En el mundo moderno, donde las redes sociales se han convertido en fuentes inagotables de consejos sentimentales, una teoría ha cobrado fuerza en los últimos meses: la regla 3-6-9. Esta tendencia viral promete ayudarnos a descifrar si una relación está destinada a durar o si solo es un romance pasajero.

En qué consiste esta regla

La regla 3-6-9 plantea que los primeros nueve meses de una relación romántica están marcados principalmente por tres etapas: la luna de miel, el regreso a la realidad y la gran decisión. Aunque no es una fórmula científica ni infalible, muchos aseguran que describe con sorprendente precisión lo que suelen experimentar las parejas en los inicios de su relación.

Etapa 1: La luna de miel (de 0 a 3 meses)

Todo comienza con una explosión emocional, es ese momento en el que todo parece perfecto, la conexión es intensa, la atracción está en su punto más alto y ambos se muestran en su mejor versión. La doctora Chivonna Childs, de la Clínica Cleveland (EEUU), explica que, durante esta fase, el cerebro está rebosante de dopamina, lo que nos lleva a idealizar a la otra persona y a pasar por alto cualquier posible defecto.

Aunque es una etapa muy bonita y emocionante, en ella no conviene tomar decisiones importantes, ya que apenas es el inicio del verdadero conocimiento mutuo en el que muchos confunden química con compatibilidad.

Dos adolescentes sentados en la arena mirando al mar.

Etapa 2: El regreso a la realidad (de 3 a 6 meses)

Pasado el subidón inicial, llega el momento en que la burbuja se desinfla un poco. Empiezan a aparecer las diferencias, los primeros roces y los diferentes hábitos de uno y de otro. Es cuando se conoce a la pareja en un contexto más cotidiano y menos idealizado.

Según la regla 3-6-9, esta es una fase crucial, ya que en ella se pone a prueba la capacidad de la pareja para comunicarse, negociar y adaptarse. Si logran superar estos primeros choques y salir fortalecidos de ellos, la relación puede dar un paso importante hacia la madurez.

Etapa 3: El jaque mate (de 6 a 9 meses)

Llegados a este punto, la pareja ya ha vivido momentos buenos y malos y es la prueba definitiva para comprobar si son compatibles a largo plazo y si comparten valores, objetivos y estilos de vida. En esta etapa, según el psicólogo Edgar Figueroa, se define si la relación avanza con bases sólidas o si se trata de algo que ya no tiene sentido seguir prolongando. Aquí es donde se toma la gran decisión: comprometerse de una manera más profunda o dejar ir.

Por qué es útil esta regla

Aunque la regla 3-6-9 no tiene un respaldo científico, muchos la encuentran útil para ver con perspectiva el proceso de enamoramiento. Nos recuerda que el amor real no es solo la pasión inicial, sino también el trabajo, la paciencia y construir constantemente una conexión emocional entre ambos.

Además, permite observar los patrones y evitar caer en idealizaciones. Saber que es normal que las diferencias aparezcan entre los 3 y 6 meses, o que después de 9 meses ya se debería tener una idea clara de hacia dónde va la relación, puede ayudar a tomar decisiones más conscientes y menos impulsivas.

Cuál es la clave

No se trata de obsesionarse con el calendario, sino de observar con atención cómo evoluciona la relación en cada fase. Así, la regla 3-6-9 puede ayudarte a construir relaciones más sanas y auténticas, al recordarte que el verdadero amor no se basa solo en sentir mariposas en el estómago, sino en la compatibilidad real, el compromiso mutuo y el deseo compartido por la pareja de avanzar juntos.