El txistu ha vuelto a conquistar el Paseo Sarasate en el 64º Alarde de Txistularis. El sol y el calor no han impedido que los asientos habilitados se llenen, ni que un centenar de personas hayan asistido al concierto de pie. Gafas de sol, sombreros de paja, viseras y abanicos se han convertido en los aliados de un público que no quitaba la vista del escenario. Los protagonistas del encuentro han vestido camisetas de colores, el pañuelo de San Fermín y una sonrisa, mientras sostenían los txistus. Entre ellos, han abundado los txistularis estudiantes del Conservatorio, que se mezclaban con los veteranos. 

Si por algo ha destacado la cita musical ha sido por la fusión de un repertorio tradicional como Iruñatarra, Txoria Txori o Biribilketa con canciones contemporáneas compuestas por artistas locales, como Begiradak, de Aitor Urquiza, que dirigió el alarde. Mientras que entre las canciones que el público mejor conocía ha destacado la tradición, las más recientes han demostrado la versatilidad del instrumento, como es el caso de Manuela Maitia, de Ismael Yagüe, inspirado en Manuela, una niña con discapacidad que el músico conoció en Uganda.

La presencia de los dantzaris también se puede considerar histórica, ya que hacía años que no acutában. Desde el inicio se han fundido con la musicalidad del instrumento y han captado la atención de los asistentes, que tras cada canción han aplaudido con fuerza y vitoreado gritando un efusivo“bravo”. 

Patxi Rodríguez, coordinador del alarde, ha homenajeado a Begoña Almirantearena, una de las impulsoras del proyecto que junto al txistu, suma una trayectoria longeva . 

Al ritmo de Animalien Dantzak, los dantzaris, esta vez con un vestuario que simulaba ser animales, han vuelto a acaparar la atención de los asistentes con tres partes, Karrika dantza y sus giros, Makil dantza y el vals Animalien baltsa

Bajo la dirección de Aitor Urquiza, también se ha podido disfrutar de un coro que ha contrastado con el sonido agudo del txistu y ha aportado una emotividad que a una señora le ha suscitado un espontáneo “me ha gustado mucho”. También acompañado por el sonido de la tuba, el piano, el bajo y la batería.

 Sin duda, el txistu ha tenido una gran acogida y ha conseguido distanciar al público de los móviles y robarles, al menos, una sonrisa.