Las fiestas de San Fermín tienen una bienvenida y una despedida que envuelven a la ciudad en un abrazo colectivo. La plaza del Ayuntamiento estaba rebosante de emoción el pasado 6 de julio durante el chupinazo, así como lo estuvo ayer a la noche en la despedida de los nueve días de jolgorio y desenfreno. 

Aquel inicio se caracterizó por una euforia desbordante y un anhelo irresistible de fiesta, mientras se anudaba con ilusión el primer pañuelico al cuello. En contraste, la despedida se teñía de tristeza y melancolía, con el pañuelico retirado y la ropa blanca y roja a punto de ser guardada en el armario, símbolo tangible del fin de una experiencia en la que parece que las agujas del reloj giran más rápido, y la espera para el próximo comienzo resulta eterna. 

Pobre de Mí desde el Ayuntamiento de Pamplona

Pobre de Mí desde el Ayuntamiento de Pamplona Zuberoa Anaut

El ambiente se impregnaba de nostalgia y agradecimiento, ya que, a partir de hoy, las dianas de la Pamplonesa no darán el comienzo a un nuevo día, ni el encierro será el protagonista en las calles de Pamplona. La charanga Gauerdi ambientó la plaza con canciones como 'La chica ye-ye' ante la espera de miles de personas, que, como caracteriza esta fiesta, superaban el límite imaginable que puede haber de personas por metro cuadrado. 

Pobre de Mí 2023

Pobre de Mí 2023 Zuberoa Anaut

Cristina Ibarrola salió al balcón del Ayuntamiento y dedicó unas palabras a todos los que se congregaban en la plaza: “Pamplonesas, pamploneses, se han acabado las fiestas de San Fermín. Hemos vivido juntos unas fiestas increíbles, con una participación y número de visitantes de récord. Y todo gracias a todas vosotras y todos vosotros, que habéis ejercido como los mejores embajadores de Pamplona. Ya falta menos para los Sanfermines de 2024. ¡Viva San Fermín, Gora San Fermín!”. 

Pamploneses despiden San Fermín Iban Aguinaga

A PIE DE CALLE 

Sucesivamente, Gauerdi hizo sonar el Pobre de Mí, mientras que la multitud extendía los pañuelos rojos y se balanceaba de lado a lado con las velas encendidas. A continuación, la canción ‘Uno de enero, dos de febrero…’ puso a cantar a toda la plaza, dándole comienzo a la espera de los próximos Sanfermines. Además, al igual que en el chupinazo, en la despedida no podía faltar un hueco para Osasuna. Los ánimos para el club rojillo con la canción 'Alé Osasuna, alé, alé...' resonaron con fuerza. 

El Pobre de Mí marcaba el final oficial de las fiestas, una despedida acompañada por la certeza de que el próximo año volverán a reunirse. Pero las calles de Pamplona siguieron animadas gracias a las charangas de las peñas, creando una atmósfera festiva que se negaba a desvanecerse. “La despedida es triste, pero todavía me queda toda la noche de fiesta”, comentaba el pamplonés Lucas García. Incluso hubo quienes se volvieron a atar el pañuelo al cuello como Jon Martínez: “Para mí las fiestas acabarán cuando llegue a casa, mientras tanto voy a estar de fiesta con el pañuelo puesto”, remarcó.