A Mario Aristu, de cinco años, no le dan miedo los toros; más bien es “a papá al que le da impresión ver lo grandes que son”, ha contado entre risas. De hecho, Imanol, su padre, ha añadido que “no me gustaría encontrarme con alguno de ellos por la calle”. Tanto él como Idoia Calavia, su pareja, pasan cada año por los Corrales del Gas para recibir a las cuatro primeras ganaderías, que este año son La Palmosilla, Victoriano del Río, Fuente Ymbro y Cebada Gago. Y, al igual que ellos, muchas de las familias se han acercado a la apertura para que sus hijos pudieran conocer “de cerca y cuando están tranquilos” a los animales que van a ser unos de los protagonistas de San Fermín.

A pesar de que para Imanol e Idoia esta visita se ha convertido en tradición y que repiten desde que nació el pequeño, los padres reconocieron que no eran taurinos y que echaban de menos la presencia de alguien que les explicara algunas cuestiones sobre las ganaderías: “Es una excursión bastante chula, pero creo que sería más accesible para la gente si hubiera algo que nos explicara el mundo del toro”, ha señalado Imanol. 

Una niña observa a los toros a través de una de las ventanillas. Iñaki Porto

No obstante, destacaron la exposición fotográfica de Patricia Santaolaya, natural de Traspinedo que se puede encontrar a cada lado de los corrales: “Con estas imágenes se pretende plasmar el festejo popular y el mundo del toro”, ha explicado Pablo Sánchez Garriz, responsable de los corrales.

Por otro lado, Julia Arizuren, vecina de Pamplona, de 24 años, tiene la costumbre de visitar durante los Sanfermines los corrales del Gas con su familia. Sin embargo, este año ha querido hacerlo el día de la apertura para poder ver a los toros con algo más de tranquilidad. “A mí no me gustan las corridas, pero me encantan estos animales. Y no hay mejor forma que esta para poder observan cómo se comportan sin el agobio de los encierros o de las lidias”, ha confesado.

Dos mujeres se hacen un ‘selfie’ junto con una manada. Iñaki Porto

“¡Corre, hazles una foto!”, ha exclamado Ion Arregui, de 8 años, cuando los toros de Cebada Gago se acercaban hacia los espectadores. Su abuelo Javier, de 72 años, ha hecho malabares para coger el móvil mientras sostenía a su nieto en brazos. “Cada año le pido a los padres que me dejen traerme al crío a ver a las ganaderías que vienen para pasar un ratico con Ion. Además, le gustan mucho los toros; ¿qué hay más bonito que ver a tu nieto contento?”, ha contado Javier. Por su parte, a Ion le habría encantado poder ver a los Mihura porque “seguro que harían algo mejor que estar en el suelo”. Su abuelo le ha respondido que “están descansando para San Fermín”.

Los toros de la ganadería La Palmosilla posan para la foto. Iñaki Porto