casi en su totalidad las posibilidades de que se vuelva a activar de nuevo en un período de tiempo posterior.
Tipos de hipo
Según la duración del movimiento, existen cuatro tipos de hipo:
Agudo
Conocido como crisis de hipo transitorio y suele durar menos de 48 horas.
Persistente
Es el que se puede alargar más de 48 horas y hasta un mes.
Intratable
Ocurre cuando dura más de dos meses y se recomienda acudir a un médico.
Recurrente
Se trata de episodios de corta duración que se repiten con frecuencia.
Causas del hipo
Desde la Clínica Universitaria de Navarra comparten las diversas causas del hipo:
Transitorias
- Comer en exceso: tener el estómago lleno puede irritar el diafragma.
- Ingestión rápida de alimentos o bebidas: puede causar distensión abdominal y activar el reflejo del hipo.
- Consumo de bebidas carbonatadas o alcohol: la acumulación de gases puede estimular el diafragma.
- Cambios de temperatura: por ejemplo, beber algo frío tras ingerir un alimento caliente.
Médicas
- Reflujo gastroesofágico: la irritación del esófago puede desencadenar hipo.
- Enfermedades del sistema nervioso central: lesiones o infecciones que afectan al cerebro o la médula espinal.
- Condiciones metabólicas: desequilibrios de electrolitos, como hiponatremia o hipocalcemia.
- Cirugías: especialmente las que involucran el abdomen o el tórax.
Relacionadas con el embarazo
- Crecimiento del útero: puede ejercer presión en el diafragma.
- Cambios hormonales: pueden sensibilizar el diafragma.
- Reflujo ácido: común durante el embarazo, puede irritar el diafragma.