Aunque el acontecimiento se pierda un poco en el abigarrado programa de las fiestas sanfermineras, la Coral de Cámara de Pamplona se empeña en continuar una tradición de décadas y un público incondicional disfruta del contrapunto, no menos festivo pero más tranquilo, de un concierto que este año quería rendir homenaje a compositores que cuadran su nacimiento o su muerte con 2024.

Concretamente Bruckner (200 de su nacimiento), y Remacha y Fauré (40 y 100 años, respectivamente, de su muerte). Está bien esto de organizar el programa con cierta temática. En esto, el titular de la coral, David Gálvez, ha hecho un planteamiento, a priori, muy interesante, al incluir algunas novedades tanto en Bruckner como en Remacha, y ofrecernos una muestra del peraltés Teodoro Echegoyen, totalmente desconocido. El resultado, quizás, no colmó todas las expectativas que ofrecía el papel, pero siempre se agradecen esos episodios emotivos que ofrece la Coral –(Haurtxo seaskan y el Agur de los adioses)-, así como el descubrimiento de nuevos repertorios. 

La sonoridad de la Coral ha ganado en la cuerda grave, con lo cual, queda, en general, más armado el resultado del conjunto. En cuanto al programa, el Bruckner que se nos ofreció fue el más, digamos, litúrgicamente asambleario; o sea el que puede cantar toda la asamblea: un gregoriano medido y enriquecido por el acompañamiento de un teclado que, aquí, fue un piano de sonido un tanto extraño para la iglesia. Creo que un órgano positivo hubiera empastado mejor con las voces. Por otra parte, la gran obra bruckneriana programada, y esperada con verdadera devoción, el Ave María, no se cantó. Y el coral In jener letzten der Nachte fue confiado al barítono José Antonio Hoyos, que lo fraseó con buen gusto, sobre todo en el tramo más piano. De todos modos, es bueno escuchar este Bruckner tan austero y que tanto define al religioso compositor. 

Remacha

Las canciones castellanas y vascas de Remacha son un clásico de la Coral, a destacar la nana, muy bien cantada por Marta Huarte; y el solo de Mariasun Montoya, en las vascas. No obstante, a mi juicio, lo más cuajado del concierto, por dominio de las obras, tempo indicado y atmósfera creada, fueron las Canciones Galaico-Portuguesas de Remacha: siempre con su fondo melancólico, con su textura un tanto anieblada, pero buscando la luz; el final, replegándose a la amistad, fue muy hermoso.

Por la muestra que se nos ofreció, el Sanctus y Benedictus, de la Misa de Teodoro Echegoyen, es una misa grande y solemne (estamos a la espera de que se comercialice su grabación con la Coral y la Sinfónica de Navarra). El Benedictus, que contó con un cuarteto equilibrado, que resolvió muy bien el entramado de las voces, con claridad individual y robustez romántica, está en la tradición de belleza que suele tener esta parte de la liturgia. Por cierto, hay que constatar que Gálvez Pintado, al teclado, resolvió con solvencia todo el acompañamiento de la matinée. 

El homenaje a Fauré fue con su obra más conocida: Cantique de Jean Racine. Aquí se apreció, en el magnífico final en piano el poderío de los bajos. 

Y para finalizar el programa el Haurtxo seaskan: una melodía tan lograda que por más que se escucha nunca cansa. Y más en la versión, dentro de la tradición de la voz ya hecha, de Montoya. Se llenó la iglesia de San Miguel. Con al Agur de despedida, hasta el año que viene.

LA FICHA

'Homenajes’

Coral de Cámara de Pamplona. Marta Huarte y Mariasun Montoya, sopranos. Ana Olasso, mezzosoprano. David Echeverría, tenor. José Antonio Hoyos, barítono. David Gálvez Pintado, acompañamiento y dirección. Obras de Bruckner, Remacha, Teodoro Echegoyen (1875-1905), Fauré y Olaizola. 78 concierto de San Fermín. Iglesia de San Miguel de Pamplona. 8 de julio de 2024. Lleno. Entrada libre.