pamplona. La crisis económica va a cambiar una arquitectura lastrada, como el resto de la sociedad, por una debacle en valores. "Ya no vamos a asistir al arquitecto que hace la gran obra", auguró el arquitecto Patxi Mangado tras abogar por recuperar un proceso de "socialización" y reivindicar una arquitectura "útil y de servicio" al ciudadano, que incida en la producción y en la economía, que piense en los "interiores" de las viviendas, no en las fachadas, que "haga que la gente viva de manera más confortable", y que innove en materiales y soluciones. Mangado anunció ayer las claves del congreso sobre arquitectura y sociedad que tendrá lugar en el Baluarte de Pamplona entre los días 9 y 11 de junio.
La Fundación Arquitectura y Sociedad, a través de su Congreso Internacional Arquitectura: más por menos, reunirá por primera vez en el Estado a cuatro arquitectos galardonados con el Premio Prizker, el más prestigioso reconocimiento profesional y considerado tradicionalmente como el Nobel de la arquitectura. Se trata de Renzo Piano (Italia, premiado en 1998), Glenn Murcutt (Australia, en 2002), Paulo Mendes da Rocha (Brasil, en 2006) y Jacques Herzog (Suiza, en 2001), aunque el encuentro será multidisciplinar porque su objetivo es investigar las claves de una arquitectura "más justa y eficiente, capaz de enfrentarse a los periodos de crisis y de optimizar los recursos para lograr más calidad con menos coste". El foro internacional está concebido como un encuentro entre arquitectos, industriales, empresarios, políticos y personas del mundo de la cultura. Así, contará con representantes del mundo de la economía, el pensamiento, la política, la filosofía o la sociología, con el fin de fomentar el diálogo entre diferentes sectores.
Participarán los patronos de la Fundación y ex ministros Carlos Solchaga e Isabel Tocino, o el ex secretario general de CCOO, José María Fidalgo; en calidad de moderadores; así como los filósofos Fernando Savater, Peter Sloterdijk y Slavoj Zizek, o el ex presidente de México (1994-2000) Ernesto Zedillo, entre otros.
Dirigido por José María Fidalgo y Luis Fernández-Galiano, el congreso quiere situarse en la "vanguardia" del análisis arquitectónico, aportaciones soluciones reales a problemas reales desde una óptica "innovadora en temas como materiales, eficacia y sostenibilidad, pero sin olvidar el elemento simbólico, dinamizador y estético de la mejor arquitectura, ni su vocación intrínseca de servicio social".
Asimismo, el acto contó con la presencia del consejero de Cultura y Turismo del Gobierno de Navarra, Juan Ramón Corpas, y del presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra, José Manuel Ayesa, quienes mostraron su apoyo a la celebración del foro en el que espera la participación de más de 450 personas. Ante la crisis hay que potenciar la presencia de las empresas para favorecer una arquitectura "menos costosa y de más calidad", defendió.
Los nuevos retos de la Fundación Arquitectura y Sociedad, presidida por Carlos Solchaga e impulsada por el arquitecto navarro Patxi Mangado desde hace año y medio, se abordarán a través de diferentes temas: "La promesa de la arquitectura; Arquitectura y cobijo. Materiales, construcción, costes; Arquitectura y eficacia. Los nuevos programas y la sostenibilidad; Arquitectura y placer. De la estética del icono a la belleza común; Conclusión: la fuerza de la arquitectura". Según Fidalgo, Navarra es el mejor escenario para organizar un congreso de este tipo, con una gran escuela de arquitectura, una cantera internacional de arquitectos de la talla de Sáenz de Oiza, Moneo y Mangado. Dijo además que Navarra es una de las comunidades que ha quedado "bien parada de la crisis, no por lotería o suerte sino porque es una sociedad decente y honesta, por sus trabajadores, su tejido empresarial y bien gobernada". Añadió que este congreso "es también una aportación a la salida de la crisis, no sólo anímica, sino material". El encuentro quiere ser "un reconocimiento a que la arquitectura y la construcción no son las responsables de las crisis". "Aunque todo el mundo hable mal del ladrillo, el ladrillo ha sido economía, y por eso queremos mostrar la cara positiva de esto que ahora parece denostado como una antigualla", valoró.
la arquitectura del gran grito Por su parte, para Patxi Mangado, el congreso es una oportunidad de recuperar la función de "servicio a la sociedad" que tiene la arquitectura, lejos de la arquitectura autocomplaciente del "gran grito o del gran desastre", e impulsar líneas de investigación con empresas que trabajen con nuevos materiales. En definitiva, vincular la arquitectura al ámbito productivo. "Trabajar con los medios más escasos, sin gastar demasiado, desarrollar una arquitectura más justa, eficiente, menos costosa y de más calidad", remarcó.
Es bueno que la arquitectura haga "autocrítica" y se deje escuchar por otras disciplinas y aspire a mantener un compromiso ético con el medio natural, lo social, cultural y humano, añadió. A su juicio, es importante la dimensión ética y educativa de la arquitectura. "Nos hemos dedicado a enseñar a los jóvenes arquitectos a ser grandes artistas, y es un disparate; hay que cambiar los modelos educativos. Hay que investigar más. Países como Holanda o Alemania se han adelantado en estos procesos y hay constructoras que producen forjados por ejemplo", agregó. Cree además que cambiar el modelo "burocrático" de la vivienda y adaptarse a los cambios que ha habido en la familia y en la sociedad de manera más "ágil y eficaz". "Los arquitectos o nos hacemos realmente útiles y necesarios, damos un servicio desde la inteligencia y la búsqueda de la belleza, o no tenemos nada que hacer; aunque no sea más que por supervivencia, la arquitectura tiene que cambiar", afirmó.