El foot-ball llegó antes a la cartelería sanferminera que a las calles de la ciudad. El juego con el balón comenzó siendo casi clandestino en la arena de la plaza de toros (1904) y cuando saltó a los espacios abiertos provocó críticas entre el vecindario y polémicas en la prensa. Se quejaban los paseantes por el peligro que suponía el recibir un golpe y se lamentaban los futbolistas de las burlas y las intromisiones constantes de los mozalbetes en el terreno marcado para la práctica.

Cuando solo los estudiantes que regresaban en verano a Pamplona entendían los fundamentos del juego (del que fueron introductores), alguien cometió la osadía de otorgarle un espacio en su propuesta de cartel para los Sanfermines de 1906. El 2 de abril de ese año, la prensa local recoge que en el concurso de carteles hay uno que, entre otros elementos, plasma una cabeza de toro, el tren del Irati y “el campo de lucha del foot ball”. La autoría se atribuye a un tal Pi, que bien pudiera ser uno de los hermanos (nacidos en Argentina) que formaron parte del primer equipo constituido en la ciudad, el Pamplona FC, y posteriormente de la Sportiva, germen de Osasuna. La propuesta no recibió el apoyo del jurado, que se decantó por uno de Félix Lafuente.

Desde ese cartel hasta el primer partido organizado con cierto rigor reglamentario en Pamplona pasaron tres años. El impulso que recibe el fútbol en 1909 se plasma también en el programa de fiesta; los organizadores entienden que supone un aliciente que rompe la monotonía de los actos que se vienen repitiendo año a año. Una novedad en la que todo el mundo se involucra y que alcanza también al rey, Alfonso XIII, y al obispo de la ciudad, José López Mendoza y García.

Hay que recordar que en ese momento el fútbol ya goza de prestigio, hay equipos de renombre en las grandes ciudades y desde 1903 se disputa la Copa de Su Majestad el Rey. Pamplona quiere sumarse al planeta del balón y da el primer puntapié en serio el 18 de abril de 1909. Después de varias semanas de preparativos, jugando partidos de entrenamiento los domingos, la prensa anuncia la ‘Inauguración del Pamplona Foot-ball Club’. El Ayuntamiento colabora autorizando la colocación de mastiles y gallardetes en el entorno del terreno de juego, en la explanada de la Media Luna.

En aquel primer partido al que se le otorgaba carácter oficial intervinieron, por el equipo azul: Rey; Errea. Romero; Sáez, Sagardía, Joaquín Aldaz; Azagra, Tomás Aldaz, Mencos, Labarta y Goicoechea; y por el equipo blanco: Aizpún; Arvizu, Cayuela; Vértiz, Fernández, Archanco; F. Azagra, Colmenares, Mora, Sagaseta y Florencio Aldaz. Ganaron los blancos por 4-3. Unas seis mil personas acudieron al encuentro, según la prensa.

Las gentes del Pamplona FC, chicos de la burguesía local y universitarios la mayoría de ellos, practicaban diferentes deportes, por lo que les guiaba un afán de promocionar la actividad física; y como no era cuestión de perder tiempo, a los planes de la ya citada puesta de largo sumaron la idea de organizar en los inmediatos Sanfermines lo que presentaban como un concurso. “Hemos oído –publicaba el 4 de abril La Tradición Navarra– que el Pamplona FC tiene ahora intención de pedir al Ayuntamiento que incluya en el programa de las Fiestas de San Fermín una lucha con premios y esto nos parece muy bien, porque atraeríamos los equipos de San Sebastián, Burdeos, Bilbao y Madrid, y sería una fiesta culta y atlética”.

Receptivo a las peticiones de las gentes del fútbol, por primera vez en la historia el incipiente y ya popular deporte encuentra un generoso espacio en el programa de fiestas. Se presenta como ‘Gran concurso de Foot-ball Association y Fiestas deportivas’. El formato es el de un triangular, pero diferentes incidencias lo reducen a la mínima expresión.

El Ciclista FC de San Sebastián (campeón de la Copa del Rey ese mismo año y antecesor de la Real Sociedad) había anunciado que acudiría con su primer equipo. Sin embargo, el partido del día 12 con el Racing de Irún queda suspendido por el mal tiempo; y el día siguiente no se presentó alegando “indisposición” de algún jugador. Así las cosas, el ‘Gran concurso’ quedó reducido a un mano a mano entre Pamplona y Racing. El conjunto visitante, en el que se alineó el legendario Gamborena, demostró estar más versado en el juego que su rival. Según un periódico ganó 0-2, según otro, 0-5… Sea como fuere recibió como premio “un soberbio espejo biselado, sostenido sobre una mujer de factura modernista y varias palomas, teniendo pintado en su parte superior el escudo de la ciudad”, según afinada descripción de Diario de Navarra.

El conurso apareció destacado en el programa de 1909 Redacción DNN

1910

Un juego de “ricos deportistas”

Los preparativos del concurso de 1910 comenzaron pronto. A finales de febrero, la directiva del Pamplona FC solicitaba a Alfonso XIII la concesión de una copa para el concurso de San Fermín. Para no ser menos, o para poner a la Iglesia a la altura de los poderes terrenales, el obispo se compromete a realizar su particular aportación al evento. Hasta los periodistas son convocados en abril para tratar pormenores de la cita deportiva. El periódico El Eco, que a través de su redactor Garcilaso (Raimundo García, con los años director de Diario de Navarra) se vuelca en animar la práctica del fútbol, subraya la importancia que el concurso tendrá en un programa de actos que califica de “monótono”, además de destacar los ingresos que aportarán las gentes que lleguen de fuera para presenciar el torneo. “Tenemos todos la obligación de ayudar, apoyar o favorecer el espíritu de educación física que persiguen nuestros amigos los futbolistas de esta capital: con ello va la vigorización de la raza”, enfatiza. En sus gacetillas, Garcilaso llega a abogar por un torneo internacional y le dice al Ayuntamiento que por la aportación de mil pesetas “puede hacerse la ilusión de que ha organizado un nuevo y atrayente número de fiestas”.

La petición de una subvención no queda en anécdota. El Pleno debate sobre el asunto y hay hasta duras intervenciones por parte de los concejales que se oponen a ella. Así, el carlista Joaquín Baleztena vota en contra y argumenta que “el Ayuntamiento no debe subvencionar a una sociedad (Pamplona FC) formada por ricos deportistas”.

Para la segunda edición del concurso estaban inscritos el Racing y el Sporting, ambos de Irún, y la Real Sociedad de Foot-Ball, fundada en septiembre de 1909. La organización levantó tribunas para el público y el jurado. En las vísperas también se informó que se había recibido la copa de plata donada por el obispo y que se estaba a la espera de un regalo del Marqués de Vadillo.

El torneo debía ventilarse entre el 11 y el 14 de julio. Primero en formato de triangular con el Pamplona y los equipos de Irún y, como remate, “uno de estos”, contra la Real. Pero como en 1909, no llegó a completarse. El Sporting goleó al Pamplona y luego al Racing. Este equipo no se presentó a jugar al día siguiente. Atendiendo a la letra del reglamento, el Pamplona, sin rival en el campo, puso el balón en juego y lo depósito en la red de la portería que debía defender el portero del Racing. A todo esto “el equipo de San Sebastián ha desistido de venir a esta ciudad”, anunciaba El Eco el 14 de julio. Así que el Sporting se llevó la Copa del Rey y 500 pesetas y el Pamplona, la copa del obispo y 250 pesetas.

La retirada del Racing levantó polémica. El equipo de Irún argumentó que se marcharon de Pamplona por la “intransigencia” del árbitro y del jurado, que les anularon un gol. Además denunció que el Sporting se había reforzado con futbolistas de Barcelona.

1911

Las copas y el dinero, para Irún

El torneo siempre tuvo más expectativas que certezas, más ruido que nueces. El concurso de 1911 confirmó lo anterior. Desde las semanas previas, la prensa especulaba con los posibles competidores. En mayo, barajaba los nombres de los dos equipos de Irún, de la Real Sociedad y de un club francés. También salieron a la palestra el Sporting Español de Barcelona y el Club Deportivo de Barcelona. A todo esto, las gentes del Pamplona seguían peleando por la subvención municipal.

En Pamplona, al menos el grupo de entusiastas vibraba con los planes. Por eso, recibían con entusiasmo la noticia de que el Sporting de Irún había reservado 23 habitaciones en el Hotel del Norte y que unos 300 aficionados acompañarían al equipo.

El concurso esta vez se jugó completo y con los tres protagonistas habituales. El Racing, que ganó sus dos partidos, se llevó la copa donada por el rey y 500 pesetas, y el Sporting, que derrotó al Pamplona FC, un objeto de arte y 250 pesetas. 

1912

Suspendido por el gobernador “hasta nueva orden”

El concurso tuvo un epílogo inesperado. En 1912, los entusiastas del Pamplona FC llegaron a alimentar el sueño de un “torneo nacional de sociedades de fútbol”, pero en vísperas de las fiestas la nómina la formaban los tres equipos habituales. Hasta que intervino el gobernador y no para donar un trofeo. La autoridad, según recogía la prensa, decidió suspender el concurso “porque no se habían alistado a tiempo ni Racing ni Sporting”. Resaltaba la nota que el torneo “no se celebrará hasta nueva orden”.

La orden no llegó nunca. El 16 de julio, Pamplona FC y Racing Club de Irún disputaron un encuentro amistoso que una vez más ganaron los visitantes. Y seis días después, el cuadro local goleaba (9-2) en el campo del Ensanche al Deportivo de Logroño en un partido que sustituía, según Diario de Navarra, “al concurso celebrado en años anteriores”. Y no hubo más.

En 1913 y en periodo sanferminero comenzó a disputarse la Copa Kutz, impulsada por el dueño del histórico café, Luis Kutz. Fue la primera competición reglada para equipos de la ciudad e intervinieron en la misma Punching, Iruña, Racing y Deportiva. Y durante las fiestas de 1914 hay constancia de un partido entre el Racing de Irún y el de Pamplona, y de la inauguración del campo del Punching, en el que el equipo titular empató a un gol con la Gimnástica de Zaragoza.