pamplona. Resultaba evidente que la defensa de José Diego Yllanes Vizcay, acusado del asesinato de la joven Nagore Laffage en los Sanfermines de 2008, iba a buscar un golpe de efecto en sus conclusiones, así que dio la vuelta al calcetín a la exposición de los hechos mostrada hasta ahora en el juicio. Los argumentos de la defensa trataron de defender que el crimen fue un homicidio, no un asesinato, que se produjo sin alevosía y bajo la afectación del alcohol y en un acto que considera pasional, que le volvió loco al acusado.
El letrado Eduardo Ruiz de Erenchun entiende en este sentido que "la muerte no fue premeditada", sino un "encuentro casual, ya que él no tenía la intención de ligar esa noche", y que "la ofuscación" de Yllanes pudo deberse a que Nagore pensó que "iba a violarla y amenazó con denunciarle. Entonces, am-bos pierden el control con el alcohol como catalizador. Él percibe esas amenazas como injustas, porque no quería violarla, y el miedo es tan intenso que le hace perder la razón".
Según añadió, "José Diego se volvió loco, pero no loco de enfermedad, sino al ver que estaba siendo injustamente acusado de algo que no tenía la más mínima intención de hacer. ¿Qué gana José Diego matando a Nagore? Nada, lo pierde todo", dijo, para exponer que lo "llevará en su conciencia toda la vida". Así justificó el abogado la atenuante solicitada por arrebato.
Si bien es verdad que el letrado de la defensa no ahorró en calificativos para describir el crimen de Nagore, -"fue un homicidio horroroso, ruin, miserable, innecesario e indefendible", dijo-, su cuestionamiento de los hechos resultó intenso y sorprendente en ciertos aspectos. Así, Ruiz de Erenchun señaló que "me cuesta creer que, tras decirle algo al oído y cogerle de la mano, ambos se vayan a acostar a los cinco minutos" y entonces teorizó sobre que el encuentro en el piso entre Nagore y José Diego resultó mucho más corto que lo que mantienen las acusaciones.
¿menos tiempo en el piso? "La cámara de Sancho Ramírez les graba a las 7.06 horas, pero no se tiene en cuenta que las cámaras de seguridad no hacen el cambio horario de invierno a verano. Por lo tanto, son las 8.06 horas. Eso cuadra con lo que dicen las compañeras de piso de Nagore que dijeron que se cruzaron con él a una hora próxima al encierro". Y, luego, trató de demostrar que la estancia en el piso del acusado fue más breve de lo expuesto hasta ahora. "Nagore puede quedar aturdida unos segundos, pero no durante dos horas. Los forenses dijeron que no quedó inconsciente". El abogado dijo que su defendido pudo estar en su domicilio con la joven de Irun "unos 20 o 30 minutos" porque "no hay ninguna prueba de que se fueran directamente al piso. Tal vez pasearon por Yamaguchi", planteó.
la llamada al 112 Entre las manifestaciones que más asombraron al público de las realizadas por el letrado pamplonés se encuentra su tesis sobre la llamada registrada en el 112 a las 10.04 horas y en la que parece que habla una mujer (Nagore), en una situación de angustia y casi sin habla. "La voz de la llamada es ininteligible, sumamente tenue. Asun Casasola dice reconocer la voz de su hija en ella, pero Asun es la testigo menos imparcial de todo el juicio. Si hubiera sido Nagore la que llama, ¿no sería más lógico que dijera auxilio, socorro o ayuda?". La defensa sostiene que "Yllanes recibe una llamada de su madre (a las 10.03), angustiado tras quitar la vida a una joven y no se atreve a decirle nada. En un acto inconsciente pudo llamar al 112 y decir que la acabo de matar, está muerta".
"No hay alevosía" En cuanto a la alevosía solicitada por las acusaciones, Ruiz de Erenchun defendió que "no hay alevosía. No queda demostrado que existiera un tiempo entre los golpes y el estrangulamiento y para esta agravante no basta con que la víctima estuviera indefensa, sino que se trataría de buscar también los medios para conseguir ese propósito". Asimismo, negó que el acusado fuera experto en artes marciales -"sólo acudía una hora a la semana a aikido desde hace dos años"-, afirmó que a Nagore se le pudo agredir estando vestida y que las marcas que Yllanes presentaba en sus hombros no eran de "trasladar el cuerpo, sino de que ella se defendió".
profanación y reparación Respecto a la profanación del cadáver, el letrado de la defensa dijo que "cortar un dedo no es profanar". "Lo que hace después del crimen es una chapuza, un plan absurdo. Hay mil formas de ocultar el cuerpo pero lo deja al lado de un camino. No lo entierra. Es un comportamiento de alguien que se ha vuelto loco". Sobre la reparación del daño (126.000 euros a favor de la familia de Nagore), por la que el fiscal ha reducido su petición de prisión en 2,5 años, explicó que está recogida en el Código Penal. "No hay dinero en el mundo que pueda compensar la muerte de Nagore", dijo, pero señaló que en el actual sistema "hay que poner precio a la vida".
confesión y alcohol Asimismo, manifestó que "la confesión es tardía, pero relevante, porque no hay ni una evidencia científica de José Diego en el cuerpo de Nagore" y que el acusado no se escapa "cuando ve a su familia en Sorogain", teniendo "Francia muy cerca". Por último, el abogado pidió la atenuante analógica por alcohol, "una embriaguez básica. Varios testigos han dicho que estaba influenciado. Claro, no se caía al suelo, pero bebía más que Nagore y ésta dio 1,12 gramos en sangre".