nos acordábamos ayer de la corrida de 2022 de La Palmosilla. Hacíamos comparaciones con la de 2023. Nada que ver. Hoy hacemos lo propio con los toros de con resultado muy parecido. Los de antaño fueron malos, y peligrosos. Los de ayer también. Con poca movilidad, cortando el viaje, buscando y en algún caso, como el del segundo, alimañeando. Pero es que este encaste es así y cuando sale uno de esos, que tiene que salir, pues hay que darle lidia también, porque la tiene. La terna lo sabía, la terna lo entendió. Robleño visitó la enfermería según montó la muleta. Son curiosas las casualidades del toreo: Del Álamo y Jiménez venían de vivir una situación extraña en una de las corridas de la Copa Chenel. Por una cuestión de avisos, Del Álamo pasó a la final a la debía pasar Jiménez; negligencias de cronómetro. La que se montó fue grande aunque las aguas se mantuvieron en su cauce. Y ayer los dos toreros se veían anunciados en un mismo cartel que finalmente terminó en mano a mano. Jiménez sufrió un puntazo en la lidia del cuarto de la tarde.
La corrida quedó en un mano a mano en el que los dos diestros estuvieron por encima de las circunstancias. Alguno incluso logró llevarse un apéndice a su casa. Fue Juan del Álamo que dejó una buena estocada tras estar más que digno con su peligroso tercero, que como sus compañeros llevó la cara por arriba; qué miedo tiene que dar cuando un cárdeno de estos te enseña la cara por encima del estaquillador. Jiménez, por su parte, dio una vuelta al ruedo tras torear al quinto de la tarde, habiéndole pedido permiso a Del Álamo para no tener que esperar hasta el sexto para pasar a la enfermería. Al final no fue necesario y Jiménez pudo ocupar su puesto en el callejón mientras Del Álamo ponía fin a la tarde. Y en la conversación de los aficionados, una pregunta ¿Volverán los de Escolar? Ya lo hemos dicho arriba, este encaste tiene estas cosas. Y unas veces alimañean y otras hacen el avión.