El casi recién nacido Osasuna intentó volver a introducir el fútbol en los Sanfermines en 1922. El cartel era de campanillas: junto a los rojos, el Athletic y el Racing de Santander. Pero tratar de compaginar deporte y fiesta pasó factura a algunos protagonistas.

Como aperitivo, el 3 de julio, jugaron Osasuna y Athletic, con victoria de los leones por 1-5. El 6 de julio, a las 18.30 horas y después de las Vísperas, el equipo local se enfrentó al Racing. Los periódicos destacaron que hubo una gran concurrencia de público en San Juan. Varios futbolistas vizcaínos (Peña, Juanín, Urquizu, Acedo…) reforzaron al cuadro pamplonés. Actuó como árbitro Joaquín Rasero, a la sazón uno de los fundadores del Rancing y también de Osasuna.

Ambos equipos acordaron repetir el evento el día 8. Pero, al parecer, las dos primeras jornadas de las fiestas resultaron de lo más animadas para los futbolistas. El encuentro registró empate a un gol y como destacaba Xavier en su reseña para el periódico Madrid Sport, “salieron a jugar después de tres días de continuo bailoteo y no había uno que se tuviera en pie. De modo que punto en boca…”.

Es curioso que, como el Pamplona FC, también Osasuna peleaba por conseguir una subvención municipal. Según publicó El Pensamiento Navarro el 30 de septiembre, el Ayuntamiento había denegado una petición del club para que se le abonara “el déficit generado por los recientes partidos de San Fermín”.

Cabe mencionar que el 6 de julio de 1929, Osasuna y Real Sociedad disputaron un encuentro a beneficio del jugador Ochoa, afectado de tuberculosis.