Se inició el mejor serial del orbe taurino con ese paseíllo de color y amor a nuestra cultura. Lo abrieron los toros tarifeños de La Palmosilla, que de más a menos y a más, cual montaña rusa, enseñaron un escaparate tirando a desigual en calibres por delante y por detrás y desordenado, pero como para pararse un rato con piezas de interés: 1º, 5º y 6º.

El primero, Gallardío, suelto de salida; y tampoco hizo Urdiales y su cuadrilla nada suficiente para pararlo. Cumplidor en dos majos puyazos. Acude galopando en banderillas. Urdiales brinda a la parroquia navarra. El riojano inicia templado hacia los medios. Confiado. Por la diestra logra varias series limpias sin apreturas ante un burel noble y de buena condición. Al natural se acopla más, sintiéndose cómodo. Colofón con un cambio de mano muy torero. Pinchazo que le priva de un posible trofeo. Y estocada contraria y liada gorda con el descabello. Fue Gallardío un toro notable en clase y el mejor del encierro, aunque también mostraron importante juego los corridos en quinto y sexto lugar. En realidad la corrida empezó bien, cayó bastante y subió el tono al final con los dos últimos toros: Chistoso y Capitán. En el sube y baja el personal optó por echar el resto con la disposición de Borja Jiménez. Entre jarana y torero cuajaron emociones que llegaron al climax en el momento de la suerte suprema: Borja se entregó en un espadazo del que salió prendido, corneado, en el muslo derecho. Dos orejas, la segunda al relance de tantas emociones, pero generosa en el fondo.

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Así ha sido la espeluznante cornada en la corrida de La Palmosilla Javier Bergasa

Corrida que, en conjunto quedó aún lejos de la de 2019. Tres toros cumplieron metiendo los riñones en el primer tercio y galoparon con clase en banderillas. A su favor, se puede decir que tuvo movilidad y un carácter que debió ser mejor aprovechado. De hecho, Urdiales si receta el gran espadazo del cuarto en el primero, hubiera tenido premio por una faena sin apreturas, pero bien templada y concebida, sobre todo al natural. El cuarto no se llegó a ver del todo porque el riojano no se puso de verdad en ningún momento. Una pena lo del de Arnedo, que no tiene forma de cuajar un toro de principio a fin en esta plaza.

Fernando Adrián, que debutaba en la vieja Iruña, y Borja Jiménez mostraron cimbreantes puestas en escena. Más clásico y reposado el madrileño que el sevillano, que se mostró tenaz, por momentos tan poderoso como acelerado ante el tercero, un Ilustrado de justa presencia y kilos.

El de Espartinas se fue a portagayola colocándose sobre la tapa de riego de Sancena y recetó media docena de delantales que animaron el cotarro. Media trasera, el toro tardó en doblar, enfriando los méritos como de vuelta. Borja, más tranquilo y más eficaz, se acopló ante el bravo sexto, un Capitán que, aunque cambiaba de modo de embestir, tuvo el mayor porte e interés. La cogida era probable por el modo de tirarse hacia el morrillo para asegurar el premio. Así ocurrió: estocada, cornada fuerte y dos orejas. Bravo el toro y el torero.

Fernando Adrián estuvo por encima del flojo y sosaina Papelón, el 2º. Ante el encastado 5º, Chistoso, se ganó una justa oreja.

Los toros

  • Ganadería. Seis toros de La Palmosilla, hondos, muy armados, aunque desiguales en hechuras y peso. Destacaron el 1º, 5º y 6º. Flojo y sin humillar el 2º. Con falta de buen ritmo 3º, y el 4º movilidad, casta y algo protestón.

Los toreros

  • Diego Urdiales. De verde y oro. En el 1º, silencio tras aviso. En el 4º, silencio.
  • Fernando Adrián. De blanco y plata. En el 2º, silencio. En el 5º, oreja.
  • Borja Jiménez. De nazareno y oro. En el 3º, silencio tras aviso. Y en el 6º, dos orejas.

Las gradas

  • Presidencia. Joseba Asirón, alcalde de Pamplona, asesorado por Juan Ignacio Ganuza y Nuria Crespo. Pocos pañuelos en la oreja del quinto y generosa la segunda del sexto.
  • Ambiente. Llenazo y calor. División de opiniones al acceder el alcalde al palco.