lekunberri. Nacido en Donostia pero residente en Lekunberri, Egoitz Garro es profesor y consultor macrobiótico. Para él, la macrobiótica es una técnica de evolución personal en la que la alimentación es sólo una parte.

¿Qué es la macrobiótica?

La macrobiótica es un modo de entender la vida, es un estilo de vida.

Pero sobre todo se conoce como una dieta.

Es mucho más que una dieta. Etimológicamente significa larga vida o gran vida. Pero no se trata de vivir mucho. La macrobiótica lo que quiere es que cada uno desarrolle la libertad necesaria para poder desarrollar todo su potencial humano. Que seamos libres, que seamos felices. Ésa es la finalidad. Cada uno tiene su camino, sus ilusiones, sus esperanzas, sus sueños. Y tiene que trabajar por ellos, eso sí, teniendo en cuenta unas reglas básicas: respetar a los demás y a nuestro entorno. Para ello se toma como referencia o base la alimentación y unas pautas de estilo de vida. Mediante la dieta puedes conseguir más contacto con la naturaleza, una mejor salud, otro sistema y estilo de vida. Si tú estás mejor, estás mejor con los demás.

¿Qué tipo de alimentos se consumen?

La base de la dieta macrobiótica son los cereales integrales, legumbres, verduras, pescado, frutas, frutos y semillas así como algas, siempre de la estación y lo más cercanos a nuestro entorno. Además, los alimentos deben de ser preferiblemente ecológicos y biológicos.

¿Se puede comer de todo?

Sí, se puede comer de todo, pero hay varios aspectos a tener en cuenta a la hora de alimentarnos, como son el estilo de vida, edad, lugar en el que vivimos y nuestros sueños entre otros. Pero, claro que se puede comer todo. Como decía Lima Oshawa, el único alimento prohibido es el que tu mismo cuerpo te prohíbe.

Algunos definen la alimentación macrobiótica como una manera de comer basada en el principio del equilibrio del yin y el yang.

El yin y el yang son la base teórica de la medicina tradicional china y otras terapias orientales. Diríamos que son las dos energías principales que pertenecen al uno infinito. Son dos energías que continuamente se transmutan una en otra, complementándose constantemente. Es una teoría unificadora, no dualista como la cristiana: el cielo y la tierra, la vida y la muerte.

¿Qué alimentos son yin y cuáles son yang?

A nivel general diríamos que los alimentos vegetales son yin y los alimentos animales yang. Pero es una división muy simple. Luego habría que dividir por grupos y especificar mucho más. Por ejemplo dentro de las verduras la zanahoria es más yang que el brócoli.

¿La energía de estos alimentos se puede transformar en su preparación?

Se puede hacer que un alimento mas yin como la fruta no produzcan tanto frío pero nunca vamos a modificar su energía primaria. Siempre va a ser más yin. Estos alimentos a parte de enfriar el cuerpo, nutren más la parte derecha del cuerpo y la parte media alta. Dan flexibilidad, frescor. Una fruta que tiene esas cualidades en invierno la coceríamos para no hacerla fría pero seguirá teniendo una energía ligeramente expansiva y ascendente. Lo yang es más descendente y contractivo. Por eso genera calor y movimiento, actividad y dinamismo; como la sal, la carne roja o los huevos.

Algunos dicen que la alimentación macrobiótica es aburrida.

No es aburrida. La gente es la que hace la macrobiótica aburrida o divertida. Es la alimentación más variada y completa que existe, lo dicen muchos expertos en nutrición que la conocen bien.

Otros señalan que esta alimentación puede generar déficit de hierro, de vitamina B12…

Según dicen todos los estamentos, como la OMS y otros más, es una de las dietas más saludables que hay. Es absolutamente incierto que haya déficits. Practico la macrobiótica hace siete años. Desde entonces no como carne, ni lácteos, pescado de vez en cuando y no tengo ningún tipo de problemas, ni deficiencias a nivel de nutrientes. Cuando hay un problema de nutrientes hay que analizar más de una cosa y no sólo pensar en que hay déficit de algo.

¿Qué consejos daría a un profano que quiere acercarse a la macrobiótica?

Es importante, por lo menos en un principio, hacerlo con personas que estén bien preparadas, que hayan estudiado y se hayan formado, pero sobre todo, que vivan macrobióticamente, si no, es imposible transmitirlo. Recomiendo que hagan un curso de cocina, con alguien bueno. Por otro lado, es muy diferente cuando alguien se acerca a la macrobiótica por una enfermedad o por un cambio de estilo de vida. Tanto en un caso como en otro, los cambios a nivel emocional, personal, físico y psíquico son enormes. Pero es muy diferente la alimentación que debe llevar una persona que se tiene que recuperar de una enfermedad grave de otra que no. Son totalmente diferentes. La mayor parte que empieza es por una enfermedad grave.

¿Cómo llegó a la macrobiótica?

Remaba, y con 25 años tuve una lesión importante. Empecé a cambiar la alimentación, empecé con naturópatas, masajistas. Pero no mejoraba. Por casualidad, mi hermana me animó a ir a un curso de macrobiótica. En un principio me gustó más su filosofía que su cocina. Sus valores, su simplicidad y comencé a estudiar de forma autodidacta. En un afán de saber más, empecé a ir a Madrid, Lisboa. También estudié masaje, reflexología, chikung, acupuntura.

¿Y que encontró?

Para mí fue muy importante ver que muchas personas podían mejorar su vida y que podía ser una herramienta para cambiar este sistema que nos está llevando a la infelicidad y el sufrimiento. Ése fue el detonante que me llevó a invertir, a estudiar y trabajar en ello. Creo totalmente que la macrobiótica es un camino que nos puede ayudar a mejorar en todos los aspectos pero, debe abrirse a otros y completarse por el bien de la humanidad. Tenemos que trabajar más nuestro lado espiritual, emocional y humano. Ya que los déficit actuales en estos aspectos nos están llevando al fracaso como humanidad.

Hay personas por ahí que aunque no trabajen con la macrobiótica, saben mucho y nos pueden ayudar mucho y sería bueno unirnos. Nadie es imprescindible pero todos somos necesarios. Así siento yo la macrobiótica. Si otros hacen un dogma de ella, no es culpa de la macrobiótica, es cómo la religión.

¿La macrobiótica está extendida en Navarra?

En Euskal Herria hay un movimiento muy fuerte porque no es sólo un modo de alimentación sino una filosofía de vida que nos da mucho contacto con nuestras raíces, nuestra tierra. Nos ayuda estar más fuertes y saludables. Y la gente se identifica mucho. Está en auge. En Navarra estamos trabajando con la macrobiótica fundamentalmente Tina Asensio y yo. Para el año que viene queremos abrir una escuela macrobiótica en Pamplona y que nos acepten dentro de la Escuela Internacional de Macrobiótica. Estamos buscando un local. Será una escuela en la que la gente puede acudir para aprender y aplicarlo a su vida. También para ser profesor y después dar cursos. Si todo va bien, se seguiría el curso para que puedan formarse como consultores macrobióticos o convalidarlo con otras escuelas del Estado o de otros países. Por otro lado, en verano vamos a hacer un campamento en Uitzi en el trabajaremos la macrobiótica, el chikung, paseos en el monte y charlas entre otras actividades.